Madelina es una chica hermosa, nacida en Italia, camina por los prados mientras recoge sus flores y mira al cielo en busca de estrellas, mientras observa aquellas constelaciones tan lejanas, piensa en su madre Rudith, nunca más volberia a verla, tampoco a su hermano Selker, ya no sufre por ellos, ya no los extraña, han pasado 5 años y ella sigue recogiendo flores, pero esta vez no para su familia como lo habia hecho los últimos 5 años, ahora no eran para ellos, no, ahora por su cumpleaños, las pondría en su propia tumba.
Ya marchitas y secas las últimas flores, ella limpia y sopla con delicadeza el lugar donde su cuerpo yace, estas flores tan viejas fueron puestas por ella hace un año, nadie nunca sabrá que ahí se encuentra, nadie nunca la buscará, esta vez cumple 17 años y va a "vivirlos" tal y como lo hacia todos sus cumpleaños. Ella murió a los 12 en una guerra Italiana en uno de los últimos campos de flores que quedaban, iva corriendo con una canasta, su padre ya había perecido en la misma guerra, la niña había huido llorando acompañada del dolor de la muerte de su padre, corrió y volteó a ver, volteó unas 10 veces, sin darse cuenta, entro al campo donde daba lugar la batalla, donde volteó por última vez
-Madelina!
Gritaba su madre desde lo lejos
Ella se volvió al oir la delicada voz de su madre con pena y dolor, esa fue la última vez que la vió, también la más larga. Vió a su madre correr hacia ella llorando con un brazo estirado, en el otro estaba el pequeño Selker, cuando de golpe una bala entró en el corazón de su madre, la niña gritó y lloró, estaba impresionada, su mente estaba vacia, no vió venir la bala que acabaría con su propia vida. Fue rápido, fue intenso, se vió encerrada en una obscuridad tan profunda y eterna que oia su silencio.
-El silencio no suena
se decia la niña con un terror interior, este silencio sí sonaba, y era más fuerte que muchos, era tan ruidoso que no podía gritar, no podía hacer nada para apagar aquella amarga atmósfera.
La niña salía de ese horror el mes de su nacimiento, era como si su alma decidiera renacer durante el tiempo que el tiempo decidiese. Aveces duraba un mes, aveces un día. En el año en que cumplía los 15 pudo pasar libre medio año entero pero para su cumpleaños 16 solo estuvo libre 2 horas. Tal era la angustia por saber cuando volbería a esa obscuridad tan profunda, que se pasaba llorando al lado de dónde un par de soldados la enterraron junto con su madre en ese mismo campo, pero no las enterraron con lápida y ceremonia, cavaron un hueco y las escondieron para que Italia no se enterara del asecinato.
Tanto tiempo tuvo la niña desde sus 12 años hasta los 17 que ya no era una niña, era una joven. Y había decidido que el poco tiempo que Dios le daba para vivir su corta vida, sería para ella como una vida normal, lo viviría como pudiese, ya no lloraría más junto a su tumba.
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Recogiendo flores para nosotros, los muertos
Novela JuvenilMadelina es una chica hermosa, nacida en Italia, camina por los prados mientras recoge sus flores y mira al cielo en busca de estrellas, mientras observa aquellas constelaciones tan lejanas, piensa en su madre Rudith, nunca más volbería a verla, ta...