Me llamo Verónica Grey, he pasado por bastantes depresiones, intentos de suicidio y auto-lesiones. Mi novio Taylor y el futuro padre de mi hijo/a se suicidó al saber la verdad sobre su madre. Mi hermana murió cuando tenía 9 años y mi madre me culpó durante 7 años, ahora vivo con ella, se casó con un hombre bueno llamado Víctor y mi madre cambio, me ha brindado más apoyo de lo que esperé. Estuve en un centro de rehabilitación donde conocí a la hermana de Taylor, ella aún sigue ahí y no piensa salir.
Han pasado dos meses, no he vuelto a ver a Fryda, la madre de Taylor, la mayor parte del tiempo tengo pesadillas de que ella vendrá a quitarme a mi bebé.
He comenzado a salir con Sebastián y tengo una vida bastante complicada. Pero tengo que salir adelanté, pero a veces la depresión es más fuerte.
En la actualidad.
Sonó mi alarma, "un minuto más" pensé, cerré mis ojos y cuando los abrí ya habían pasado 10.
-¡Verónica, llegarás tarde!- grito mi madre desde la cocina.
Me levanté como si el mismo diablo me persiguiera. Me bañé mientras cantaba Do I Wanna Know?
Me sequé el cabello, me puse una playera negra para embarazadas y unos pantalones para embarazadas, todo para embarazadas, menos mis Converse. La verdad estar embarazada es una cosa bastante complicada pero a la vez es bonito.
-¡Sebastián te está esperando afuera!- me aviso Víctor.
Bajé lo más rápido que pude pero mi enorme estómago no me dejaba, me agarré del barandal para apoyarme.
-Espero y esto me lo agradezcas-le dije a mi estómago, o sea a mi bebé.
Salí y Sebastián me ayudo a bajar, me abrió la puerta del auto y después subió él, me tendió su mano dándome una manzana.
-Acabo de lavarme los dientes- le dije devolviéndole la manzana. Pero me la volvió a dar.
-Estás embarazada, no voy a dejar que te pase algo, así que come, no seas necia-me sonrió.
-Está bien, mandón.
Llegamos a la escuela y me ayudo a bajar, de verdad era difícil hacer las cosas con este inmenso estómago.
Entré a la clase de biología, intenté sentarme y después de varios intentos pude, oía la risa de Elizabeth.
-Mírenla, parece elefante-dijo por lo bajo, pero aún así todos escucharon y comenzaron a reírse.
Verónica, tranquila, cuenta hasta diez, inhala, exhala.
-No sé, pero yo creó que se romperá la silla- dijo mordiendo un lapicero y riéndose.
-Ojalá y tus comentarios te hicieran menos puta.- dije volteandola a ver y todo el mundo dijo "Uh..." y otros se rieron.
Sus mejillas comenzaron a tomar un color rojo, estaba que ardía de rabia.
-Bueno, al menos con los chicos con los que ando no se suicidan, así ya no tendré que decirle a mi hijo que su padre se suicidó porque no pudo aguantarme.
¡MALDITA! LA ODIO, LA ODIO, ¡¿CÓMO SE ATREVE?!
-No, tú tendrás que decirle que no sabes quien de todos es su padre.
Y todo el mundo comenzó a reírse.
Ella solo se dio la vuelta ardiendo de furia.
Terminaron las clases, gracias, al fin se acabó el infierno.
Salí y ya estaba Sebastián afuera, esperándome, me tendió la mano la cual tome porque si daba un paso más sin ayuda se me rompería la espalda, bueno, tal vez exageró pero de verdad cansaba. Ya estábamos en su auto, nos dirigíamos a su casa, su madre estaba trabajando y veríamos películas.
-Deberían darme un premio por seguir yendo a la escuela en esta condición- dije quitándome el sudor de la frente. Sudaba como si no hubiese un mañana, hacia mucho calor.
-Tu premio soy yo- Sebastián sonrió de oreja a oreja.
Yo solté una tremenda carcajada, él rodó los ojos y también comenzó a reírse. Le di un beso en la mejilla y se sonrojo.
No puedo decir que amo a Sebastián, pero sí lo quiero muchísimo y no como amigo, lo quiero como algo más y me gusta demasiado nuestra relación, me siento cómoda.
Llegamos a su casa, estábamos en la sala y puso la película de "La decisión más difícil", termine llorando y me abrazo, culpe a las hormonas del embarazo pero esa película me ha hecho llorar toda mi vida.
Me acosté a lado de Sebastián y recargue mi cabeza en su hombro. Me levante y el me dio un beso en los labios.
-¿Qué hora es?- pregunte tallandome los ojos.
-Las 5:30 PM.
-¡Mi madre me matará!.- dije intentando levantarme.
-Le he avisado que estás aquí durmiendo, dijo que podías volver a las 7:00 PM.
-¿No te he dicho que eres el novio perfecto?- le di un beso en los labios, me abrazo y me volvió a besar.
Ya eran las 7:15 y estaba en mi cuarto viendo los nombres que le podría poner a mi bebé, si es niño obviamente Taylor y si es niña... "Verónica, como tú" me imagine a Taylor a lado de mí tomándome la mano. Sonreí.
-No, algo aún más especial- le respondí recargandome en su hombro.
-Es especial.
Comenzaron a salirme las lágrimas, era hora de decirle adiós a Taylor, tengo que continuar con mi vida, tengo que aprender a vivir sin él.
-Taylor- comencé a decir mientras las lágrimas me mojaban las mejillas y la garganta se me cerraba- Te amo, te ame y te amaré pero yo... Yo tengo que continuar con mi vida ¿sabes? Por nuestro bebé, por mí. Tengo que dejar de imaginarme que estás aquí- bajé la vista- he comenzado a salir con alguien, se llama Sebastián, es un buen chico, lo quiero y me siento mal seguirte imaginando y estar con él, es como engañarlo- me mordí el labio intentando detener las lágrimas- yo quiero superar esto, quiero superarte, no quiero seguir despertando y seguir sintiendo un vacío enorme porque ya no estás- me limpie las lágrimas con la manga de mi suéter- tú me dejaste, decidiste hacerlo así que ahora yo decido dejarte, no es fácil pero tampoco imposible, Taylor te amo pero...
En mi imaginación él asentía con la cabeza
-Adiós- le dije al fantasma.
Un punzante dolor en la cabeza me despertó, vi el reloj 3:49 AM, el dolor aumento, abrí la boca para gritar pero no salió ni un ruido, apreté mi cabeza con mis dos manos, me senté en la cama, veía todo borroso, me limpie el sudor de la frente y nariz con una mano mientras la otra seguía sosteniendo mi cabeza. Me pare e intenté caminar pero fue inútil, di como tres pasos antes de caerme de rodillas.
-¿Verónica estás bien?- pregunto mi madre intentando abrir la puerta de mi habitación.
-No- dije y me di cuenta que nuevamente no salió mi voz.
-¡Verónica!- grito mi madre tratando de abrir mi puerta. Me arrepentí de haberle puesto seguro.
Después como de tres minutos mi madre logro abrirla, yo estaba tirada en el suelo, no entendía nada de lo que decía, solo escuchaba un zumbido. Víctor me cargo y bajo corriendo junto con mi madre, me acostó en el asiento de atrás mi madre se fue conmigo, estaba cargando mi cabeza, algo me decía pero seguía sin escuchar. El dolor se volvía más fuerte, "basta, basta, basta" pensé.
Me pusieron en una camilla, "Paren el dolor" dije enterrando mis uñas contra mi frente y esta vez mi voz si salió, todo se volvió negro y no sé qué pasó.
Mis ojos comenzaron a despegarse, una luz blanca me lastimó los ojos, puse mi mano tapando la luz, miré alrededor, todo era blanco, olía a alcohol... Estaba en un hospital, de pronto recordé lo que paso.
Entro a mi habitación la doctora que conocí en el internado, ahora sabia de que se trataba, los dolores de cabeza por mi intento de suicidio.
-Supongo que ya sabes la causa de ése enorme dolor- se sentó alado de mis pies poniendo una mano sobre mis piernas. Asentí con la cabeza- Lo mejor es que no le ha pasado nada a tu bebé- puse una mano sobre mi estómago, eso era lo que importaba.
-No solo es lo mejor, es lo más importante.- dije sonriendo.
-Quisiera compartir tu alegría Verónica pero no es así... Tus dolores vas a aumentar hasta causarte la muerte... Al menos que te hagamos una operación y solo tenemos un mes pero si la hacemos hay una posibilidad que tu bebé muera.
-No, entonces no habrá operación no habrá y punto- dije segura.
-Entonces si no la hacemos exactamente en un mes morirás y junto a ti tu bebé...- seguía hablando pero no la escuchaba, me centre en mis pensamientos, morirá pensé, no queda más remedio, si se hace la operación muere y si no también, ¿qué debo hacer? Prefiero morir con mi bebé, no puedo vivir sin él, Lo quiero tanto aunque aún no lo conozco- Verónica- me saco de mis pensamientos la doctora- piénsalo.
Salió de la habitación y entro mi mamá, no quería ver a nadie estaba furiosa, lo peor es que esto estaba pasando por mi propia estupidez.
-Hija, ¿cómo estás?- dijo poniendo en sus manos en mis mejillas, estaba pálida, a simple vista se notaba que no había dormido, sus ojos se llenaron de lágrimas.
-Estoy bien mamá, cálmate, me pones más nerviosa con tan solo verte- le bajé las manos.
-¡Oh Verónica!- me abrazo- casi muero del susto- comenzó a llorar.
-No llores- la separe de mí y le sequé las lágrimas.
-Está Sebastián afuera, le diré que pasé- se levantó y yo la detuve tomándole la mano.
-Quiero... Quiero estar sola, estoy cansada y quiero dormir.
Asintió con la cabeza y cerró la puerta.
Quería pensar sobre lo que iba a pasar pero estaba demasiado cansada y me quedé dormida.
Desperté, "tic tac, tic tac, tic tac, tic tac, tic tac" me despertó el sonido de el reloj, marcaba las 3:30 AM, no puedo creer que haya dormido todo eso. Recuerdo que me desperté unos instantes, mi madre entro a despedirse y me aviso que Sebastián se había ido hace unos minutos y me dijo que me quedaría todo la semana aquí, eso sucedió como a las... 4:00 PM, ¡¿dormí casi 12 horas?! Debe ser por los dolores de cabeza, tal vez mi cerebro quiera descansar.
Me incorporé de la cama y fui al baño, afuera estaba el de seguridad que se supone que tenía que estar vigilando las cámaras pero estaba durmiendo así que fui lo más silenciosa posible. Las enfermeras estaban en un cuarto que estaba a cinco habitaciones de la mía, se escuchaba que estaban riendo y demás. El baño estaba muy lejos, tarde tres minutos en llegar.
Las luces del baño parpadeaban, me arme de valor y entre a un sanitario. Salí del baño y todo comenzó a dar vueltas, no podía enfocar la vista en nada, me apoye del lavamanos, se apago la luz un instante y cuando volvió a prender había alguien detrás de mí... Fryda, antes de poder hacer algo la vista se me nublo de negro y caí al suelo.
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Nostalgia.
RandomHace tiempo había tomado la decisión de suicidarme, pero las cosas dieron un giro inesperado. Ahora voy a ser mamá y el padre de mi hijo se suicidó. Tengo que seguir pero... La depresión a veces es más fuerte.