Entregué mi corazón al lápiz que,
bajo el régimen de la mano,
se retorcía sobre el papel.
Vi las antiestéticas grafías entrelazarse,
entrelazarse creando palabras que,
a su vez constituían frases y
irremediablemente hasta el punto, creaban bellas imágenes.
Imprimí mis más profundos pensamientos, desnude mi corazón,
abrí las puertas del archivo, el archivo de la vida.
Entré en aquella oscura senda, viajé por todos sus caminos.
Al salir, volví a mirar la hoja,
esta se hallaba completa, no cabía ni una letra más.
El lápiz ya no se movía,
la mano lo había abandonado y la mente rechazado.
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Pensamientos Difusos
RandomEl borboteo y cosquilleo en mi mente, pensamientos difusos que me envuelven y sacuden mi esencia.