Hot Yoga - Capítulo 2 - Encarni Arcoya

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Capítulo 2

Unos pantalones nuevos de diez euros; una camiseta de tirantes en color rojo, para reclamar la atención, de seis euros; una felpa para apartar el pelo de la cara. Y nada de eso parecía estar en su cuerpo cuando Esteban la rozaba con sus dedos, presionaba buscando las posturas correctas... ¿O era para sentirla de forma más profunda?

Sus primeras clases y había ejecutado todas las posturas del Bikram yoga mejor o peor que otros consciente de las miradas de su profesor aún cuando estaba ocupado con otra. ¿Era porque se comportaba así con todas o solo con ella?

Ejecutó con algo de dificultad la nueva posición, el dandayanama janushirasana, consistente en elevar una pierna fijando el peso en la otra mientras el resto de tu cuerpo se curva sobre esa pierna elevada. Sintió el dolor en todo su cuerpo pues, a pesar de haber calentado y estar en buena forma, se daba cuenta de las muchas agujetas ganadas ese día.

-- Dobla un poco más. - Le susurró Esteban asustándola por esa caricia tan estimulante y provocativa en su espalda. Su contacto no ayudaba demasiado a relajarse pero era más que bienvenido alejando así toda tensión sobre la boda y sus preparativos. - Siente la música entrando por tus oídos. - Le rozó, en un toque tan sutil las orejas que se estremeció. - Deja que el aroma de la sala te transporte a otro nivel. Cierra los ojos Are.

Lo haría... Lo que él quisiera. Cerró los ojos centrando su atención en la música y los sonidos de su respiración. Podía notar dos focos de ardiente calor en su cuerpo pero, al mismo tiempo, no parecía el suyo. Se movía con ligeras presiones arqueándose, creando una nueva postura de una forma tan sencilla e inconsciente que no implicaba ningún esfuerzo.

-- Perfecta... Sencillamente perfecta. - Murmuró tan cerca que su aliento se mezcló con la humedad del cuello. El frescor la reconfortaba, más cuando notaba sus mejillas tan acaloradas temiendo ser el hazmerreír por encenderse en ese momento.

Jadeó al percibir los labios de Esteban sobre su cuello, el sonido de él inhalando el aroma que desprendía su cuerpo. Sollozó por dentro al perder el calor de Esteban recuperando el sentido de dónde estaba.

-- Sigamos con el siguiente movimiento, poco a poco, dejando que sea el cuerpo quien genere el cambio.

Are se fijó en el espejo contemplando la posición del cuerpo. Era la trikanasana, una postura aún difícil para ella, y la había logrado con su ayuda sin darse cuenta. Recuperó la normalidad y permitió a sus ojos buscar a Esteban. Estaba ocupándose de otra alumna pero, a pesar de ser igual de detallista y entregado, no sentía que se involucrara de la misma forma. Y ella... ¿por qué cada vez que él la tocaba era como si encendiera un interruptor en su cuerpo y necesitara esas manos en otras zonas más íntimas?

Había pasado ya casi un mes desde el comienzo de las clases y conocía el ritmo bastante bien. De vez en cuando Esteban no era el único profesor en la sala, otro profesor, llamado Willy, solía impartirles a menudo ciertas partes de la clase. De compresión fuerte y adusto, Willy apenas sonreía pero sí empatizaba mucho con los demás. Sentir su presencia no era problema, aunque no lo vieras llegar, porque era como si el aire se cargara de electricidad.

Era tan atlético que Esteban pero más delgado que éste. No hablaba mucho manteniendo las distancias en todo momento carácter que lo hacía más misterioso y llamativo. Por los comentarios escuchados en los vestuarios, las mujeres no dejaban de alabar su forma de ser y su cuerpo, sobre todo éste último. Aunque tampoco Esteban se quedaba corto en ese sentido.

-- Are. - Llamó Esteban sacudiendo por un momento su mente. Se volvió hacia él.

-- ¿Si?

-- ¿Estás bien? ¿Necesitas salir?

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⏰ Última actualización: Jul 31, 2013 ⏰

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