Hot Yoga - Encarni Arcoya

Hot Yoga - Capitulo 1 - Encarni Arcoya

Capítulo 1  

Are contemplaba en silencio el papel encima de la mesa pensativa. Acercaba el bolígrafo a la casilla correspondiente a su nombre solo para apartarlo sin escribir nada. ¿De verdad estaba segura? ¿Podía permitirse perder unas horas a la semana en esto?

Le quedaban solo dos meses para casarse y los preparativos iban demasiado atrasados. Su prometido, Martin, no era alguien en quien pudiera apoyarse, demasiado ocupado en su trabajo, y cuando no estaba con eso, eran sus amigos, el fútbol, el silloning... No era un mal hombre, pero sus prioridades dejaban mucho que desear. Y aún así iba a casarse con él, con su novio de toda la vida, aquel que la conocía y con quien, dentro de lo que cabía, podía ser ella misma.

- Vamos Are. - se dijo a sí misma. - Lo necesitas.

Y era cierto. Tanto estrés por la boda, la pre-boda y la post-boda estaba acabando con su carácter tranquilo y sosegado. La gota que colmó el vaso, y por la cual estaba en ese centro de yoga, fue cuando se puso a gritar a pleno pulmón a la salida de la prueba del vestido porque la dueña de la tienda había confundido las fechas y su vestido no estaría listo para el día de su boda.

Después había visto la publicidad del centro, y mucho más la foto del tío que salía en ella, un hombre apoyado en sus codos sosteniendo de una forma inverosímil todo su cuerpo, arqueándolo de una forma que cualquiera necesitaría unas cuerdas para poder hacer eso. ¿El yoga era así? ¿No era sentada con las piernas cruzadas, respirando y murmurando un ohmmmm? Fuera lo que fuera debía liberar tensión y relajarse o no llegaría viva a su propia boda y ésta se convertiría en un funeral.

Suspiró encima del papel y apuntó en el papel su nombre. Ya era un paso. Ahora el resto. Apellido... ¿Debía poner el de soltera o empezar a acostumbrarse al de Martin? Dos meses, le quedaban solo dos meses para cambiarlo, pero después de tantos años le tenía cariño a su propio apellido. Negó con la cabeza escribiendo el suyo y rellenando el resto del papel para presentarlo en secretaría y estar apuntada oficialmente a las clases de yoga que, esperaba, le sirvieran para borrar de la cabeza todo rastro de preocupaciones, nervios y demás.

Repasó dos veces el papel asegurándose de haber señalado la casilla de yoga y no cualquier otra diferente y se acercó a la secretaria quien, con su sonrisa “atención al público”, le cogió el papel y procedió a leerlo. Frunció el ceño tecleando, a continuación, en el ordenador.

- Lo lamento. En estos momentos no hay plazas libres para las clases de yoga.

- ¿No hay? - Preguntó notando cómo su irritación clamaba por salir. ¿Es que todos en la capital tenían que ir a yoga en ese momento? - Lo necesito... - Suplicó.

- Donde hay una plaza es en Bikram yoga pero no se se... - Murmuró la chica mirando el ordenador.

- ¡Apúnteme ahí! - Exclamó Are inclinándose más sobre la mesa de la secretaria. - Cualquier cosa, lo que sea pero necesito calma.

La chica se quedó sorprendida, de hecho se echó para atrás en su silla. Sin duda necesitaba calma, Era eso o lo próximo que haría iba a ser tirarse a la yugular de aquel que le dijera otra cosa negativa.

- ¿Sabe lo que es el Bikram yoga? - El sonrojo llegó a sus mejillas antes de poder agachar la cabeza. - Ahora mismo el profesor Esteban está impartiendo una clase. Puede asistir como espectadora y ver si es lo que busca. Están en la primera planta, sala 2 E.

Are sonrió tímidamente agradeciéndole a la secretaria. Se dirigió hacia las escaleras y subió a la primera planta siguiendo las indicaciones hasta la sala. Una vez allí abrió lentamente la puerta para no interrumpir el ambiente de relax y calma de la sala. Un embriagador aroma a vainilla y menta se filtró a través de su nariz obligándola a cerrar los ojos. Sus labios se apretaron guardando dentro el gemido acusador de su presencia.