El partido estaba muy reñido, ambas clases estaban haciendo un gran esfuerzo por ganar, mientras Jeonghan hacía un esfuerzo por no estorbar. No quería que la atención recayese sobre él, su mente estaba muy alejada del juego. Más bien estaba perdida en unos ojos grandes negros.
El balón fue lanzado hacia su zona e hizo un esfuerzo por atraparlo. En un abrir y cerrar de ojos todo el equipo enemigo se encaminó en su dirección. No podía moverse, no sabía qué hacer, probó a realizar un pase al flanco izquierdo pero el cuerpo de Seungcheol lo impedía, no sabía cómo había llegado allí tan rápido, pero su propósito no era solo impedir su victoria.
Sus cuerpos estaban muy cerca, podía oír su respiración, oler su sudor y sentir sus músculos tensarse. Si Jeonghan antes no podía moverse, ahora ya estaba paralizado, como un ratón que ha caído bajo la mirada de la serpiente. Había dejado de escuchar al público aclamándolo, sólo estaba el bombardeo de su corazón. Sentía que no podía estar en pie, el calor, el estrés y él lo estaban destrozando.
Apretó los dientes. Hizo un esfuerzo sobrehumano para apartar la mirada del cuello musculoso de Seungcheol y vio a Joshua acercándose imparable para recibir el balón que Jeonghan acababa de lanzar.
Sonó el pitido que indicaba el final del primer tiempo. Se dejó caer sobre el banquillo, sofocado, estaba más cansado de lo que creía, hacía varias noches que no podía dormir y su humor estaba muy cambiante. El cuerpo le temblaba y sentía mucho calor, pero sabía eso que no era sólo por el cansancio y el esfuerzo físico.
― ¿Jeonghan? ¿Estás bien? ― Seungcheol se acercó con el ceño fruncido, parecía preocupado. ― Antes en el partido he visto que...
― Estoy bien. Déjame. ― dijo con más frialdad de la necesaria.
Lo miró dolido, no se merecía eso.
Se mordió el labio, sabía que se había pasado, pero su presencia lo confundía aún más y se comportaba como un estúpido cada vez que aparecía. Sólo estaba preocupándose por él.
Joshua apareció corriendo y se sentó a su lado, escrutando su rostro en busca de algún problema.
― ¿Estás bien?
Asintió débilmente. Joshua miró con suspicacia a Seungcheol.
― ¿Te ha molestado?
Negó con la cabeza. Sabía que no se veía muy convincente, pero no tenía fuerzas para enfrentarse a la situación.
Seungcheol abrió los ojos, incrédulo, y apretó los puños con rabia.
― Ya veo que aquí sobro. ― se marchó a prepararse para la siguiente parte del partido.
Jeonghan sintió una punzada en el corazón. Quería llamarlo, pedirle disculpas, pero en vez de eso se quedó ahí, agarrando la mano de Joshua.
No había pasado ni media hora desde que tuvo ese momento con Seungkwan, y seguía enrojeciendo cada vez que lo recordaba. Vernon aprovechó el descanso para despejar las ideas y contarle lo sucedido a Wonwoo, necesitaba consejo, y rápido.
―Creo que deberías decirle como te sientes.
Vernon se rió. No había podido ni hablarle en años, confesarse era hasta gracioso.
―No puedo. Ni de coña. ― sacudió la cabeza y suspiró. ― Sólo que ahora no sé qué piensa de mi, tal vez cree que soy un pervertido, y no quiera volver a verme. Y me odia. O...
―Para para.― puso las manos en alto.― No has hecho nada del otro mundo. Pero no es por eso, es que... mira, te lo digo por experiencia, ocultar tus sentimientos nunca es bueno.
―Te refieres a Mingyu, ¿no?
Asintió.
―Me lleva gustando años, hemos tenido muchos momentos juntos, a mi me gusta y creo que yo a él también. Pero nunca lo hemos puesto en palabras, nunca he podido besarle. Y creo que yo mismo tengo la culpa, tengo miedo de perderle si empezamos algo más serio. Tengo mucho miedo.
Wonwoo hizo una mueca e intentó ocultar lo roto que estaba por dentro. Nunca había sido tan sincero con alguien, ni si quiera se había dado cuenta de que se sentía así hasta que lo dijo en voz alta. Vernon nunca había visto a su amigo tan triste, lo abrazó con fuerza.
―Escúchame.― dijo en voz baja, sin soltarlo. ― Vamos a ser fuertes, ambos vamos a ser sinceros. Si tú lo haces hoy, yo lo haré también.
No estaba seguro de poder cumplir sus palabras, solo de pensar en decirle a Seungkwan que le gustaba, se estremecía, pero necesitaba ser fuerte por Wonwoo.
Su amigo lo amigo lo miró muy serio, con una decisión nueva en su mirada.
―Hagámoslo.
Desde que la segunda mitad del partido había empezado, Seungcheol, que siempre parecía que necesitaba observarlo como necesitaba el aire que respiraba, no se había dignado ni a mirarlo de reojo. Jeonghan sabía que había sido un idiota, y también sabía que era lo que llevaba deseando desde hacía semanas, pero no podía evitar estar decepcionado. Echaba de menos el retortijón en el estómago cuando sabía que lo miraba, ansiaba encontrar sus ojos y que le sonriese como sólo lo hacía con él. A la vez sabía que todo era mentira, que esas sonrisas y esas miradas se las había dedicado a millones de chicos antes de él.
Quedaban cinco minutos para que acabase, sólo quería que el tiempo pasase más rápido para poder escapar de ese infierno.
Entonces sucedió algo insólito. Dicen que el destino no existe, y Jeonghan siempre había pensado que podía decidir su propio camino, pero a veces la vida nos hace caer en una trampa, y no hay vuelta atrás.
La gran canasta de metal que llevaba en el instituto Pledis desde hace cuarenta años se sacudió por un golpe, al principio se torció un poco, pero después se escuchó un chirrido muy fuerte proveniente de la estructura.
Se había partido por la mitad, posiblemente llevaba ya roída por el tiempo, pero este golpe de gracia fue la gota que colmó el vaso, y un gran trozo de la misma caía encima de Jeonghan.
Recordaba haber visto la rotura, pero todo sucedió muy rápido.
Casi como a cámara lenta, vio como la canasta se desplomaba, no podía moverse, su cuerpo no respondía y en menos de un instante moriría aplastado. Ah, se preguntó, con que así acaban las cosas, en un estúpido partido de baloncesto.
Al instante siguiente, estaba en el suelo, sin daño alguno, sano y salvo, y en shock. Enfrente de él estaba Seungcheol, que había salido de la nada y lo había empujado, con la inmensa estructura de metal aplastando su pierna y gritando de dolor.
Explotó el caos.
ESTÁS LEYENDO
Angel On Fire
FanfictionToda la vida de Jeonghan se pone patas arriba cuando Seungcheol empieza a mostrar interés en él. Su mejor amigo, Joshua, parece que no lleva bien este creciente interés, y por más que intente negarlo, Jeonghan estaba empezando a sentirse también mu...