빈 empty

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El día que Hoseok escucha a Hara hablando por teléfono, es cuando su desesperación puede más que su razón. Él escucha claramente la voz desesperada de ella suplicando escapar de aquel lugar, como si estuviese atrapada en el mismo infierno. Está detrás de la puerta de la habitación, a punto de entrar cuando esas palabras le rompen el corazón. Escucha la voz de un hombre al otro lado de la línea, pero Hoseok sabe perfectamente que no es cualquier hombre, es ese hombre del que tanta veces se había puesto celoso y por el que muchas veces se inició una pelea. Sehun, el mejor amigo de Hara de la infancia. Es entonces cuando comienza a llorar y a suplicar porque Hara no puede irse y apartarlo lejos. Él la necesita a su lado para estar completo, pero ella parece no comprenderlo. Intenta mirarla a los ojos para buscar ese autentico brillo que hay en ellos cuando están juntos, pero ya no existe y cada vez que intenta acercarse, ella se aparta ¿cuánto más debía durar su indiferencia? cualquier cosa podía ser hablada y Hoseok haría lo que fuera para que ella no se marchase, pero Hara simplemente no quería escuchar nada que él tuviera que decir.

Las frías tardes de invierno son cada vez peor y Hara no está junto a él para cubrirlo con sus delicados brazos para enfrentar el frio. De hecho ella cada vez está menos en casa y Hoseok cada vez se siente más solo.

Un día cualquiera, cuando el sol sale después de mil días de invierno, Hara llega a casa más temprano de lo que suele hacer, se va a su habitación y se encierra en esta por un largo rato. Cuando sale Hoseok nota que va apurada y en su mano arrastra una maleta mientras que de su brazo cuelga una mochila. Entonces la angustia lo golpea fuertemente. Va hacia ella para detenerla pero Hara lo ignora como lo hace desde hace meses, rápidamente ella baja las escaleras, porque quiere alejarse lo más pronto posible. Hoseok se para frente a ella en un intento tonto por detenerla, pero aun así Hara sigue su camino y Hoseok solo retrocede porque ya no tiene fuerzas para suplicar. Todo se rompió y él solo va a tener que permitir que Hara se marche. La espalda de Hoseok toca la pared y deja que ella pase por su lado, es ahí cuando él sabe que todo termina. Hara solo se ira, dejándolo destruido, solo con la melancolía y los recuerdos que serán su única compañía y a lo único que podrá aferrarse eternamente.

— Quédate a mi lado, te lo pediré una vez más. Seré mejor porque no puedo dejarte ir.

Hoseok la ve tomar el pomo de la puerta, tiene una pizca de esperanza al ver que ella se detiene, pero las pierde cuando de todas formas ella abre la puerta y sale rápidamente. Hoseok camina a paso lento hacia la ventana, porque ya no hay nada que hacer, porque simplemente ya no quedan esperanzas. Afuera, hay un auto estacionado, un chico de cabellera rubia baja de este y mira con ojos tristes a Hara. Es Sehun. Hoseok solo mira serio la escena mientras se siente idiota. Hara mira hacía la ventana, el otro lado está vacío pero su mente juega con ella y le hace creer que Hoseok está del otro lado de esta. La melancolía se apodera de ella y es entonces cuando decide que debe salir de ahí antes de que los recuerdos la maten por completo. Corre a hacia Sehun y se refugia en sus brazos, aunque no sean los brazos que necesita alrededor de su cuerpo.

El corazón de Hoseok a partir de ese día se fue rompiendo pieza por pieza, lenta y tortuosamente. Pasó meses o quizás años perdido en la soledad, un largo tiempo en el que se torturó así mismo con los recuerdos. Días enteros en que su débil mente lo hacía ver a Hara sonriéndole al despertar por las mañanas, noches enteras de insomnio y llanto. Hoseok ya no cuenta las horas esperando a que Hara vuelva a su lado y quien sabe realmente cuánto tiempo tuvo que pasar para darse cuenta de que nada había sido real.

Hara siempre estuvo ahí, pero él no.

Hoseok ya no existía, no era nada más que un espectro. Solo es el recuerdo que Hara mantuvo vivo y al que se aferró desesperadamente porque no era capaz de aceptar la realidad, aquella realidad de la que Hoseok no era parte. Ya no es nada, solo esa presencia que persigue a Hara y le lastima, aquel fantasma que hace presencia porque jamás podrá descansar en paz a causa de la culpa de no haber hecho lo correcto aquel día en el que la hirió. El momento en que Hara cruzó la puerta se había decidido abandonarlo, a abandonar todo él, a olvidar su recuerdo, a borrar las caricias de su piel que le quemaban, a borrar el sonido de sus risas, a borrar cada pequeña cosa que fuera parte de Hoseok. Y él permanecerá ahí esperando por ella el resto de la eternidad. El destino se encargó de hacerlo pagar de la manera más cruel, viendo sufrir a Hara el resto de sus días.

Hoseok vio las estaciones pasar lentamente alrededor mientras seguía encerrado en esas cuatro paredes, sintiéndose culpable el resto del aquel infinito por no haber hecho las cosas bien, por no haber luchado por volver más temprano del trabajo cada día para estar con ella, por no haberle prestado atención, por no haberle acariciado cuando tuvo la oportunidad y por no haber luchado suficiente para cambiar los gritos y peleas por besos y abrazos.

Hoseok lo entendió cuando ya era tarde para su final feliz.

paradise ➹ j.hoseokDonde viven las historias. Descúbrelo ahora