Comida, Tacto y Besos.

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Al levantarse Daniel sonrió suavemente, no quiso que su posible amigo se fuera, además no tenía mucho que hacer en ese momento. Además podría ayudarle a mejorar su escritura.

Hablo la boca y busco su voz para saber dónde voltearse.

— Sebastián... ¿Tienes algo que hacer?

La mirada de su acompañante te poso en los ojos de Daniel, le dio un pequeño escalofrió a que tenían una neblina en ellos, no percibían la luz y se podía notar al tener esos grandes ojos verdes. Trago saliva para hablar, se sintió nervioso por un momento, pero recobro la compostura al los segundos después.

— N-No, no tengo nada que hacer ¿por qué?

— Entiendo... ¿Quieres comer conmigo? Es que se me antojo comer afuera y no conozco el lugar...

— Claro, porque no~

El pelinegro se acercó mostrándose tranquilo, se colocó a su lado y sonrió para empezar a caminar.

Le está sorprendiendo mucho, la escuela ya se la aprendió ya que iba a su ritmo. Sebastián no se esperó algo así, se asustaba al verle bajar la escalera, estaba preparado para atraparlo por si pasaba algo. Por suerte pensó que no había caído pero luego se dio cuenta que no tenía por qué preocuparse. Su bastón le indicaba los lugares peligrosos como las escaleras, tocaba con suavidad las escaleras y una de sus manos en el pasa manos. Sebastián sorprendido se dio cuenta que el bastón eran sus ojos en ese momento y se tranquilizó.

Al llegar a la salida de la escuela Daniel se acercó un poco más al pelinegro, no conocía mucho el lugar fuera de la escuela por lo que necesitaba un poco de ayuda.

— ¿Puedo sujetarme de tu brazo? — Una suave y tímida voz salió antes de la puerta, estaba algo sonrojado y el pelinegro lo noto soltando una pequeña sonrisa— Es que no conozco mucho... —Esta apenado, se podía notar en ese tono tan infantil y dando a entender que casi nunca lo hacía, al menos con gente desconocida.

— Tranquilo puedes hacerlo... — El pelinegro sonrió suavemente, era una persona adorable para de él, no se lo diría ya que no quería que se asustara por su sexualidad, era mejor dejar las cosas como estaban.

El castaño con tranquilidad sujeto con cuidado su brazo, sin apretarlo y manteniendo una distancia prudente a pesar de las circunstancia.

Comenzaron a caminar con tranquilidad para llegar unos treinta minutos después a un restaurante simple de comida china. Ambos jóvenes entraron sin apuro.

El castaño sonrió y sintió el suave aroma de la comida recién echa.

— Comida china... huele delicioso...

— Si. — Vio al mesero y este al ver al joven ciego solo sonrió y los llevo a una mesa baja. El mesero también trajo un menú en braille para que pudiera leer lo que quería.

— No siempre cuando voy a un restaurante hay menús en braille~ es una grata sorpresa. — El castaño hizo más pequeño su bastón y comenzó a leer.

El pelinegro le vio algo sorprendido, creyó que tendría que leer el menú. Vio con atención el menú el braille y no entendió nada.

— ¿Cómo puedes leer así?

— Aprendí cuando era niño, es bastante fácil cuando te acostumbras y sabes cómo se lee... — Rio suavemente y le muestra el menú, solo puntos impresos en la hoja. — Cada uno de los puntos de una letra... o un numero...

El pelinegro escucho con atención lo que decía, toco con cuidado la hoja y sonrió al ver muy bien como era. Aun no lo entendía pero quería aprender.

Amor Ciego //Yaoi Español//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora