Desde lejos todo parece una maqueta, un ciudad de hormigas, tan frágil y tan efímera, parece que va a desaparecer con la siguiente brisa, con la siguiente risa; mientras las luces se encienden y el sol se desvanece.
Los coches pasan rápido sin vernos, entre verso y verso, nos desvanecemos de ellos, desaparecemos de la ciudad en unos momentos y les vemos desde lejos.
No puedo evitar preguntarme quién bajará en el siguiente tren o quién subira, hacia donde van o veo los coches pasar y me pregunto qué clase de vida lleva la gente en esta ciudad de hormigas, hacia dónde huyen, si van a volver o es una parada más en el camino, luego me doy cuenta de que soy una hormiga más en esta ciudad que parece una maqueta llena de hormigas que no van a ningún lugar.
