CAPÍTULO XI

236 20 15
                                    

Capítulo 11:
"Verdades y confesiones de amor"
SEGUNDA PARTE

Dedicatoria:
Va para NaniMagarii, lo pediste, yo cumplo tu deseo.


Narra *Byron*

Franco y yo, nos dirigíamos ya a las respectivas habitaciones para descansar, Diego se había quedado en la playa con las chicas, mientras subíamos la pendiente hasta la casa de playa, iba bromeando, trataba de darle carreta al idiota de Franco, pero el como siempre impasible, no perdía el paso, su caminar era pausado, como contando los pasos, sus manos dentro de los bolsillos del pantalón, no se reía, no disfrutaba de las bromas que yo le hacía ¡que amargado!, solo llevaba esa expresión tan seria que lo caracterizaba. Daria lo que fuera por saber que llevaba en el pensamiento. ¿Qué era lo que había hecho que su sonrisa se borrara? Cuando lo conocí él sonreía, siempre ha sido serio, pero de vez en cuando él sonreía, más cuando Diego hacia sus payasadas o cuando mirábamos algo en la tv muy chistoso. Pero de un tiempo para acá todo cambió, el dejo de sonreír. Desde entonces he pensado que talvez, solo talvez alguien rompió su corazón, pero, nunca lo he visto acompañado de alguien.

Allí está otra vez esa horrible sensación (llevo mi mano al pecho y vacilo en dar el siguiente paso, casi me detengo en seco) ¿Qué era esta sensación? El solo hecho de pensar que alguien había llegado a ser muy importante para él, que esa persona habitó en su corazón o habitaba en este momento, hacía que el mío doliera.

A pesar que era él quien caminaba pausado, en este momento ya me había adelantado como tres pasos, empecé a caminar detrás de él en silencio. Antes de cruzar por la puerta, él se detuvo y volteo a verme con el ceño aún más fruncido... y me preguntó -¿Qué te pasa?- -¿Estas bien?- Yo simulé una sonrisa y comencé a caminar. Al estar a su lado le dije
-De pronto me acordé de algo, ¡nada importante!- y continué caminando, dejándolo de nuevo atrás.

Ya atravesábamos por el pasillo que dividía las habitaciones, pero hubo algo que me detuvo de romplón. Sentí como un inmenso calor se elevaba desde mi espalda, pasaba por mi nuca y se posicionaba directamente en mi rostro. Abrí los ojos desmesuradamente, me tapé la boca con ambas manos, una sobre la otra, giré y fijé mi vista en Franco y lo vi apretar los labios tratando de que su sonrisa no se hiciera más evidente. A través de la puerta de la habitación de Erick y Ángel-kun, la que tenía enfrente, se escuchaban gemidos y palabras de amor. Franco imperturbable, continuó su camino y al pasar a la par mía con su hombro me dio un empujón para que yo siguiera caminando.

No sé qué pasó por mi mente en ese momento !maldito desenfreno hormonal!, aprisione la muñeca de Franco con mi mano y temiendo lo inevitable (él por curiosidad me miraría), bajé la mirada. ¿Qué hago ahora? ¿Cómo me escapo de esta? Mi habilidad de salir de situaciones, se había ido por el caño en este momento. Yo solo había reaccionado por impulso. Si él antes creía que yo era un estúpido, ahora pensará que lo soy aún más.

Instintivamente solté su muñeca y giré sobre mis pies para salir de nuevo del bungalow. Todo empezó a transcurrir como en un sueño... Franco sacó de su bolsillo la mano y ahora era él quien me sujetaba por la muñeca. No podía voltearme, no podía moverme, parecía como que duendes malvados hubieran venido y clavado mis pies al suelo. Empecé a temblar al sentir la cercanía y el calor del cuerpo que por mucho tiempo había personificado mis más hermosas y ardientes fantasías. La mano de Franco se entrelazó con la mía y con la punta de los dedos de su otra mano retiró de mi hombro la poca tela que cubría la playera sin mangas que llevaba puesta. Cerré mis ojos con fuerza, sentía su aliento tan cercano a mí.

-¿Sabes?- dijo con su voz tranquila y ronca, luego sin esperar respuesta continuó:

-Por algún tiempo hasta el día de hoy, hubo una sola razón por la que no he faltado ni una sola vez a clases, aunque esté enfermo, casi moribundo, siempre hubo un motivo para ir al instituto; a pesar de tener una motocicleta, prefería ir y venir del instituto en el vehículo de Erick, con todos Ustedes; durante el tiempo que tengo de conocerlo, esta persona ha faltado una sola vez a clases y ese día para mí fue un verdadero infierno. En mi celular las llamadas de todos los números registrados y no registrados suenan de la misma manera, a excepción de uno, este tiene una melodía muy especial, aunque cuando estoy en el instituto siempre cargo en vibrador el aparato, para no caer en evidencia. ¡Byron,... tú me gustas! !Me has gustado por mucho tiempo! necesito saber qué es lo que sientes por mí, porque yo ya estoy convencido de lo que siento por ti. ¡Tú motivas mis días!. ¿Byron...... tú me quieres?.-

*ÁNGEL DE MI GUARDA... MI DULCE COMPAÑÍA*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora