"Eren, the Beauty in the Cruelty - Parte 4".

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Esa noche, mientras él dormía inconsciente, me di cuenta de lo muy hermoso que él era. Su piel morena, su voz dulce y sus brillantes ojos color esmeralda eran lo que me había enamorado la primera vez que lo vi. Esa noche en el café cuando entró con las mejillas rojas y tratando de controlar su respiración de lo agitado que estaba. Ese Eren tan feliz y sonriente que cambió a uno que vivía con miedo, miedo de mí. Odio ver ese miedo en sus ojos. Odio saber que ese miedo está ahí por culpa mía.

Algo dentro de mí se rompía cada que veía esa mirada cristalina que poco a poco se llenaba de odio.

Esa noche, sólo por esa noche, me permití acariciar ese rostro tranquilo y ahí, protegiendo a ese ser al que tanto amo, me atreví a llorar.

Dos años después.

Había amanecido. La luz peleaba contra las cortinas oscuras para poder entrar en mi departamento e iluminar mi vida pero mi vida ya no tiene salvación. Me hundo en la oscuridad de mis remordimientos, poco a poco me consumen hasta dejar ver mis huesos negros por todos los errores que he cometido.

Tocan a la puerta.

Por alguna razón eso me aterra. Algo me dice que el aura tras la puerta sólo va a causarme problemas. Ignoro el sentimiento y me dirijo, café en mano, hacia el rectángulo blanco y ¡oh, sorpresa! Es Hanji "la loca de los lentes" Zöe.

- ¿Qué haces aquí?- pregunto sin señal alguna de emoción en mi voz.

- También me alegro de verte, enano.- me saluda sonriente.

- Largo de mi casa, cuatro ojos.

- Oh, vamos, Ravioli. No nos hemos visto desde hace dos años, alégrate un poco.- trata de animarme ella. La ignoro. Me dirijo al sofá frente a la puerta y dejo mi taza sobre una pequeña mesa frente a este.

- ¿Qué quieres, cuatro ojos?- pregunté yendo al grano.

- Pues, pasaba por aquí y me pregunté: "¿Qué estará haciendo mi Ravioli favorito?" así que vine aquí:3

- Dime la verdadera historia.

- Bueno, la verdad es que estaba en el Centro Comercial y vi una mancha y-

- Dime la verdad de tu visita.- la interrumpí. Ella no solía alargar tanto las razones, era muy directa al decir las cosas.

- Es Eren...- soltó por fin.

- ¿Qué pasa con él?- pregunté. Eren. Tan sólo el escuchar su nombre era como empujar ese cuchillo que ya estaba clavado en mi pecho, hundiéndolo aún más y dificultándome la respiración.

- Él está muy mal. No se siente bien. Ha cambiado.- explicó.

- El cómo ha cambiado su vida no es mi problema.- dije con un tono serio.

- Joder, Levi. Deja de engañarte. Te preocupa ese chico.- me regañó.- Sé que aún lo espías en sus redes sociales. Estás al pendiente de cada cosa que él publica. Te lastimas a ti mismo... y eso no está bien.- su mirada se oscureció y al ver que yo no respondía siguió hablando.- No sé si te hayas dado cuenta pero... él casi no sonríe. Antes era el ángel de la felicidad pero ahora apenas y se le ve salir de su casa... La casa de ambos... Eren te extraña, Levi. Te extraña demasiado. No lo dice pero lo demuestra: cada vez que escucha el timbre en la puerta sale corriendo con la esperanza de que seas tú, cada vez que mira sus fotos sonríe con nostalgia y es la única vez en la que lo veo sonreír de verdad. Casi no quiere salir de esa casa por si algún día vuelves... Me duele verlo tan decaído...

- ¿Y esta es tu solución? ¿Quieres que vuelva para lastimarlo otra vez?- pregunté suplicando que se fuera y no volviera a molestar.

- No, Levi. Tú lo amabas y él te amaba a ti.

Riren: He's Hurting Out There (One-Shot)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora