VI

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El segundo planeta estaba habitado por un vanidoso: -¡Ah! ¡Ah! ¡He aquí la visita de un admirador! -exclamó el vanidoso en cuanto distinguió al principito. Para los vanidosos todos los otros hombres son admiradores. -¡Buenos días! -Dijo el principito-. ¡Qué sombrero tan raro tiene! -¡Es para corresponder a la aclamación de los demás!, -respondió el vanidoso. Por desgracia nadie pasa por aquí. -¿Cómo? -dijo el principito sin comprender. -Golpea tus manos una contra otra -le aconsejó el vanidoso. El principito aplaudió y el vanidoso saludó levantando su sombrero. "Esto parece más divertido que la visita al rey", dijo para sí el principito, quien continuó aplaudiendo mientras el vanidoso volvía a saludar quitándose el sombrero, pero después de cinco minutos se cansó de la monotonía del juego. -¿Y qué hay que hacer para que el sombrero caiga? -preguntó el principito, pero el vanidoso no le oyó. Los vanidosos sólo oyen las alabanzas. -Me admiras mucho ¿verdad? -preguntó al principito. -¿Qué significa admirar? -Admirar significa reconocer que yo soy el hombre más bello, mejor vestido, más rico y el más inteligente del planeta. -¡Pero si tú eres la única persona que habita en tu planeta! -¡Dame ese gusto, admírame de todos modos! -¡Bueno! te admiro -dijo el principito encogiéndose de hombros-, pero ¿qué importancia tiene? No sirve para nada. Y el principito partió. "Decididamente, las personas mayores son muy extrañas", pensaba el principito durante su viaje.

El Principito.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora