Rin Coleman es una chica de 17 años de raíces gitanas, nació y creció entre su comunidad gitana. Pero su familia esta maldita, todas son mujeres, pero ese no es el problema, no pueden enamorarse, si alguien se enamora de ella y ella corresponde, por...
Años pasaron, Midoriko se encontraba en Madrid, luego de que Yu muriera decidió irse a su cuidad de origen pues su madre era de ahí y su padre de Japón, fue bien recibida y hasta le ayudaron a cuidar a sus hijas mientras trabajaba. Ya no volvió a fijarse en nadie mas ya que apesar de ser madre soltera llego a tener varios pretendientes los cuales ella rechazo, ya sabia mas sobre su maldición y por desgracia no solo era para ella si no para sus hijas también. Ya sus hijas sabían la verdad sobre dicha maldición, a Kikyo se lo dijo cuando cumplió 10 y a Rin igual cuando tuvo esa edad.
Ese día se encontraban celebrando los 20 años de vida de Kikyo. El día era soleado, la gente estaba reunida en la calle bailando y cantando al rededor de Kikyo, ella bailaba en el centro con una gran sonrisa, ella lucia un vestido así --
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-- se le veía muy contenta, a lo lejos recargada en un árbol su hermana Rin observaba todo. Estaba feliz por el cumpleaños de su hermana mas no se unía a la celebración, y no por que no le gustaran esos bailes ni nada por el estilo, solo que ella era un poco mas reservada.
- Deberías ir a felicitar a tu hermana. - dijo Midoriko mientras se acercaba a ella.
- Ahora esta muy ocupada, la veré en la noche.
- Siempre tratando de no causar molestias ¿Verdad?
- Si, además - miro a Kikyo --. Hacia años que no la veis sonreír así.
- Entiendo, yo también estoy feliz por ella. ¿Por que no usas vestidos como ella?
- No es mi estilo. - comenzó a retirarse, ella casi siempre vestía así ---
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- ¿A donde vas? La señora Kaede me dijo que ya no vas a sus clases desde hace ya seis meses ¿Ocurre algo que debería saber?
La señora Kaede era la encargada de esa pequeña comunidad y como ni Kikyo ni Rin fueron llevadas a la escuela como las demás chicas ella les enseñaba, no era mucho pero al menos sabían leer, escribir, hacer cuentas, además les enseñaba un poco de magia blanca como a leer las cartas o la mano, cosa que a Rin no le interesaba, sabia que era extraño ya que se suponía que ellos creían en todo ese tipo de cosas. Se giro para mirar a su madre.
