Capítulo 1 "¿Quién eres?"

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Mi nombre es Melissa, me han hecho entrar en una habitación muy grande, las paredes son pálidas, se puede observar que una de las paredes esta algo desquebrajada, el techo es plano, no tiene lamparas ni nada, la habitación es realmente simple, solo hay una...

Tengo 23 años, mi pelo es muy extenso y de color negro. Mis ojos son pequeños y marrones, mis pómulos son rechonchos y tiernos, recuerdo cuando mis amigos me estiraban los mofletes, no me gustaba en absoluto pero siempre acababa cediendo. Nunca me disgusto mi altura, la gente me solía decir que soy simpática, amable, educada... pero que si me enfadaba, no había dios que me tranquilizase, no se hasta que punto es esto bueno pero me gusta ser así, pienso que cada uno tiene su forma de ser y esta es la mía.

Tengo miedo, esto es nuevo para mí, recuerdo cuando tenia 8 años, mis padres tuvieron que viajar a Colombia, mi país nativo, aunque ahora mismo vivo en España , durante el trayecto en avión, al piloto le dio un infarto, el copiloto se asusto tanto que le entro un ataque de ansiedad, no quedaba más nadie en el avión que supiese manejarlo. El gobierno de España dio a todos los pasajeros por muertos aunque no recuperaron ningún cuerpo. Cada vez que me imagino el sufrimiento de esos minutos que sufrieron mis padres... ¡Qué se les tuvieron que pasar por la cabeza! Me da escalofríos.

La cosa no fue solamente eso, tras lo ocurrido me llevaron a un orfanato, y allí me ocurría cosas extremadamente extrañas. La primera de ellas me ocurrió el primer día, estaba en mi cuarto cuando las cortinas empezaban a moverse bruscamente, tiempo seguido la cortina se empezó a bajar lentamente, parecía como si yo misma estuviera bajándola telepáticamente, se fue la luz y se escuchaban ruidos, mas bien voces y no voces extrañas, era la voz de mi madre, como si estuviera riñendo a mi padre. Ese suceso no me paso solamente una vez, lo que si me parecía extraño es que siempre era el mismo día, aunque fuese en meses distintos, sucedía siempre el veintiuno de cada mes. Pasaban los años, y no dejaba de suceder, no quería decirlo porque pensarían que estaba loca y podrían llevarme manicomio.

Parece increíble que aunque siempre sucediera lo mismo, yo estaba aterrada siempre, tal vez de chica me portase mal y mis padres querían venganza, o quizás temían que cayesen en el olvido, pero nunca llegué a verles.

Otra de ellas fueron los sueños, soñaba todos los días que tenia siete años y estaba con mis padres en el salón mientras leía un libro.

Cuando cumplí los dieciocho años, por fin pude salir del orfanato, desde entonces mi vida cambió. Dejaron de suceder esas paranoias, encontré a mi alma gemela, mi actual marido, nos compramos un chalet y ahora estamos cuestionándonos si tener o no a un hijo. Tiene dos años más que yo y se llama Seamus, es alto, delgado y rubio, sus ojos son claros pero penetrantes, su nariz es pequeña,larga y fina, sus labios son finos, voluptuosos y rosados. A simple vista parece la persona perfecta, aunque su carácter no es del todo deseable. Normalmente es muy tranquilo aunque tiene algunos cambios drásticos de genio, no es algo que le suela pasar normalmente, creemos que le sucede cuando tiene estrés o si algo le molesta, pero como le suceda ya no hay dios que mantenga cualquier contacto, aunque sea mínimo con él. Llevamos juntos desde prácticamente un mes después de mi salida del orfanato, fue un amor a primera vista, la gente piensa que eso no existe pero yo lo confirmo. Él se saco la carrera de biología y actualmente esta trabajando como profesor en un instituto. Yo por otra parte soy ama de casa, no puedo quejarme la verdad, vivimos estupendamente.

Estos cinco años de mi vida han sido perfecto, pero hoy ha cambiado todo...

