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La música de fondo les trajo a sus cabales.

El arrebato había desaparecido, el beso siguió con conciencia y deseo al fin cumplido.

Jennifer dio un paso atrás, dándose cuenta de la verdad de lo que había hecho.

Josh supo que esto no terminaría aquí, por mucho que ambos se esforzarán en no repetirlo.

—Te amo... Tenías que saberlo—susurro él con sinceridad y decidió irse de inmediato después de decir la verdad.

—Estoy casada— dijo ella antes que él se fuera.

—Lo sé, estoy en tu boda. Ahora te has convertido aún más lejana. Eres un sueño— volvió a repetir él muy bajo.

—Solo porque tú así dejaste que fuera—Jennifer sentía estar en un tornado de emociones.

Josh regreso y se paró frente a ella. Debía decírselo, sentía que se ahogaría si no decía algo de lo mucho que estaba sintiendo.

Y soltó lo que venía guardando desde esa noche de un mes atrás, cuando la vio.

—El día que te vi, supe que eras distinta, no entendí qué pasaba. Mi corazón solo decía: esta es la chica de tu vida. Algo ocasionaste y no logré entenderlo, busque la manera de volver a verte, quería justificar lo que había pasado. Entender qué era lo distinto en ti, porque mi corazón se aceleraba y mi mente se nublaba. Y llegaste con esa sonrisa y volviste a mirarme, después de eso no he dejado de buscarte cada momento que he tenido oportunidad. Creí que verte caminar a ese altar seria fácil, que así terminaría este extraño embrollo que llevo dentro; pero se sintió como muerte lenta, verte a su lado y no del mío es... Agónico.

—¿Por qué no lo dijiste?

—Por estúpido.

—¿Y Claudia?

—¿Importa?— contesto él con una pregunta, quería saber si Jenn podría cruzar la línea.

Josh moría de ganas de besarla nuevamente, quería quitar esa cara de sufrimiento de su rostro, quería verla sonreír como le gustaba.

Ella no decía nada, él era estúpido, es obvio que ella no sentía lo mismo, ni lo había sentido, por un momento creyó que tal vez ella...

—Bésame— lo tomo de los hombros y miro dentro de sus ojos para que supiera que era verdad lo que había pedido.

Josh dudo por un segundo, pero solo con verla supo que no podría decir jamás que no.

La beso.

Ella, vestida de novia; él, vestido como un invitado más.

La abrazo fuerte, sin separar los labios de los de ella, como había soñado hacerlo incontables veces.

La beso e invadió su boca, por primera vez sintió su lengua junto a la de ella. Se deleito en su suavidad, en la perfección de sus labios.

—¿Señora Efron?— La palabra le sonó tan dolorosa a ambos, que el momento incorrecto se terminó.

La buscaban. Pero era obvio, esta era su boda y ella no estaba.

Josh quiso detenerla, rogarle que se quedara, que escapara con él; pero sabia que no lo haría.

Ella no ocasionaría ese escándalo a Efron.

Jenn lo soltó sin recordar cuándo fue que sus manos subieron a su pelo.

Josh presenció como la realidad ocultaba en los ojos de ella, lo que le habían revelado abiertamente hace un momento.

Jenn se apartó a desgana y tomó el camino de regreso. El chico que la había llamado por ese petulante nombre, veía a ambos sin dar crédito a lo que acababa de presenciar.

No le escandalizaba las infidelidades, pero maldita sea, no creía que fuese posible que sucedieran el día de la boda, y menos, que fuese la novia la responsable. No podía aguardar a decírselo a las compañeras. ¡Estos eran actores!, ¡gente de reconocimiento!, al menos el novio lo era, y no podía imaginar lo que podría cobrar por vender esta información.

Vio con disimulo al tipo que hacía un instante besaba a la novia, para buscarlo en las mesas y revelar su identidad; quizá su suerte fuera mejor y el tipo resultaba también actor.

Pero Josh había dado la espalda, no podía soportar verla regresar para estar junto a su ahora esposo.

Se mezo el pelo y maldijo entre dientes. <Detenla> le gritaba el corazón. <Llévatela> le decía el cerebro.

Giro dispuesto a hacer ambas cosas y antes de que Jenn llegará a la entrada se detuvo. Vio sobre su hombro y lo vio parado donde lo había dejado.

Josh repasó sus deseos contra lo que era correcto, movió afirmativamente la cabeza para darle ánimos de hacer lo que debía.

Lo correcto era eso, tenía que hacer frente a la decisión que había tomado.

Ella había decidido casarse ignorando lo que bien sabia, por miedosa y no hacerse escuchar; ahora era esposa de Zac, y si amaba a otro, eso no era culpa de nadie más que de ella.

El desliz se había terminado en el jardín que tanto le gustaba. El jardín donde debió haber sido su boda, con el chico, que ella aceptaba ahora, la tenía enamorada.

Josh no regreso. Sus fuerzas no llegaban a tal punto de tortura. Su garganta suplicó consuelo y su corazón grito confirmándolo.

La boda paso rápido, entre los besos y abrazos que Zac repartía en ella cada momento, Jenn se sumió en el miedo.

Zac no dejaba de decirle al oído lo mucho que quería quitarle el vestido y hacerla suya hasta que le quedase su nombre grabado, así ella no olvidaría que el único que la disfrutaría en esos placeres, sería él.

Ella no sabía si Zac hablaba solo con el característico tono de dominio sobre ella o es que algo de lo que paso en los jardines había llegado a sus oídos.

Quiso retrasar la marcha, quiso que por una vez Zac tomará y no cumpliera su papel de nuevo marido, pero Efron no tenía intención alguna de beber, solo tomo la copa del brindis y nada más.

Estaba locamente henchido en felicidad, se había casado con la mujer más hermosa que alguna vez soño, con la mujer que lo traía loco, que lo tenía enamorado como un adolescente.

No noto nada extraño en la boda, no supo lo que sucedió en los jardines, sus intenciones, cuando le decía a Jennifer lo mucho que quería hacerle el amor, no era otra que el hacerle saber lo mucho que la deseaba y las ganas de no dejarla salir por semanas de esa habitación, donde solo copularian sin descanso.

Josh subió a su auto y condujo decidido a no buscarla, a dejarla y respetarla. Pero era tan difícil solo pensarlo, que necesitaba ayuda para tal hazaña.

Los caminos estaban trazados.

En ese matrimonio de jóvenes apuestos, lleno de dinero fama y fortuna, 3 corazones estaban a punto de enfrentarse a pruebas y decisiones que parecen fáciles; pero eso es solo porque nosotros no somos los enamorados.

EL OTRO ( Joshifer)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora