Séptima parte (capítulo final)

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El agua escurría desde el techo y las gotas manchaban el vidrio de la ventana. Minutos atrás, su abuela y TaeWoo habían salido a barrer la poca nieve que quedaba acumulada en los ángulos de la cabaña ya que comenzaba a derretirse. El cielo mostraba copiosas porciones de azul y las nubes parecían telarañas tejidas.

—Pensé erróneamente que si me hacía la idea de que es inevitable la despedida, al momento de hacerlo no resultaría tan complicado. ¿Sabes qué? Llegué a la conclusión de que nada me haría estar preparado para hacerlo. TaeMin, no estoy listo para despedirme de él —dijo KyungSoo sobre el ruido que producía la leña al consumirse bajo el fuego de la chimenea.

El chico se dejó caer de espalda en el colchón y los mechones de cabello húmedos por la reciente ducha se adhirieron a las mantas. Su maleta ya lista descansaba al costado de la cama, pero a su primo aún le faltaban unas cuantas prendas.

—Nos quedan tres días aquí —respondió TaeMin, doblando un pantalón—. ¿Qué te puedo decir? Disfruta todo lo que puedas.

—El problema es que por estar pensando en que pronto me iré ni siquiera puedo estar tranquilo.

Alguien empujó la pesada puerta y cerraron sus bocas de manera instantánea. La abuela entró primero, siendo seguida por TaeWoo, quien se frotaba las manos enguantadas. Prometieron con miradas que abordarían el tema más adelante.

❄❄❄

El penúltimo día de enero dio lugar a una despedida temporal.

KyungSoo no pensaba en marcharse con sólo los fantasmas de los momentos que habían compartido durante ese corto período. Deseaba obtener una cosa más por parte de Kai, así como decidió entregar algo de suma importancia que ambos atesorarían para siempre.

Algo que ningún otro obsequio podría igualar.

Hicieron el amor dos noches antes de su partida.

KyungSoo tramó un plan que una vez más, pudo ser ejecutado gracias a la ayuda de TaeMin. Mientras el chico distraía a su abuela afuera, él se apresuró a meter en una mochila un poco de la comida que había preparado y un par de cobijas más. Dado que el armario de su abuela estaba repleto, suponía que era difícil que se enterara de lo que estaba sucediendo.

Más tarde esperaron a que TaeWoo y la abuela cayeran rendidos en sus camas y ellos prosiguieron. Debajo de las sábanas de KyungSoo colocaron tres almohadas, sólo en caso de que la anciana despertase en la noche. Antes de salir, TaeMin le entregó una lámpara de mano, a pesar de que esa noche las estrellas señalaban el camino.

Por momentos hacía una pausa del recorrido y se quedaba allí parado sin hacer más que tamborilear con los dedos metidos en los bolsos de su abrigo. El halo blanco de su lámpara alumbraba sus nerviosos pasos. Una idea parpadeaba en su mente y le hacía latir el corazón de manera desenfrenada y leves temblores le recorrían el cuerpo. Aunque no tenía certeza de que ocurriría lo que esperaba que ocurriese, la esperanza le provocaba ansiedad.

Unos minutos después se hallaba plantado frente a la puerta alabeada que tantas veces había cruzado. Tras inhalar una enorme bocanada de aire frío que le infló los pulmones, prosiguió a golpetear con los nudillos. Kai le abrió de inmediato. Un beso fue robado de sus labios luego de haberle hecho entrar.

—Te eché de menos.

—Nos vimos ayer, KyungSoo.

—¿Tú no me extrañaste? —cuestionó el menor con un tono juguetón, y Kai, tan transparente y firme como solía ser, asintió.

—Te extraño cada minuto que no estás conmigo.

Esperaba que las palabras lo aliviaran como bálsamo, en cambio, con dicha respuesta no pudo más que sentirse incluso peor. Parecía que su pecho fuese a estallar en cualquier instante por tanta incertidumbre. Lágrimas calientes amenazaban con humedecerle los ojos, sin embargo, no se dejó vencer con tanta facilidad. Sabía que si lloraba acabaría complicando las cosas.

El chico y el lobo (Secuela de "El niño y el lobo) / KaiSoo fanficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora