All for love "Todo por amor" S&R

Capitulo 1

Humanos, sacerdotisas, youkais y gitanas cuatro razas diferentes pero a la vez tan iguales, todos tenían apariencias similares pero distintas formas de pensar y actuar, así como cada quien creía que lo que quería.

Como en este caso, los gitanos/as tenían prohibido enamorarse o estar con humanos o cualquier otra especie que no pertenezca a su cultura. Pero una chica de unos 19 o 20 años se enamoro de un humano y este de ella, pero no contaban con el apoyo de los suyos. Pero ella no era la única que se había enamorado de ese joven humano, también una sacerdotisa había quedado cautivada por él, pero este solo tenia ojos para la gitana. Quien diría que ese amor se convertiría en su peor pesadilla, todo comenzó así:

Tora era un joven de entre 22 o 24 años, quien era quien cuidaba de las personas en compañía de mas jóvenes pues aveces los Youkais les atacaban, siempre decían que buscaban algo, pero nunca les decía que solo Tora y unas cuantas personas sabían que era lo que buscaban. Cierto día salio a buscar a un niño que durante un ataque había huido hacia el bosque, Lo encontró tratando de ayudar a una chica que estaba herida recostada en un árbol.

- ¿Tu quien eres? - hablo serio Tora mientras alejaba al niño de ella.

- Mi... nombre es Midoriko.

- Eres gitana ¿Cierto? - él vio su muñeca en la cual tenia un pequeño tatuaje en forma de estrella, todos los gitanos tenían esa marca, ella asintió --. Vete - le susurro al niño quien solo obedeció y se fue, una vez que se aseguro que el niño se fuera por el camino para llegar a su casa volvió su mirada a la chica --. ¿Que fue lo que te paso?

- Una sacerdotisa.

Era bien sabido que entre las sacerdotisa y gitanas no había buena convivencia pues muchos creían que los gitanos eran unos ladrones o brujos que solo buscaban el mal, pero no era así. Si hacían aveces uno que otro hechizo, magia blanca otros si practicaban la obscura pero no por eso quería decir que era malos, si bien a veces lanzaban maldiciones era a aquellos que trataban de hacerles daño, si no se metían con ellos, ellos no se metían con nadie.

Las sacerdotisas siempre trataban de purificarlos como si de un Youkai se tratara, lógicamente los gitanos no lo permitían y así era como cada vez que se encontraban peleaban. Eso era lo que le había pasado a Midoriko, había salido a caminar un poco, cuando de pronto se encontró con un grupo de sacerdotisas que a diferencias de las gitanas ellas si estaban entrenadas para pelear y por mas que Midoriko trato de defenderse eran tres contra una, sobrevivió ya que la entrenadora de las sacerdotisas las llamo y ahí fue donde ella aprovecho para huir. Tora escucho atento, aun no entendía del por que tanta rivalidad, bien podrán apoyarse pero no preferían tratar de matarse.

- ¿Donde vives? - pregunto el acercarse mas a ella para ayudarle a levantarse.

- No es necesario que me ayudes. - se levanto sola, pero apenas si podía sostenerse en pie.

- No seas necia, dime por donde. - la ayudo a caminar.

Ella le indico el camino, para el anochecer ya estaban en la pequeña comunidad de ella, se dispidieron y desde ese día se encontraban sin querer o queriendo, ella siempre salia a caminar pero él no y sin embargo se lo encontraba en su camino. Ya que se encontraban pues comenzaron a hablar mas y mas hasta que al paso de los meses el se le declaro, ella estaba indecisa en aceptar pues sabia que no podía al igual que él. Sin embargo después de tanta insistencia por parte de Tora ella termino aceptando, todo parecía ir normal hasta que en una situación algo similar él conoció a una sacerdotisa, pues ella había sido atacada por un Youkai, él por ser tan amable con todo el mundo se dispuso a ayudarla, ella tenia por nombre Tsubaki quien quedo cautivaba por Tora pues ya era muy difícil que un humano se comportara como él. Pero con el paso del tiempo se dio cuenta que el estaba con una gitana, los delato y fueron separados. Ahí fue donde Tsubaki trato de ganarse a Tora, pero él se dio cuenta de que ella había sido quien los delato y lo único que quería de ella es tenerla lejos.