En las calles la vida siempre es más cruel, fría y llena de aventuras. Pues lo último, así es como lo vive Lily, la pequeña de ocho años, que vive pensando en los cuentos de hadas y en santa Claus, dejando de lado la dura realidad en la que esta viv...
La estadía aquí a sido maravillosa, ni siquiera he recordado malos momentos aquí, solo los buenos. Siempre quise volver pero más que nada, para decir que todo lo malo, ya había pasado.
Y creo que esta funcionando.
El día ha sido agotador, planeamos que mañana iremos al zoológico. Supongo que las chicas ignoraron que no me gustan los animales exóticos.
Son las nueve de la noche y al parecer, la gente aquí no se cansa jamás. Él frío no es una escusa para estar temprano en casa.
Hoy hizo un bello día y lo agradezco. Según decían, llovería toda la semana, pero ha estado soleado y nos ha servido un poco para entrar en calor.
Él clima aquí es muy distinto, a pesar de que el invierno en New York es más brusco, aquí la humedad es fatal.
Mientras nos movilizamos en él taxi de siempre, Taylor busca con su celular, un lugar apropiado para cenar. Lily esta sentada sobre mí y con su rostro pegado al vidrio de la ventana.
- ¿Qué es eso tan alto?
- Esa es la famosa torre Entel. Es una compañía telefónica.
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- Tenía entendido que también arrojan fuegos artificiales para el año nuevo - comenta Taylor sin despegar su vista del teléfono.
- ¡Wooow! - exclama Lily.
- Exacto. Algún día pasaremos el año nuevo aquí y podrás ver lo hermoso que es.
- Entonces... No creo que pueda ver algo así - me responde con su tono de voz algo triste.
- ¿Por qué no? - le cuestiono.
- Porque son solo ocho días... Taylor no estará con nosotras hasta fin de año... Nosotras volveremos a New York y, no tendremos dinero para volver...
En seguida Taylor dejó su celular a un lado y me miró preocupada. Yo acaricié la espalda de Lily y le Sonreí.
- Tranquila pequeña... Te prometo que volveremos - le dije sin pensarlo dos veces.
Sé que no he tomado ninguna decisión con Taylor, pero más allá de todo lo que he hablado con ella, sé que tal vez mi promesa no esta tan fuera de la verdad.
Pasando unos kilómetros más allá, nos detuvimos cerca del palacio presidencial. Lily queda maravillada por las luces que iluminaban la entrada.
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