Subasta

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     Salí de mi oficina, hoy había trabajado hasta tarde. Este es mi segundo año de trabajo. Tomé el maletín con el dinero para comprarle el mejor auto que encontrara a mi hermana, tenía planeado comprarlo hoy, pero me avisaron que tenía que arreglar algunas cosas en la empresa, relacionado con los nuevos salarios para los empleados de mantención y limpieza, me alegraba que les subieran el sueldo, ya era hora, hacían un buen trabajo. Soy la segunda persona más importante de esta empresa, así que tenía dinero de sobra, le dije al dueño si me quitaba un poco de mi salario para subirle a los empleados, pero al ver mis razones y pasarse por la empresa para ver la limpieza quiso subirle él los salarios y a mí dejarme mi dinero, él es una buena persona, siempre se preocupa de sus empleados, si es que llegasen a tener problemas económicos les daba de su dinero para arreglarlo o contrataba a los mejores abogados del país si se trataba de problemas judiciales. En resumen, una persona admirable.

      Ordené todas mis cosas y me despedí de las personas que quedaban. Me puse un polerón antes de salir, no me gustaba la ropa formal. Me subí a mi coche y miré la hora, ¡1 y media de la mañana! Debería ser ilegal trabajar hasta esta hora, por lo menos mi salario arreglaba todo. Imaginé algún masaje o una cama aún más blanda, una bocina me quitó de mis pensamientos. Casi paso con el semáforo en rojo. Suspiré y busqué algún hotel para quedarme, el sueño me estaba invadiendo. Vi un lugar que parecía un hotel, era bastante grande.

       Deje mi auto aparcado en un estacionamiento que había al lado y tomé el maletín, no me podía arriesgar a dejarlo solo en el coche, aunque salir a esta hora también lo era. Entré al lugar, el guardia miró... Tal vez mi maletín y me dejó entrar, esto no parecía una buena idea. Al llegar a un salón grande me quedé en shock, estaba lleno de personas que parecían asesinos, hombres y mujeres, miré al escenario, había un hombre con un micrófono y al lado habían niños de entre 12 y 19 años, sin ropa, solo eran chicos, no había ni una chica.

- Y lo que todos estaban esperando- gritó-. El especial se venderá hoy, hagan sus apuestas.

      Me tapé con el gorro del polerón y miré como traían a un niño de no más de 15 años, desnudo, lleno de moretones y asustado. La gente empezó a gritar precios cada vez más alto. Tenía miedo, pero sabía que tenía que hacer algo. Grité el triple del valor más alto que escuché y todas las miradas se clavaron en mi.

- Vendido.

      No sabía qué hacer, pero por un reflejo mi cuerpo comenzó a caminar hacia el escenario hasta llegar y entregarle el maletín al hombre, le dije cuánto dinero había que era un poco más del que había dicho y el asintió y me hizo señas para que me llevara al niño.

- Se nota que eres novato, te daré un consejo, llévatelo rápido, muchos de aquí te matarían para obtener al chico- me susurró agradecí con un gesto y caminé rápidamente hacia el chico el cual se desmayó apenas me acerqué. Lo cargue hasta mi coche, lo cubrí con una manta y me fui rápidamente a mi casa. Se me había ido cualquier rastro de sueño. Al llegar a mi mansión me bajé del coche mientras me sacaba el polerón y cubría al niño con él al abrir la puerta, dejé la manta en el coche por si acaso la necesitaba en otra ocasión, aunque no lo creo. Lo llevé rápidamente y lo dejé en mi cama cubriéndolo hasta el cuello.

¿En qué me he metido?

    Cuidaré de este niño cómo si fuera mi hermano. No dejaré que caiga en manos de esas personas que tal vez qué le irían a hacer.

-De ahora en adelante no dejaré que nadie te haga daño-susurré.

     Fui a buscar un poco de hielo a la cocina y se lo puse en la cabeza, tenía un gran moretón. Se estaba moviendo, entonces lo acaricié, para que no se despertara. El niño era bastante bonito, sus facciones eran perfectas, no era gordo ni extremadamente delgado, unos 2 kilos más y de seguro quedaba en su peso perfecto. Tal vez por eso era uno de esos especiales o como les llamasen. Quité el hielo dejándolo a un lado. Estaba nervioso, no sabía qué hacer cuando el niño despertara. Busqué cremas y cosas para que dejara de dolerle el cuerpo, se quejaba cada cuanto. Lo destapé un poco y le puse crema en todas sus heridas, estaba bastante maltratado. Lo empecé a destapar cada vez más mientras le seguía poniendo pomadas. Sus piernas eran delgadas y estaban cubiertas de moretones, le eché un poco más de crema y el chico saltó cayéndose de la cama y se escondió abajo de ella.

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