Mérida

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Cranks.

Una de esas personas sin cordura se acercó corriendo a mí. Al verla me paralice, pero cuando la distancia que teníamos se cortó dejándonos a centímetros le avente una patada. El crank cayó al suelo, había un arma tirada al final del pasillo, solo indicaba algo, atacaron un soldado. Por eso pudieron entrar.

Corrí hasta el final del pasillo, el crank me perseguía y no paraba de gritar. Llegue unos centímetros antes que él. Tome el revolver con ambas manos y cerré los ojos.

-Lo siento-Dispare.

El crank cayó al suelo, volví a disparar una y otra vez hasta que las balas se gastaron. Observe el cadáver. Era notable que la llamarada había avanzado mucho en esa pobre chica, la recorrí con la mirada. Me detuve en su cuello. En este había un collar que se me hacía familiar.

Una imagen vino a mi mente. Un recuerdo.

-Feliz cumpleaños- Dije entrando a un dormitorio, al parecer era una versión más chica que yo, tal vez una de doce años. Las paredes del cuarto  eran rosadas, el techo estaba levemente humedecido. En está había toda clases de peluches. Una cama con sabanas de princesas, una autentica habitación de una niña.

-Gracias hermana- Dijo una niña, de tal vez siete u ocho años. Su cabello era rubio, tenía una estatura apropiada para su edad.

La niña se me acerco, y me rodeo con sus brazos el cuello. Yo hice lo mismo.

-Hey, tengo un regalo para ti- Le sonreí ampliamente, al parecer quería mucho a esa niña. Y ahora no recuerdo ni su nombre.

-¿Qué es?- Pregunto entusiasmada.

-No es tan valioso, pero espero que te guste-Saque una cajita de mi chaqueta y se la entregue en su pequeña mano.

Lo abrió, sorprendida. De él pequeño estuche saco un collar, uno con una hermosa cadena dorada, tenía un dige.Un nombre, Mérida.

La niña parecía encantada, no dejaba de mirarlo. Una vez salida de su encantamiento me dijo.

-Me encanta gracias Alex-Se arrojó a mis brazos nuevamente.

En mi cara deslumbraba una amplia sonrisa.

-Date la vuelta Meri- Le ordene, ella feliz obedeció la orden.

Le abroche el collar en su pequeño cuello.

-No me lo quitare nunca-Comento, ambas reímos.

El recuerdo termino.

Volvía a estar al lado del cadáver del crank, afectada por la llamarada.

En el cuello de la chica, actualmente crank, estaba el collar. Una de mis manos tapo mi boca ahogando un grito, dos lagrimas se escaparon de mis ojos.

-Alexa- La señora rubia corrió hacia a mí, al ver el cadáver se paró en seco.

-Ava- La llame- Ella era mi hermanita, Mérida.- Señale el cadáver.- Mate a mi hermana. Y eso no es lo peor sino que creció con la llamarada. No la protegí. ¿Por qué demonios no lo hice?

Ava se acercó hacia a mí y me dio un abrazo. Empecé a llorar en su hombro.

                                                                                   ***

-Hey, despierta- Escuche que alguien me decía.Mi cuerpo no paraba de moverse  de un lado para el otro.

Al abrir los ojos me encontré, con que Thomas estaba sentado en la hamaca y no paraba de sacudirme.

-Thomas- Dije sentándome en la hamaca-¿Que paso?

-Dime lo tú, no parabas de decir la palabra crank y Mérida, mientras dormías.- Thomas se levantó de la hamaca- Trate de despertarte antes, pero no había caso.

Mérida. Al escuchar ese nombre una angustia me invadió. Mis ojos se pusieron vidriosos. No quería llorar adelante de Thomas, no querían que me vea débil, no quería que nadie lo hiciera. Pero, era mi hermanita.

-¿Estas bien?- Thomas se sentó al lado de mí, en la hamaca.

Quería ser fuerte, pero no sabía si lo lograría. No le conteste.

Levante la vista hacia Thomas, nuestras miradas se encontraron. Ninguno articulaba palabra alguna.

-No, no estás bien- Concluyo él.

Paso su brazo por arriba de mi hombro, acercándome más a él. No sabía explicarlo, pero necesitaba ese contacto, tal vez sea que el humano no puede resistir a la soledad. Apoye mi cabeza en su pecho.

-¿Con que soñabas?- Pregunto, abrazándome aún más.

-Creo que no era un sueño, sino más bien un recuerdo Thomas- Le conté. Se sintió tan real, tan como si lo hubiese vivido y sospecho que así fue.

-Espera ¿Recuerdas?- Dijo mirando mi cabeza, podía sentir su mirada fija allí.

 Aún que me gustaba que mi cara estuviera en su pecho, me separe de él y también lo mire.

-¿Qué tú no?- Pregunte.

-Nadie lo hace.

En ese momento, por más que no quería terminar de separarme de él, lo hice. Me levante de la cama, varias preguntas rondaban en mi cabeza. ¿Cómo era posible que ellos no recordaran nada? Y si nadie recordaba, ¿por qué yo sí?

Salí de la media choza con paso apresurado.

-Novata, espera- Empezó a gritar Thomas detrás de mí.

Pero aunque fuese el quien me llamaba no quería detenerme. Quería saber porque era diferente, quería saber porque nos encerraron. Quería obtener respuestas.

Empecé a correr rápidamente, inclusive a una velocidad que no creería posible.

Escuchaba los pasos de Thomas tras de mí, no sabía a donde ir. O tal vez sí.

Tenía unas enormes puertas abiertas frente de mí. Tal vez sean una salida.

Empecé a correr en esa dirección.

 



Encerrados (The Maze Runner)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora