Durante los próximos tres días, sólo hubo una ocasión en la que pudieron escapar. No fue sino hasta el cuarto día que al fin una nueva oportunidad entró por la ventana en forma de ráfaga, provocándole un resfriado al más pequeño de la casa. Alguien había dejado la ventana medio abierta y así se quedó por toda la noche, de modo que amaneció entre estornudos. Sus padres y la madre de TaeWoo resolvieron llevarlo de inmediato a visitar al médico del pueblo y de paso harían las comprar. Fue una suerte que decidieran también llevar a pasear a su abuela, pues con lo morosos que eran sus pasos, el viaje tardaría el doble. Tendrían tiempo suficiente.
La delgada espalda de TaeMin se recortaba contra el cielo blanco y desde el punto en que KyungSoo estaba parado, parecía incluso más lejana de lo que en realidad era. Interrumpió la marcha para inhalar aire. Adosó la espalda contra el tronco rugoso de un árbol y soltó un bufido lleno de enfado. Para cuando se incorporó, creyó que quizá había estado ahí inmóvil por más tiempo del que había planeado, porque cuando se dispuso a seguir, el chico había desaparecido en su totalidad entre las finas cortinas de nieve.
Se pasó la lengua por los labios resecos y con pisadas temblorosas comenzó a avanzar. Se había rendido. Cada vez que intentaba correr, sus botas se hundían en la nieve y sentía que sus piernas eran tiradas hacia abajo por una fuerza que no era capaz de vencer. No entendía cómo TaeMin podía hacerlo sin problemas. Sus piernas largas le permitían dar zancadas tan amplias que en poco tiempo lo dejó atrás. Le costaba admitirlo, pero sentía un poco de envidia.
Ya de más cerca, pudo divisar un par de cuerpos parados uno junto al otro. Las fulgurantes llamaradas de una fogata crecían y encogían tras ellos. TaeMin ya había llegado y se hallaba charlando animadamente con Kai. Ambos giraron a verlo cuando enojado, expulsó un ruidoso suspiro. Kai de inmediato avanzó hacia él y TaeMin, tras haber hecho un comentario acerca de lo lento que era, corrió al interior de la cabaña para dejar un par de cosas que llevaban en una bolsa de plástico.
—¿Te encuentras bien? —cuestionó el hombre al percatarse de su expresión testaruda. KyungSoo sacudió la cabeza y justo en ese instante, una fuerte ventisca lo golpeó de frente y el gorro salió volando de su cabeza.
La prenda fue a parar cerca de los pies de Kai, quien se encargó de levantarla y sacudirle la nieve antes de acomodarla de nuevo en su lugar. KyungSoo se había tenido que sostener la bufanda enrollada al cuello para que no ocurriera lo mismo, pero cuando Kai apresó sus mejillas con las palmas de las manos, sus brazos cayeron algo tensos a cada lado del cuerpo
—Estás completamente helado —aseguró con notable preocupación. Le soltó los cachetes para tomarlo por la muñeca y llevarlo más cerca de la fogata.
Un aroma entre agrio y dulce le llegó a la nariz. Al centro de las llamas un animal se asaba. De inmediato rememoró momentos del pasado, recordó cuando Kai lo alimentaba. El calor emanado de las llamas comenzó a entibiar su cuerpo tan pronto como se paró ahí. Se sentía reconfortante.
—¿Ya te sientes mejor?
Él asintió, frotándose las manos enguantadas una contra la otra.
—¿Qué sucedió?
—Ese bobo. Yo ni siquiera estaba de acuerdo en jugar a las carreras —expresó con las cejas fruncidas. Esperaba que Kai lo apoyara, pero en cambio se dedicaba a mirarlo con una sonrisa—. No tiene gracia, ¿sabes? Estuve a punto de caer en muchas ocasiones.
—Extrañaba esta faceta tuya —confesó el mayor—. Cuando te conocí eras incapaz de parar de hablar, reías por todo, pero también te molestaba lo más mínimo. Ahora eres mucho más callado.
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El chico y el lobo (Secuela de "El niño y el lobo) / KaiSoo fanfic
RomanceLos recuerdos de KyungSoo vuelven la misma noche en la que se encuentra con el lobo negro. KaiSoo Wolf!Au Romance Segunda parte de: "El niño y el lobo".