Estaba dormida cuando de repente sonó el despertador, estiro la mano lentamente hasta que lo pauso, decido relajarme unos minutos ya que era temprano, tan solo eran las diez de la mañana. A los diez minutos me despierto, y me quito mi precioso pijama, es mi preferido, me lo regalo Pablo por mi cumpleaños cuando cumplí los veintidós, es rosa con flores moradas, es de terciopelo, extremadamente suave. Me quedo en ropa interior y voy al cuarto de bajo, donde coloqué la ropa que me pondré hoy. Me visto y bajo a la primera planta, me preparo unas deliciosas tostadas crujientes con nocilla y un café desnatado bien calentito. Cuando termino de comer voy al cuarto de bajo de esa misma planta donde me cepillo los dientes y me hago una trenza que me llega hasta las caderas, por una parte pienso que debo de ir a pelarme, pero por la otra pienso que tengo el pelo muy bonito y que cuanto más largo mejor. Cojo mi bolso, reviso que no se me olvide ni las llaves, ni el móvil, y menos aun el tarjetero y me pongo unos zapatos planos para estar mas cómoda y decido ir al supermercado a comprar frutas, verduras y huevos.

Mientras que voy al supermercado me llaman al teléfono, algo bastante inusual, no tengo familia cercana, no mantengo contactos con mis amigos del colegio, no trabajo, tampoco podría ser nadie de mis vecinos... Pienso que podría ser algún error o simplemente un robot de esos de las compañías de teléfono. Cojo el móvil, miro quien me llama y pone Numero Privado. Decido no cogerlo. Llego al supermercado y compro las cosas que necesitaba, luego vuelvo a mi casa pero no pude dejar de pensar quien habrá sido la persona que me ha querido llamar, no es común que me llamen, solamente mi marido y poco más, pero si me han llamado será por algo pienso.

Llega mi marido a la hora de almorzar, sobre las tres de la tarde, hoy tiene reunión con el resto del profesorado así que no estará en casa, cuando llega me da un paquete. No era muy grande, pero como era la hora de comer decidí guardarlo ya que Pablo tiene prisa. Estaba haciendo unos macarrones con tomate y queso, no es muy original pero le encanta. Se lo come rápidamente y no me da tiempo a despedirme de él.

La curiosidad me mataba, necesitaba abrir el paquete, lo abro y dentro hay una foto y una caja pequeña.

- ¡No puede ser!-Grito mientras se me saltan las lagrimas-

Era una foto de mi padre, estaba completamente desnudo, colgaba de un árbol, se le podría apreciar varios agujeros en el pecho y otros cuantos en la cabeza. La foto me cortó la respiración, no podía ni tragar saliva, la pena me ahogaba.

- Esto significa que no murió en el accidente de avión... -Pienso-

Con todo el dolor del mundo, y temblándome las mano intento abrir la caja, en ella había un mensaje que decía:

"Intenté mantener contacto disimuladamente con usted esta mañana a través de vía telefónica, los resultados fueron negativos así que contactamos con su marido y le dimos el paquete, suponemos que tienes muchas preguntas, si quieres algunas respuestas presentase en la parte trasera del Castillo de Santiago a las seis de la tarde."

Ese castillo, donde vivo es muy especial, aparte de porque es el único que hay, también se le aprecia por lo antiguo que es y por sus vistas.

Eran las cuatro menos veinticinco de la tarde, necesito ir al sitio así que me doy una ducha, me visto y cojo el coche, cuando llego aun no era muy tarde eras las cinco y media, aun faltaba treinta minutos para la hora acordada.

Estaba esperando sentada en un banco situado justo atrás del castillo cuando unos hombres chaqueteados me levantan y me obligan a montarme en una furgoneta negra, me fijo en la matrícula y me doy cuenta que no es española, la matrícula es estadounidense. Tras hora y media montada en la furgoneta, entran en un parking donde por fin me bajo. Me monto en el ascensor con ellos y me suben a la octava planta, la mas alta.

Al salir del ascensor, hay un largo pasillo que lleva a una sala, la puerta es muy grande, tan grande como simple, me obligan a entrar, lo hago y era una habitación completamente vacía, solo hay una silla en la cual hay una mujer sentada, ella se levanta, se da la vuelta y...

- ¡No puede ser!-Exclamo.

La venganza de MelissaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora