Capítulo 3

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Milo: ¡Ehh!

Saga: Lo siento ¿te has hecho daño? -el pelimorado se queda embobado mirándolo-.

Milo: Hola, je, si no, que va, es estoy bien.

Saga: ¿Seguro? -dijo bajándose de su caballo-.

Milo: Si es que, no iba mirando por donde andaba, pero estoy muy bien en realidad.

Saga: Ah, menos mal -dijo alargándole la mano y el otro la coge con una sonrisa- oh -le ayuda a levantase pero todavía están dentro de la barca- príncipe Saga, de las islas del sur.

Milo: Príncipe Milo de Arendelle.

Saga: Príncipe -le hace una reverencia- alteza -el caballo también se la hace y Saga cae encima del otro- hey.

Milo: Eh hola, otra vez -el caballo al ver que se iban a caer vuelve a empujar su pata para abajo y esta vez es Milo quien cae encima del Mayor-.

Saga: Caramba.

Milo: Que torpe, jeje, no dijo que tú lo seas -dijo levantándose de su sitio- yo soy el torpe, tú estás, estás cañón, ¿qué he dicho?

Saga: Os debo una disculpa por chocar contra el príncipe de Arendelle y por todo lo de después.

Milo: No, no, no pasa nada, yo no soy tan príncipe, haber, si chocases contra Elsa sería iii, ella claro -se queda mirando al caballo- hola -le rasca y a este le gusta- pero por suerte solo soy yo -dijo ya después de haber salido de la barca-.

Saga: ¿Solo vos? -ambos se quedan fijamente mirando hasta que sonaron unas campanas-.

Milo: Campanas, la coronación ,yo... ¡ay! -dijo dándose con un pequeño poste- debo irme, mejor me voy , adiós -tras eso salió corriendo, Saga y su caballo le saludan, y como el caballo lo hizo con la pata que sujetaba la barca el otro se cayó al agua-.

Ya dentro de la iglesia el sacerdote le puso la corona a Camus en su cabello, el peliturquesa fue a coger la vara y la pequeña cajita redonda  y el mayor le pidió que se quitara los guantes, lo cual con miedo pero se los quitó, cogió esos objetos y miro hacia el frente mientras todos sus invitados se levantaban y el sacerdote pronunciaba unas palabras, Camus al ver que se estaban a empezando a congelar aguantó hasta el último segundo y los soltó corriendo y se puso de nuevo sus guantes.

Ya dentro del castillo la música ya sonaba y a su ritmo los que allí estaban bailaban, al terminar ya se le daba presentación al rey.

Mayordomo: El rey Camus de Arendelle -este camino a paso firme hasta los escalones que daban al trono e hizo un suave saludo- el príncipe Milo de Arendelle -este al contrario que su hermano entró corriendo y se quedo debajo de esos escalones y antes de saludar tuvo que ser el mayordomo el que le tuvo que poner en su lugar-.

Milo: Ahí, ¿seguro? yo creo que no debería ponerme uh -dijo mientras era arrastrado por el otro- vale se separó un poco de su hermanastro y todos los que estaban allí aplaudieron-.

Camus: Hola.

Milo: ¿E..e..es a mí? -su hermano se lo afirmo con su cabeza y una sonrisa- am...hola.

Camus: Un bello traje.

Milo: Gracias, lo tuyo sí que es bello osea no bello de pelo, es que estas más bello que yo.

Camus: Jajaja, gracias. Bueno, así que así son las fiestas.

Milo: Si, cuanta gente junta.

Camus: Oye ¿qué es eso que huele tan bien? -ambos hermanos comenzaron a olfatear ese olor-.

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