Heracles miraba con atención al de ojos chocolate ¿Que veía en èl? Solía preguntarse, pero eso era una cuestión que no podría contestarse, sólo podía pensar en acercarse a aquel joven como lo estaba haciendo en esos momentos. El castaño caminaba a paso lento hacia el azabache, era un martes por la mañana y el salón comenzaba a llenarse.
-Buenos dias- dijo con la voz adormilada.
-Buenos dias- respondió el asiático dirigiéndole por un momento la mirada, ello le dio tiempo al griego para observar sus facciones con más precisión- ¿Sucede algo?- la mirada del castaño le incomodaba.
El muchacho negó con la cabeza.
- ¿Te esta molestando?- una voz preguntó tras el griego, el tono de esta tenía cierta molestia.
- No ocurre nada Arthur-san- contestó con serenidad el joven japonés.
Ambas miradas esmeraldas se cruzaron, una más clara que la otra, ambas demostraban molestia e incomodidad, una incomodidad indescriptible a pesar de aún no conocerse tenían algo claro, se estorbaban.
El silencio fue interrumpido por el sonido del cuerpo del inglés al caer al suelo.
-¡Quitate de encima!- grito enojado el rubio mientras intentaba apartar el cuerpo que lo estaba aplastando sin éxito alguno.
-¡Good morning!- exclamó con una voz animada Alfred- ¿Que tal estas Arthur?
-Estaría bien si te movieras.
-Siempre eres así de aburrido- comentó el americano levantandose- aburrido- mufo haciendo un puchero.
El inglés se limitó a mirarlo con fastidio.
-Muevete- le dijo al griego una vez se levanto- estas en mi lugar.
Heracles lo miró adormilado.
No- dijo momentos después haciendo que Arthur frunciera el ceño, se estaba impacientando.
Abrió la boca dispuesto a decir algo, no estaba dispuesto a dejar que "ese" se acercara de una manera tan fácil a su Kiku.
-Sientate conmigo- habló antes el americano tomándolo de la mano para llevarlo a su asiento, no tuvo momento de protestar y de todas formas el chico no lo dejaría, lo conocía a la perfección. Tendría que resignarse a pasar la clase lejos del asiático.
Se sentó junto al rubio y dio un suspiro, luego se le unió el americano quien tenía el rostro serio.
-¿Sucede algo?- preguntó el inglés, recibiendo un cortante "No" por parte de Alfred- Como quieras- dijo el inglés, no tenía ganas de entrar con rodeos, aquel griego lo había dejado con un mal sabor de boca.
Un silencio incómodo se hizo presente entre los angloparlantes y ninguno tenía en sus planes romperlo, Alfred se encontraba consumido en sus pensamientos y Arthur demasiado concentrado en el griego que hablaba amenamente con el asiático. Así fue hasta que dio el timbre.
"Lo mataré"
