My begining and my end

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- Elena, Amor, ¿estás lista?

- Sí, Sam. Sólo hace falta subir las maletas al taxi que aún no llega.

Sam, mi novio, se iría a un viaje de negocios. Como no quería que yo quedara sola, iré a pasar un tiempo a casa de mis padres. Sam era tres años mayor que yo y vivíamos juntos desde hace un año y medio, sólo los dos y nuestro perro Bill. Como ambos nos fuimos, le dejamos comida de sobra. Sam no podía llevárselo y yo tampoco, porque mi mamá es alérgica a los perros.

- Voy a extrañarte mucho - dijo dándome un beso - Intentaré llamarte todos los días. Te amo.

- Y yo a ti, mucha suerte y cuidado.

Me bajé con mi pequeña maleta y él siguió en el taxi, lo extrañaría mucho. En la puerta de la casa de mis padres, mi mamá abrió ésta y me dio un gran abrazo, luego le siguió mi padre.

- Estoy feliz de volver a casa.

- Jamás debiste irte. - dijo mi madre seria- Aunque ya sabemos que Sam es un buen chico, y te a cuidado bastante bien.

- Lo sé, mamá.

Mi familia era muy unida. Mis dos hermanos mayores aún vivían en casa, ya que se hacían cargo del taller mecánico que antes fue de mi padre, el cual por una enfermedad ya no podía ejercer. Con ellos trabajaba también un primo que es cómo mi hermano.
Cómo el taller estaba cerca, decidí ir a saludarlos. Cuando llegué a ese lugar me saludaron muy amablemente. Estaban revisando el auto de un cliente, este cliente hablaba de los más bien con mis hermanos, después lo reconocí cómo un ex compañero de la escuela.

- ¿Alberto? - él volteó a verme.

- ¿Helena? ¿Eres tú?

- Claro que soy yo, ¿quién más sería?

Después de hablar un rato, supe que él y mis hermanos se conocían y etc...
Luego de un rato llegó al taller Esmeralda, la novia de mi primo, pero algo raro pasaba, parecía nerviosa.
Ella le susurró algo a mi primo al oído y hablaron de algo en silencio.

- ¿Ya nos vamos? - preguntó mi primo a todos los presentes. A lo cual todos asintieron y dijeron sí, menos yo, que no sabía de qué hablaban.

- ¿Ir a dónde? - pregunté a Alberto.

- Un lugar especial, ¿también vienes?

- Uhm... supongo, no tenía nada más que hacer hoy - me intrigaba saber a dónde iban.

Alberto quedó de espaldas a mi para irse caminando, y me fijé que tenía una cicatriz con forma de equis en la nuca, no quise preguntar, me empezó a dar miedo.
En un sólo grupo, llegamos fuera de una casa antigua, pero limpia. Un hombre anciano nos abrió y entramos, nos hizo pasar a un comedor, habían cosas servidas, y más personas en una mesa.

- ¿Dos más? Eso es genial. - dijo el hombre al mirarme.

- No, sólo Esmeralda, ella es mi hermana - dijo uno de mis hermanos.

- Oh... bueno, después de un tiempo lo será.

Todos nos sentamos a la mesa y extrañamente hizo sentar a Esmeralda a la cabeza de la mesa. El hombre sirvió de una botella un vino en copas y nos ofreció, todos le aceptaron, así que yo también lo hice. Aunque el vino se veía espeso y más rojo... No hice caso a mi mente sobre eso tan extraño, pero tampoco bebí.
El hombre dijo unas palabras extrañas en otro idioma y todos aplaudieron, yo les seguí el juego. Se dirigió a Esmeralda y le apartó el cabello del cuello e hizo un corte en forma de equis pequeña en su nuca, todos aplaudieron. Yo me quedé atónita ante la escena y agaché la cabeza. Miré la copa, sabía que era el contenido, pero no quería aceptarlo.

LA SECTADonde viven las historias. Descúbrelo ahora