Lamber:
Esa noche conocí a Dairon. Estaba acostada en mi habitación, afuera una tormenta llenaba el ambiente de incertidumbre. Mi corazón latía a mil por hora. Jamás imaginé que sería la última noche que lo haría. De haberlo sabido hubiera disfrutado la sensación de escucharlo golpetear dentro de mi pecho. Pero así es la vida humana. Solo se añoran las cosas cuando ya no es posible recuperarlas.
Esa noche alguien golpeó mi ventana, la curiosidad hizo que bajara de mi cama y me acercara para ver. Una silueta oscura se encontraba al otro extremo, empapada de agua y con una mirada penetrante que daba terror.
Me quedé helada a causa de la sorpresa, el miedo recorrió mi columna vertebral.
―¿No me invitarás a pasar dulce doncella? —pregunto.
La voz era profunda y seductora. Aun así no contesté. Estaba demasiado asustada. ¿ Porque me llamaba así?
―He sido muy paciente los últimos años, así es que puedo esperar un poco más—volvió a insistir.
Quizás si le respondía se marcharía, o quizás solo era un sueño.
―¿De qué estás hablando?
—Invítame a pasar y te lo explicaré.
―¡Por supuesto que no!—le respondí
Entonces desapareció. Asustada abrí la ventana para observar, pero la oscuridad y la lluvia no me permitían ver nada. Cerré la ventana pero cuando estaba por darme la vuelta choqué con algo duro y frío, como un tempano del hielo.
Con todo el asombro del mundo miré hacia arriba, un hombre vestido de negro me observaba desde una altura el triple que la mía. Estuve a punto de gritar pero sus manos me lo impidieron.
―Te soltaré si prometes no gritar. No lo hagas más difícil, no creo que quieras que haya heridos o... ¿Sí?— preguntó en tono burlón.
Enseguida negué con la cabeza, si bien no tenía la mejor vida, ni la mejor familia. No sería responsable de que salieran heridos. Siempre había sido de la mentalidad, "es mejor que sufra una persona a que lo hagan más"
Asentí para que me soltara. Cuando lo hizo, sus ojos se encontraron con los míos. Eran de un color zafiro impenetrable. Era difícil no quedarse mirándolos fijamente.
―¿Ahora ya estas lista para escuchar lo que te diré? —me cuestionó invitándome a sentarme, era irónico que el hiciera eso en mi propia casa. Resistí el impulso de comentárselo. Me senté en silencio. Intentando averiguar cómo serían sus facciones, la noche a penas me dejaba apreciar su rostro. Sus ojos eran los que sobresalían.
Hace años vengo observándote. He visto lo que has vivido. Sé que a lo largo de tu vida te has lastimado y te han lastimado. Se lo que callas; lo que escondes. No puedes mentirme. Te conozco suficiente. ¿Sabes por qué estoy aquí?
Negué en silencio.
He venido por ti y no me iré si no es contigo.
―¡De que hablas, yo no te conozco no sé quién eres! —estaba comenzando a tener un ataque de pánico.
―Por supuesto que si, has memoria. Tú me buscaste primero, claro está que eras aún más joven y estúpida. Pero si estoy aquí es porque lograste tu objetivo ¿no lo recuerdas?
Esta vez parecía ofendido. Traté de reflexionar las palabras que me había dicho, no recordaba haber buscando en internet "asesinos seriales" la idea casi me hizo temblar.
—Por ahí no va la cosa―me dijo.
Casi juré que sus ojos se tornaban más oscuros ¿acaso leía mi mente? Entonces como una ráfaga de viento la idea llego a mí. El recuerdo de mi adolescencia, de mi obsesión hacia algunos seres oscuros. La realidad me golpeo el rostro.

ESTÁS LEYENDO
Dairon©
VampirosEsta es una historia corta. De esas que se cuentan en un suspiro. Con un final donde debería ir un inicio. Fue hace tantos años que incluso el tiempo se ha olvidado del lugar. Queda prohibida la copia total o parcial de esta novela, sin la autoriz...