Rin Coleman es una chica de 17 años de raíces gitanas, nació y creció entre su comunidad gitana. Pero su familia esta maldita, todas son mujeres, pero ese no es el problema, no pueden enamorarse, si alguien se enamora de ella y ella corresponde, por...
Sesshomaru al salir de la escuela subió a su auto y se recargo en su asiento, se quito unos pupilentes de color azul, miro hacia afuera para confirmar que se encontraba solo, al ver que si llevo su mano izquierda hacia la derecha para quitarse un anillo así ----
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--- el cual le ayudaba a ocultaba su apariencia youkai pero los ojos no, le escondía las marcas, orejas y color de cabello pero los ojos seguían en su color normal. Cuando estuvo a punto de quitarlo vio salir a Rin de la escuela frunció el ceño, se suponía que los alumnos habían salido ya hace como una hora, trato de ignorarla para quitarse el anillo ya que este no le dejaba usar su fuerza natural, pero cuando estaba por quitarse el anillo vio a Kagome quien había comenzado a seguir a Rin él solo bajo del auto y fue tras ellas.
Cuando llego hasta donde ellas estaban que ya era bastante retirado de la escuela, vio como Kagome iba a matar a Rin, sin pensarlo corrió rápido y quito a Rin de ahí evitando que la flecha la tocara, al alejarla un poco de ahi por el movimiento salio de su chamarra un collar así ---
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--- por una extraña razón pensó en la descripción de su padre hacia la piedra aire.
Rin abrió los ojos lentamente encontrándose con una mirada dorada, parpadeo varias veces pues los ojos eran ámbar y el cabello negro.
- Sesshomaru ¿Que haces aquí? - pregunto Kagome acercándose a ellos. Él bajo a Rin lentamente quien apenas se podía sostener en pie.
- ¿Que era lo que pretendías? - hablo serio.
- Nada malo, solo quería darla una buena bienvenida a Rin. - su tono de voz sonaba inocente.
- Ya vete.
Kagome gruño por lo bajo y miro a Rin con una sonrisa fingida.
- Adiós Rin, nos veremos luego. - hablo con malicia y luego miro al peli-plata --. Adiós Sesshomaru. - le guiño el ojo y se fue, él solo una mueca de desgrado.
- Gracias. - susurro Rin sentada en las raíces de un árbol.
- Hump... ¿No te sabes defender? - sonó a regaño, ella negó.
