Hoy mi madre me ha levantado bastante temprano, esta se veía con un semblante un tanto frío y sus ojos se hallaban rojos e hinchados, le pregunté qué le pasaba y me ha dicho que teníamos que ir a un funeral.
Luego de decirme que iríamos al cementerio me fui directo a ducharme, me encontraba feliz, hace bastante que no vamos a aquel lugar fúnebre y tenebroso que tanto me gusta, me encanta ir, así puedo jugar con mis amigos que viven allí.
Cuando volví a entrar a mi recámara vi el atuendo que mamá había escogido para mi, negro, no sé por qué cada vez que vamos me tengo que poner ropa negra, mamá siempre me dice que nos debemos de vestir de negro por respeto, pero no me interesa porque yo solo quiero ir a jugar con mis amigos.
De camino al funeral seguía notando a mi madre un poco triste, trate de animarla pero me fue imposible, esta me mandó a callar. Al llegar al cementerio esta me dijo que no me separara en ningún momento, pero, yo me quería ir a jugar, no ha estar totalmente aburrido mientras todas esas señoras lloran la muerte de ese niño.
Mientras todos rezaban, mi madre me agarraba la mano, temiendo a que me escapara lo cual era lo único que quería hacer en esos momentos. Me sentía totalmente aburrido y me preguntaba para que acepte venir acá, obvio que quería jugar con mis amigos pero mamá no me suelta y me ve cada dos minutos, de esa forma ni siquiera podría ir a otro lugar, tendría que pensar cómo escaparme.
-Víctor, ni se te ocurra moverte de aquí, iré a darle el pésame a Marta.- me dijo mi madre dejándome solo, al fin.
Este era el momento perfecto para escapar, mire bien hacía donde estaba mamá con aquella señora y corrí a donde siempre jugaba. Vi a mis amigos verme sonriente.
-Ni cuanto tiempo sin verte, Víctor.- dijo Chandler el más grande de todos, pues tenía 15, este fue al primero que conocí. Tenía un aspecto un tanto extraño, era muy pálido y flaco, incluso más flaco que yo.
-Sí, ya sabes que sólo vengo cuando mamá tiene que venir, se ha muerto el hijo de una amiga y me ha dicho esta mañana.- le expliqué al pequeño grupo que se encontraba con Chandler.
-Pobre de esa señora, al fin y al cabo te queremos presentar a alguien, se ha unido al grupo muy reciente.-me acaba de decir que hay un nuevo, grandioso.- Este es Héctor.-dijo al fin enseñándome al nuevo, quede un poco desconcertado con la revelación ¿Qué acaso ese no es el hijo muerto de la señora del funeral?
-Oye Héctor te tengo una pregunta ¿Eres el hijo de una señora llamada Marta? -le pregunté sin importancia.
-Sí, era su hijo. -me dijo temeroso, ganándose en si un golpe de parte de Chandler. Me sentía bastante asustado, acaso había estado todo este tiempo hablando con muertos o algo por el estilo, o enserio estoy loco como papá solía decirme.
-Bueno chicos, un gusto verlos pero ya me tengo que ir.- dije nervioso, estos se despidieron igual y comenzaron a desaparecer por el pequeño bosque. Esta vez corrí asustado hacía mi madre, estaba a punto de llorar, esto debía ser una mentira.-Mamá, ma! Ya me quiero ir, no me siento bien. -dije tratando de sonar enfermo.
-Bueno, Marta, adiós y siento mucho lo del pequeño Héctor, pero no estés triste que ya pasó a la otra vida.-le dijo a la señora e inmediato tomando mi mano para dirigirnos fuera de ese lugar.
De camino a casa me sentía inquieto, eso fue demasiado, me siento nervioso y mi madre se ha dado cuenta de ello, además, no paraba de comer mis uñas y estas ya llegaban a su fin. Tenía miedo y mucho, no era una sensación la cual experimentaba seguido, incluso nunca sentía miedo en lo absoluto, pero esto de hoy fue algo diferente, lo sentía en mi columna, me sentía observado y espiado, y no me gusta.
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Mad Hatter.
Short Story¨Piensas que soy psicópata y que estoy loco, que ando fuera de mis cabales y que no sé lo que hago. Pero en el fondo sabes que los que estamos locos somos mejores personas. ¨