CAPITULO 1

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Suelo pensar que nadie realmente vale la pena y así es, nadie lo vale, creo que la gente es demasiado ridícula cuando hablan del amor ósea, eso no existe solo es algo que las personas suelen inventar, al menos eso pienso un acostón y se termino.

Mire hacia mi reloj dejando mis pensamientos de lado.

-¡Mierda!

Ya eran las 7:30 de la mañana ya no tengo tiempo para hundirme en mis pensamientos ni para preguntarme una vez más porque mi padre nunca quiere venir a mirarme.

Me bajé de un brinco de mi cama, tome unos jeans negros y una camisa blanca, los arroje en mi cama y me fui directo a la ducha después de cepillar mis dientes. Todo lo tenía que hacer rápido esta mañana tenía negocios que atender.

Dieron las 8:00 en punto de la mañana cuando llegue hasta el desayunador.

-Buenos días, Kathy -saludo el rizado con una gran sonrisa como solía hacerlo cada mañana.

-Buenos días, joven Styles -dijo aquella señora.


Cabello castaño, test morena y ojos color miel, volteando a mirar al rizado dedicándole una sonrisa.

-En unos minutos le llevó su desayuno, joven -mencionó.

Regreso su mirada a lo que cocinaba sin borrar aquella sonrisa pero, apurándose para no hacer esperar a el joven a veces eso le ponía de malas al chico y ese día, ese día ella simplemente no tenía ganas de mirarlo enojado, él era como su hijo desde que nació él, ella comenzó a trabajar para su familia y cuando no tenían nana para el pequeño, ella se tenía que hacer responsable de aquel tierno pequeñín.


El rizado se dio vuelta -. Está bien, mientras iré por mi mochila, hoy no tengo tiempo que perder.

Ella asintió y el muchacho subió rápidamente las escaleras hasta llegar a su habitación, tomó su mochila y su teléfono que, por poco lo deja olvidado cerca de la lámpara de noche. Bajo las escaleras y tomó asiento en el inmenso comedor, su desayuno estaba sobre la mesa y no podía negarlo, se miraba demasiado apetitoso.

-Gracias -gritó el rizado para después comenzar a desayunar sus waffles, junto con un omelette y jugo de arándano, el favorito de aquel chico.

Después de 15 minutos ya había terminado su desayuno. Tomó su mochila que había colocado en la sala para poder desayunar y abrió la puerta de su casa, se encontró con su guardaespaldas

-Buenos días, señor Styles -mencionó al mirarlo abriendo la puerta -. Hoy se ha levantado muy temprano -le dijo al rizado sorprendido, tenía semanas que no se levantaba temprano.

-Buenos días, si... Vamos a la escuela -contestó mientras seguía caminando hacia el automóvil, se quedó un instante parado mientras uno de sus guardaespaldas le abría la puerta, este entro y enseguida cerró aquel hombre la puerta para, después subir a el automóvil y su compañero lo pusiera en marcha.

Llegaron en alrededor de 5 minutos, esto hacía que el joven llegara 5 minutos antes de lo acordado a el lugar pues, la entrada de la escuela era a las 9:00 de la mañana y habían quedado de mirarse a las 8:30 de la mañana.

El rizado entró a los baños del edificio E, sacó un cigarrillo, lo encendió e inhalo profundamente, como si fuera el ultimo cigarro en el mundo, mantuvo unos segundos el humo para después dejarlo salir. Un muchacho que se encontraba adentro salió quejándose por el humo cosa que ni siquiera dio importancia. Justo a las 8:30 cuando vio entrar a el castaño por la puerta, el rizado se giró para apagar su cigarrillo y regreso su mirada fríamente.

-Buenos días, ¿Styles?  -preguntó para no pasar vergüenzas y equivocarse de persona.

-Buenos días... -le contestó haciendo una pausa para que el pequeño castaño le diera su nombre.

-Tomlinson... Soy Louis Tomlinson  -aclaró.

Este, sin dejar de colocar su mirada en aquel fino rostro del joven Styles,  su mirada era tan fría, pero sus ojos eran hermosos, verdes pero, un verde esmeralda y no podía evitar dejar de mirarlo hasta que su gruesa voz lo sacó de sus pensamientos.

-Y bien, tú... ¿Revenderás lo que me compres? Digo, es mucha cantidad solo para ti -preguntó el rizado curioso.

-Pensé que eso a ti no interesaba -contestó el mayor -. Digo, solo la vendes y no te importa que le sucede a las personas que se las vendes, ¿O sí? -siguió fríamente.

-Solo me preguntaba, realmente nunca hago este tipo de preguntas .

"Soy un idiota" -pensó el rizado.

-Pero, no es necesario que respondas, no es de mi incumbencia -siguió el rizado.

-La mitad la utilizo yo y la otra mitad la vendo -respondió el mayor.

-Oh! Sigue siendo mucha para ti -dijo mientras buscaba en su mochila la cantidad que le daría.

-Te pagaré la mitad hoy y la otra mitad en 3 días -contestó él mayor ignorando por completo lo que el menor le decía.

-¿No me pagarás todo hoy? -Preguntó confundido -.Yo... Yo no le he dado esa confianza a alguien como para que me paguen después y lo tuyo es mucho dinero.

Comenzaba a dudar de aquel chico, era un completo desconocido y quería que le diera la mercancía solo pagando la mitad, eso no sonaba muy bien.

-Entonces, ¿me lo venderás o no? -nervioso le preguntó el mayor con temor a recibir una respuesta negativa, realmente haría un buen negocio.

-Lo haré pero, tienes que pagarme porque, no quiero cobrar de otra manera -respondió el rizado desviando la mirada, eso probablemente no estaba bien.

-¡Bien! Verás que te pagaré en 3 días el resto, solo dime dónde nos veremos -lo había logrado, con esto le iría mejor en su negocio.

-Te doy mi número de teléfono y tú decides donde mirarnos, solo me interesa que me des el dinero en el tiempo acordado, el lugar no importa -respondió fríamente el rizado mientras anotaba su número de teléfono en una tarjeta -. Aquí está  -le entregó la tarjeta a Louis y guardo su bolígrafo en la mochila.

-Perfecto, te hablaré -contestó tomando la mercancía y poniéndola en su mochila.

-Hasta entonces -se miró obligado a decir eso para después salir del lugar.

-Hasta luego, ¡Chico frío! -gritó Louis sin embargo, Harry ya había salido del lugar y no escucho ni una palabra más.

Pomona CollegeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora