Imaginemos por segunda vez...
— Disculpa, ¿que has dicho? — Respondí perpleja.
— Debes ser la hermana del novio de mi hermano — Sonrió amablemente.
Camino hacía mi para extender su mano. Lo interpreté como un saludo dándole la mía pero rodeo sus ojos divertido para tomar su perro para luego darme un beso en la mejilla.
Si el hermano era similar a él, que buen gusto tenía mi hermano, pensé.
— Supongo que no debo presentarme... — Dio un pesado suspiro.
— Eres Justin Bieber, tu cara se puede reconocer en cualquier parte — Reí — Y-yo no sabía quien era el novio de mi hermano pero...
— Oh yo tampoco lo sabía hasta que vi el periódico en su habitación — Desvió su mirada hacia otro lado — Como sea, disculpa si entre en un terreno personal.
— No, creo que al parecer es «nuestro» espacio en común. Hubiese sido bueno verlos juntos, ya sabes... — Asintió. — Debo irme, tengo un avión esperando para salir de esta ciudad.
— ¿Problemas? — Sonrió.
— Algo así — Incline mi cabeza de un lado a otro.
— ¿Tu avión no puede esperar?. Solo un poco. Creo que es un buen lugar para salir de los problemas y ofrezco la compañía de este bonito perro — Lo alzó encima de su rostro y reí — Junto con unas botellas de agua y papas fritas ¿que dices?
— Esta bien pero creo que quiere que lo cargue yo — Extendí mis manos con una sonrisa en el rostro y me lo pasó — Ow pero si una preciosura.
Caminamos en silencio a una parte del bosque, que no conocía, habitada de flores blancas y un pequeño árbol en crecimiento. Se veía realmente bonito. A tan solo unos centímetros descansaba una moto, junto a una canasta y una manta sobre el cespéd.
— Plante esas flores — Murmuró.
Me acerqué a tocarlas con la yema de mis dedos. Olían de maravilla.
— ¿Estas aquí solo? — Me senté junto a él.
— Bueno, como cada famoso — Me señaló divertido — Tengo mis problemas...
— ¿Vamos a convertir este momento en algo terapéutico? — Reí — Vamos, suéltalo tu primero.
Se recostó sobre la manta con sus brazos detrás de su cabeza y luego de unos largos minutos de silencio acompañado con un suspiro al final, comenzó a hablar.
— Mi vida es una mierda — Soltó una carcajada — Olvido los modales, como decía luego de ser quien descubrió a Jaxon en su habitación, ya sabes, mucha sangre y ese periódico — Tallo sus ojos lentamente a causa de la luz del sol. ¿O él realmente esta llorando?.
— También fue duro para mí cuando me lo dijeron. Recuerdo haber tomado el primer vuelo aquí y afrontar todo esto... sola. Para mi madre no se trato más que una buena presentación familiar — Trague un nudo en mi garganta.
— Mi padre me abandonó cuando era un... adolescente, lo visitaba cada mes con el propósito de ver a mis hermanos. Salimos con Jaxon, una noche de muchas chicas y lo emborraché. Lo busque por todo el club... — Se tomó unos minutos — Lo encontré en un baño con un hombre.
— ¿Y te molestaste? — Murmuré.
— Sí pero no por lo que crees. Mi hermano, mi sangre, no había confiado lo suficiente en mí, eso me dolió. Luego cuando le dije que lo sabía — Se apoyo sobre sus codos para mirarme fijamente — Sonará raro pero recuerdo ese momento como si fuese ayer, lo abracé y le dije que estaba orgulloso de él.
Limpie mis torpes lágrimas y me acerqué tomando las suyas con mi pulgar haciéndolas a un lado de sus ojos.
Tomó de mi mano para apoyarla sobre su rostro y cerro sus ojos.— ¿Qué clase de sueño es este?. Te sientes real — Murmuró.
— Soy real. Vamos, sigue contando... — Lo animé y me senté a su lado.
— Mi ex novia cortó conmigo, no soportó mi depresión.. Tomé drogas y fui a la carcel — Encogió levemente sus hombros — Era un adolescente. No necesitaba atención como todos creían, necesitaba el apoyo de mi hermano. Pasé de verlo detrás del escenario para sentarme en tierra mojada con una botella de cerveza y llorar junto a un ataúd.
— Eso es duro — Acaricie su hombro — Piensa en él como esos buenos recuerdos que dices tener.
— Salí con una chica, mi mejor amiga, me escuchaba cada día hasta creí que lo nuestro funcionaria pero no fue más que algo pasajero. No la amaba del mismo modo que ella a mí. Tuvo una paranoia de creer que todas mis canciones eran para ella.
— ¿Y para quien era? — Sonreí divertida.
— Eran aventuras del pasado o cotidianas. Nada especial — Bufó — No escribo una canción buena en meses.
— Que aburrido eres — Le saqué la lengua divertida — Mi avión...
— Puedes llevarte el mío si quieres — Me sonrió — ¿Acaso quieres acabar con este momento?
— No pero...
— ¿Hacia donde vas? — Me interrumpió.
— Argentina.
— Un bonito país aunque me persigue mi pasado — Rió. Tomó de mi mano para llevarla a su boca y besar mis nudillos — Me disculpó por mi mala estadía allí.