Capítulo 1

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- Odio esta clase.

Creo que mi suspiro de exasperación se ha escuchado por toda el aula, pero poco me importa. La clase del señor Adams es lo peor que me he podido echar encima este año, y dicen que los profesores de la Universidad de Troms son los mejores impartiendo clases. Ja, este hombre le quita las ganas de aprender a cualquiera.

- Que no se te note tanto el aburrimiento. – Nathan sonríe juguetón mientras me habla. Doy gracias a que compartamos carrera universitaria y clase, creo que me moriría de aburrimiento si no fuera por él.

- Es imposible. Si escucho a Adams una vez más hablar sobre como fluye la sangre por el cuerpo voy a cortarme las venas yo misma para que la mía deje de hacerlo.

- Eres una exagerada.

Decido dar por terminada la conversación porque está claro que no vamos a llegar a nada y prefiero no recibir un regaño por parte del hombre de pelo canoso al que debemos de llamar "Señor Adams". ¿Cuánto faltará para su jubilación? Espero que menos de cuatro años. No me apetece estar amargada los años que me quedan de carrera. Pensándolo bien, ¿por qué he decidido estudiar enfermería? Ni siquiera es una carrera que me apasione, pero claro, no tenía ni idea de qué hacer con mi vida y Nathan insistiendo en que quería que entrara con él a la carrera no ayudaba mucho.

Quizás deba de replantearme dejar esta carrera y comenzar otra, pero ¿cuál? Además, Natalie y John me han pagado los estudios del primer año. No quiero echar a perder su dinero, más teniendo en cuenta lo bien que se han portado conmigo después de todo. Cierro los ojos para intentar despejar mi mente, pensar en ello no me va a servir de nada. Ya me he martilleado mucho con ese tema a lo largo de estos dos años, debo dejar de hacerlo.

- Deja de pensar en eso. No te sirve de nada.

- Hoy hace justo dos años, no es tan fácil. – Suelto un suspiro de pesadez. Ojalá alguien comprendiera cómo me siento; todos me dicen lo mismo "olvídalo", "ahora eres feliz ¿por qué no pasas página?" Como si fuera sencillo hacerlo. Quizás si recordara algo antes de esa maldita noche las cosas serían diferentes, pero ni siquiera recuerdo mi infancia o a mi verdadera familia. – Ponte en mi lugar por un momento.

- Lo hago siempre. Sé que es difícil, pero si piensas en ello lo único que consigues es hacerte daño. Créeme. – Ahora es mi amigo quien suelta un suspiro repleto de angustia y pesadez. Comprendo a que se refiere y lo dura que es la situación también para él.

- ¿Piensas decirlo en algún momento?

- Ni de coña, mis padres son las personas más difíciles que he conocido respecto al tema. Sé que mi hermano me apoyaría, pero no quiero perderlos.

- Nathan. – Su mirada recae sobre mí. Sabe que la sola mención de su nombre significa que voy a sermonearle, como siempre hago cuando hablamos del tema. – Tus padres te aman, puede que al principio les cueste aceptarlo, pero eres su hijo. Te aceptarán tal y como eres. Además, ser bisexual no es ningún delito.

- Se que no lo es, pero...

El estruendoso ruido que hacen los altavoces del aula callan la frase del pelinegro obligándonos a ambos a prestar atención al anuncio que probablemente esté a punto de comunicar el director de nuestra querida facultad.

"Buenos días alumnos y alumnas, el día de hoy quedan canceladas las clases de la facultad por asuntos personales del directivo. Mañana volverán a retomarse con total normalidad. Disfruten de la tarde."

¿Problemas personales del directivo? Bah, tengo la tarde libre y eso es lo importante.

Empiezo a recoger mis cosas con tranquilidad, a diferencia de la mayoría de mis compañeros que salen del aula como si sus vidas dependieran de ello. Nunca entenderé eso, las prisas por salir.

El poder de la SombraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora