-Un, dos, tres, cuatro y un, dos, tres, cuatro, señoritas... ¡mejor!- decía miss Annes mientras las chicas repasaban los pasos antes dados.
Clara mientras bailaba como solo ella lo lograba hacer, veía de reojo a cada rato a Dylan, este desviaba la mirada avergonzado cuando lo veía, ya había pasado una semana desde que todo terminó, desde que Clara paró la ridícula guerra en la que estaban enfrascados los chicos.
Los cuatro, Dylan, Claus, Roger, Frederick, iban a la casa, ya que Clara los había citado, que por si fuera poco, todos se encontraron justo en la puerta, todos entraron viéndose como enemigos, pero lo que hizo que perdieron el enfado, fue la confusión y la incertidumbre que los consumió al ver a Clara junto a un señor con una maquina de soldadura.
-Bien, por favor vaya al segundo piso, voy a arreglar algo con esos cuatros y si todo marcha bien, puede comenzar a realizar su trabajo, gracias- dijo Clara atentamente al señor haciéndolo subir con la máquina.
-Clara ¿Qué sucede?- le preguntó Dylan.
-Sucede que se acabó la estupidez en esta casa- dijo tranquilamente acomodando sus lentes.
-¿A que te refieres?- le preguntó Roger.
-Pues bien, antes de aclarar, Claus, yo te pinté las piernas- le dijo Clara que hizo un ademán con la mano de que se callara cuando intentó hablar, él le hizo caso por eso y por la cara colérica que ella poseía –Y debo agregar, que lo siento, en serio, aunque creo que lo tienes bien merecido, porque debiste de haber limpiado el baño antes de salir y si quieres, cuando termine todo esto me matas, pero por ahora, te callas porque las cosas se han puesto muy mal en gran parte por ti porque estoy segura de que fue tu culpa lo de Frederick y vete a saber que otras cosas más, esto va igual para los demás, en especial tu Dylan, te creí mejor que esto- le dijo lanzándole una mirada de decepción, Dylan quedó cabizbajo –Aunque tú también me decepcionas Roger, de Frederick ya me lo esperaba– Admitió avergonzada –Pero miren, la casa, es un desastre por culpa de ustedes, esta bien un par de bromas pero ¿intoxicar a Frederick, romper las zapatillas de Dylan, pintar el cuarto de Claus y llenar de pega el cabello de Roger? Esto es indignante, sin contar que, alguno de ustedes dañó las películas de Mike ¡y no me importa saber quien fue! Ahora mismo está encerrado en su cuarto, llorando, así que decidí algo, ó terminan la guerra ó le pido al señor Román que solde las cerraduras de las puertas de sus cuartos y el baño- dijo Clara.
-¿Y que planeas con eso?- le preguntó Frederick algo confundido por esta intervención.
-Que metan una queja con la perra de la coordinación por el daño en las puertas, porque según las normas, en caso de que se dañe algún inmueble de las casas comunas como son, la cocina, el televisor y las máquinas de ejercicio, se tardará en reponer esto un período de entre dos a tres meses ¿Cómo les quedó? Así que o terminan esto, o se tendrán que dormir y bañar sin puertas por dos meses ¡decidan!- les dijo Clara echando humos, y no precisamente de vergüenza.
Al final, los chicos avergonzados pidieron disculpas y decidieron dejar todo de una vez, además de limpiar y arreglar la casa, para luego irse cada uno a su cuarto, Clara agotada por la presión, cayó en el sofá, notó incluso como su pulso temblaba por nervios que tenía al realizar todo aquel teatro, porque si alguno de ellos hubiese dicho que no les importaba lo que ella hiciera, no hubiera tenido el valor de decirle al señor que soldara las cerraduras, no era tan mala.
-(¡UF! Ser mala es más difícil de lo que pensaba)- pensó aliviada apoyando la cabeza totalmente en el sofá, mirando al techo.
Clara cerró los ojos un momento y cuando los abrió, Mike apareció detrás del sofá viéndola.
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Lo Mejor de Mí...
RomancePrólogo Clara Morgan es una chica muy introvertida y nerviosa que ama la danza, específicamente el ballet, es reconocida por sus movimientos hermosos y delicadamente frágiles, con una perfección en las formas increíbles, sin embargo, pese a que es...