Una palabra.

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Me levanté, pensando en él y en lo que había pasado ayer, pensé en lo vergonzoso que había sido que mi hermana nos hubiera hecho eso y pensé en lo tierno que fue que me Santiago me acompañara a mi casa y casi me diera un beso que gracias a mi hermana no pasó. Me arreglé y me fui temprano a la escuela donde ansioso esperaba verlo de nuevo.

Llegué a la escuela y vi que Santiago ya había llegado pero se sentía raro, ¿sería que ya es viernes o le pasará algo?, pero al parecer estaba mas contento de lo usual. Pasó la primer hora y sentado atrás de mi me susurró: -Mau, tengo una sorpresa para ti a la salida- y me dio un beso en la mejilla, lo impresionante es que lo hizo con una rapidez y discreción que ni el profesor volteó a vernos. 

Ansioso espere que llegará el momento de la salida de la escuela y cuando tocaron corrí a mi casillero para guardar mis cosas pero como es mi costumbre tardé unos minutos guardando todo, eso le dio perfecto tiempo a Santiago para bajar las escaleras y esperarme abajo para invitarme a tomar un café con él. Al inicio no creía que estuviera con alguien hasta que Santiago lo confirmó, era una cita, aunque no eramos novios ni nada por el estilo solo nos estábamos conociendo pero estoy seguro de lo que paso cuando nos vimos fue amor a primera viste y aunque muchas personas dicen que no existe, yo creo en que sí, en que están real como la inhumanidad en este mundo. Caminamos unas cuadras por la calle y mientras caminábamos me tomó de la mano y solo sentí mis dedos entrelazarse con los suyos haciendo una especie de nudo que ni el tiempo podría deshacer o al menos eso pensé en ese momento, cuando menos me lo espere su brazo rodeaba gran parte de mi cuerpo, pasando por mis hombros y llegando a donde estaban mis dedos y los suyos entrelazados, íbamos tan pegados el uno con el otro que parecíamos una sola persona y pensé que físicamente eramos dos personas pero en alma y espíritu eramos uno, el mismo corazón latía por los dos en ese instante, en tan solo doce cuadras habían pasado tantas cosas, tan bellas unas como otras.

Llegando al café, no era un lugar caro pero para mi era mi rincón favorito. Nos sentamos y ordenamos un café para los dos. Platicando me contó él de su vida y yo le conté un poco de la mía. Llegó el café, la taza era algo grande así es de que los dos tomamos y él traía mucha espuma en los labios y empezó a intentar darme un beso en la mejilla pero no me dejé ya que no quería traer café en mi cara y  menos espuma, reímos y nos carcajeamos, pero en otros momentos también lloramos por las historias que contábamos. Pasaron unas horas y el lugar estaba a punto de cerrar así es que nos pidieron amablemente que nos  retiráramos. Pagamos y nos levantamos de la mesa volviendo a juntar las manos y observando con detenimiento la luz del sol pasar a través de las hojas de los árboles y sus ramas, viendo como los pájaros volvían de nuevo a sus nidos.

Me llevó de nuevo a casa, tocó la puerta y mi mamá salió a recibirlo, lo abrazó como si lo hubiera conocido antes y nos dejó un momento solos, nos sentamos en mi cama y nos tomamos de las manos como lo habíamos hecho todo el día, juntamos nuestras cabezas y él susurró a mi oído: -Te amo- eso provocó que en ese instante le diera un beso pero no fue en la boca, aún solo fue en la mejilla. Lo acompañé a la salida, despidiéndome de él como si fuera la última vez que nos viéramos. Regresé a mi cuarto y me pregunté, ¿cómo es que sin conocer a una persona y con mirarla una vez puedes saber todo de su vida y conocerlo tan bien? mi respuesta fue que el amor es capaz de hacer muchas cosas entre ellas, hacer que dos personas completamente desconocidas de un día a otro puedan caer profundamente en el amor y juntos ser uno.

Me dormí y me preparé para el día siguiente.

Así pasaron, los días, las semanas y los meses, hasta que después de seis meses de salir juntos tomarnos de la mano y darnos besos, me dijo al oído: -Mau, te espero en nuestra banca especial en cuatro horas-. Mientras transcurrían esas horas el tiempo se me hizo eterno ya que el misterio y la ansiedad por saber me mataban llegué a la banca y estaba decorada con pétalos de rosas y encima de ella estaban rosas de todos colores, tomé una rosa, cerré los ojos y sentí su dulce aroma pasar por mis pulmones, volteé la vista y estaba Santiago, vestido de blanco acompañado de mi grupo de amigas y unos cuantos de sus amigos, todos vestidos del mismo color. De la nada solo se voltearon todos y en sus camisetas decía: ¿Quieres ser mi novio?.

Santiago se acercó a mi y me dijo: -Mau, eres el hombre mas guapo, amable y fiel que he conocido, eres incondicional y amistoso, sabes amar y escuchar y por lo tanto eres amado y escuchado, pero en este momento no me importan las múltiples cualidades que tengas sino me importa que no importa lo que quede ni lo que falte quiero que estemos juntos, no quiero mas que poder saber que estoy contigo y que somos uno. Vengo a ti con mi corazón en las manos, quiero entregártelo y confió plenamente en que sabrás que hacer con el, se que dulcemente lo cuidarás, lo amarás y lo pondrás junto al tuyo.- Al terminar de decir estas palabras, mis ojos se llenaron de lágrimas y solo salió de mi darle un suave, lento y profundo beso en la boca, un beso con el cual expresaba mil palabras de las cuales desatacaban las que decían: -Si mi amor, quiero pasar contigo lo que quede y lo que falte, te amo y eres lo mejor de mi vida-. Al acabar el beso, todos los amigos nos aventaron pétalos de rosas, aplaudiendo y abrazándonos, esperando que todo lo que estaba por pasar pasara bien y como fuera.

Esperando un amor inesperadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora