Capítulo 30: ....Perdóname

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Estaba sentado al borde del escenario. Con una camisa de camuflaje, un vaquero negro, unas botas cafés y su alocado cabello.  Me había dejado turbada, me sentía emocionada y muy felíz. Miré a su alrededor y los dos chicos que también amo, Álv, que traía una camisa blanca, un buen pantalón negro y David un vaquero, una camiseta y una chaqueta de lana. Miré el rostro de Mauricio y Daniela, pero no había ningún gesto de sorpresa, tímidamente miré a Joseph, su quijada se volvió a endurecer, pero creo no haberme importado. Volví a cruzar la mirada entre Blas y yo, sonrió tímidamente y una pequeña lágrima corría su mejilla.

- ¿Sabes qué es lo que más amo en la vida además de cantar? -preguntó-.

No me salía ninguna palabra. Me lancé a sus brazos, volví a sentir ese refugio, sentí denuevo su olor y escondi mi rostro en su cuello.

-Te heche de menos Blas...

-No sabes las ganas que tengo de volver como al inicio.

-Blas...pero ya no...

Cayó mi boca poniendo un índice. Negó con la cabeza -No lo digas....porfavor- susurró entre dientes, aunque me desilucionaría si esto volviese a ser una farsa. Álvaro y David bajaron y me dieron un fuerte abrazo.

-Te extrañe pequeña -dijo Álv-.

-Shhh cállate!! Aquí soy quien te extrañó más -dijo David exaltado-. Que os parece sin vamos a la mesa.

Asentimos, entre la espada y la pared...Joseph y Blas. Pedimos algunas botellas de licores y bebimos. Echaba de menos a todos.

-Bien y dónde están los dos rubios -preguntó Dani-.

-No estaba planeado que ellos viniesen, hay demasiado trabajo en warner y....

-Noemí ¿podrias acompañarme? -Joseph le cortó a Álvaro-.

Asentí, Joseph salió antes que yo, me puse de pie pero antes Blas tomó mi brazo. -Sí te hace algo sólo dime-. Asentí con ojos de amor, salí detrás de Joseph, que paró en un poste a las afueras del sitio, no tenía idea de el tiempo que habíamos pasado en este lugar, era demasiado noche.

- ¿Es necesario que me humilles de esa manera tan sucia?

-De que hablas -ironizé-.

-A claro!! Ahora te piensas hacer la muy la buena con todos, decir que no has tenido ganas de follar conmigo. Que te pasa!!.

-No guapo, que te sucede a ti!!, cambias tus actitudes por un puto ataque de celos?, vaya crío que eres.

-Pues vamos!! Largate con ese imbécil, -señaló hacia el sitio- él, que tanto te hace sufrir, que tanto te miente....sigue siendo una boba. Tú sabes muy bien que nunca quise lastimarte y tú por qué lo haces conmigo.

-El único que se lastima haciéndose ilusiones falsas eres tú y punto. Pensé que podías ser distinto, pero tus celos guau!! Si que son sorprendentes. Si a esto le llamas "hablar", vale entendido, pero a mí déjame hacer lo que yo quiera y no te metas.

Di la vuelta para regresar al sitio, Joseph me tomó bruscamente del brazo obligándome a caminar.

-Déjame!! Sueltame Joseph!! -grité-.

-Te dije que si no eres mía, mucho menos de ese puto de ojos azules. Claro, ahora que él está aquí te sientes de lo mejor.

-No hagas una estupidez de la que te arrepientas después!! Yo te quiero pero como amigo solamente.

Se tranquilizó y soltó mi brazo. Respiró profundamente, comenzó a caminar en círculos por la banqueta, volvió acercarse a mí y me alarmé demasiado.

-Ven porfavor -tomó mi mano-.

-No!!

-Tranquila, no te voy a violar ni hacer nada de lo que tú no quieras. Sólo quiero que vengas conmigo.

Tomó mi mano y me llevó unas cuantas calles más, entramos en un sitio que tenía un ambiente agradable, me imaginé que nos quedaríamos a la fiesta, pero no. Subimos algunas escaleras, hasta llegar a la azotea. Todo era bello y alucinante. Cogió mi mano y me acerco hacia la vista de la calle, la vista de la ciudad a media noche era la mejor parte, ningún ruido se colaba, solamente nuestras reparaciones agitadas.

-Supongo que como a mi...también te gusta disfrutar de este cálido clima -se abrazó a si mismo-.

-Dime, por qué lo has echo, imaginé que habías cambiado en realidad.

-La cosa es que, no soporto que traten a las chicas de esa manera, todas se merecen un respeto, sean como sean sabes y tú eres una chica importante, que no es todos lados puedes encontrar y lograr convivir, y eso es lo especial de ti. Me gustaría verte ser feliz alado de un chico que sea bueno y sincero. ¿Yo te soy sincero?

-Existen veces en las que no, pero no eres tan mentiroso.... -sonreí-.

- ¿Sabes? Deberíamos regresar con los demás, seguro Blas y Daniela están preocupados por ti.

¿Quién te entiende Joseph? Dije entre dientes. Regresamos a con los demás, Joseph estaba tranquilo como de costumbre. Antes de entrar, abrió la puerta y dejó que yo pasara antes.

-Entra...cogo un taxi y regreso al hotel -sonrió-.

-No!! Tú te quedas conmigo, prometiste que si perdía el juicio tú me cuidarias...es una promesa.

Rió con desgana. Al acercanos a la mesa, Blas y todos seguían en plan perfecto. Pero me incomodaba que entre Blas y Joseph no dejarán de mirarse quizá con odio o con ganas de matarse aquí mismo. Justo recordaba la tarde en que Blas llegó a mi departamento en México, estaban apunto de golpear a Mauricio.

Todos habían salido a bailar, Blas y yo habíamos decidido quedar en la mesa. Yo había estado bebiendo, Blas tenía su mirada fija en mi, moví mi mano en su vista.

- ¿Podríamos salir a platicar? -preguntó-.

-¡No! -dije exaltada- para qué, ¿tener que es escuchar tus palabras tan falsas como nosotros? No gracias Blas, así estoy bien.

-No suenas tan bien, cuando estás con ese tipo. Dime, ¿has follado con el?

Me sobresalte, di un trajo a mi copa, me levanté y caminé hacia él, puse mis manos sobre sus muslos y acerqué mi rostro al suyo.

- ¿Es enserio? ¿Me preguntas eso? Sí he follado con él, no tendría porqué interesarte.

-Entonces es un no.

Sonreí y acerqué más mis labios, ambas respiraciones eran una mezcla de excitación y ganas de despojarnos la ropa. Incline mi cabeza y solamente besé su mejilla con dulzura. Me separé, y con un movimiento de negación retrocedi yendo con los demás a la pista. Tomé a Joseph por las manos, las coloqué en mi cintura. Mientras sonaba "Travesuras", él acercaba su gran pantalón abultado a mi trastero. La temperatura era elevada y mi cuerpo se revolucionaba. Todos aquí me miraban con cara de 'que atrevida', cuando quise voltear hacia Blas, me di cuenta que ya no estaba allí, me partió, pero me lo merezco. Joseph metió su mano sobre mi nuca sujetando mi cabello, erizo por completo mi cuerpo, de la nada la vista se me hizo borrosa, caí de espaldas y sentí un fuerte golpe, por suerte sentí que Joseph me sujeto al caer. Álvaro y David trataban de reanimarme, llamando una y otra vez a mi nombre.

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Agradezco los 2.47k en lecturas, en verdad jamás pensé llegar lejos. Gracias.

Tan Sólo Tú [Blas Cantó]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora