won't say goodbye. » hs. AU

3. Caliente.

Capítulo 3.

Annette.

Me sorprendí rápidamente en el momento en que entré a la habitación al no encontrar a Alice tumbada en su cama, tecleando ruidosamente su teléfono, como solía estarlo siempre. Sin embargo no le presté atención a la ausencia de mi amiga; la realidad es que me sentía exhausta. Dejé caer mi bolso en el suelo y comencé a retirar mi chaqueta de cuero negra mientras empujaba con una mano libre la puerta del baño. Lo siguiente que hice fue estirar desganadamente mi remera por mis brazos, que se sentía un tanto húmeda al contacto. Agradecí al cielo haber mantenido mi abrigo cerrado, dado que de otro modo se podría haber traslucido mi sostén negro ante los ojos verdes del extraño de esa tarde, Harry. Tuve que sentarme sobre el borde de la bañera para dejar mis botas a un lado y luchar con mi jean totalmente mojado, que no parecía tener claramente intención alguna de despegarse de mi piel. Llené la tina una vez finalizado el forcejeo con la prenda y me deshice de mi ropa interior. Más tarde me adentré en el espacio burbujeante para tomar el tan esperado baño y dejé que el agua caliente me llegara hasta los hombros para así cerrar los ojos y relajarme por completo. Necesitaba sentirme cálida, tan cálida como lo había hecho el joven del paragüas cuando se aproximó hasta a mi en un intento de cubrirme de la lluvia.

Al día siguiente.

No dudé ni un segundo en arrojar mi paragüas amarillo dentro de mi bolso junto con una bufanda color vino oscuro antes de salir de mi cuarto. No dejaría que otra lluvia me tomara por estúpida después de lo de ayer. Había amanecido con una terrible tos. Sí, mis defensas son pésimas. Con algo de suerte encontré, esta mañana, un analgésico en el fondo del cajón de mi escritorio y lo tomé; esperaba que funcionara para detener el carraspeo. Me estaba dirigiendo a la cafetería cuando recibí un mensaje de Alice diciendo que tenía un café, un zumo de naranja y dos medialunas esperándome en la mesa de siempre junto a ella. Le mandé una selfie en respuesta, guiñando el ojo y dejando ver un poco mi lengua afuera, mientras un gorro de lana blanco caía sin permiso alguno hacia un costado de mi cabeza, dejando ver una imagen divertida de mi persona. Alice me había llamado la noche anterior explicando que Jake, su novio, la había pasado a buscar a la clase de francés, tomándola desprevenida, y que luego se dirigieron a la casa de él para disfrutar juntos de la compañía del otro por una noche. Si saben a lo que me refiero. Si bien no me había molestado en lo absoluto, le recordé que no faltara a las clases de este día, ya que la fecha de los exámenes estaban cerca y me aseguró de que no lo haría. Al parecer cumplió con lo acordado.

-¡Por fin! -exclamó la castaña al divisar mi cuerpo dejándose caer sobre la silla de en frente suyo.

-No es mi culpa no disponer de un novio con auto, o un novio, o mejor dicho, un auto. -me corregí apresuradamente. Ella carcajeó sin pudor y por mi parte, coloqué los ojos en blanco.

-Lo sé, caminar por el campus para llegar hasta aquí es tedioso. -dijo, asintiendo seguidas veces. Comencé a comer sin preocupación alguna, debido a que la caminata me había despertado las ganas de desayunar.

-Pues imagina hacerlo en el campus desde las aulas hasta nuestro sector bajo la lluvia. -le recriminé con una de mis finas cejas levantada.

-Lo lamento, lo lamento, lo lamen- comenzó a reiterar mientras tomaba mi mano y dibujaba unos ojos tristes en su rostro, pidiendo piedad.

-Sólo bromeo y lo sabes. -contesté dejando escapar una leve risa de mi boca. -De todos modos, tuve buena compañía ayer debajo de la tormenta. -solté como si nada, llamando su atención.

-¡¿Qué?! ¿A qué te refieres? -un ceño profundo apareció en su mirada, el cual desapareció en un segundo al hacer una mueca de comprensión con sus ojos exageradamente abiertos. -¿Fue Brad a buscarte? Sabía que volve- la corté al instante sin poder creer lo que Alice decía.