2.-Pequeños pasos

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Kenro miró la ventana de su habitación con pocas ganas, desanimo, se había acabado de levantar. Se había levantado pronto aquel día y no había podido dormir demasiado pensando en ella, se había quedado petrificado al ver lo dulces que eran sus palabras, lo simpática que era, su sentido del humor...simplemente todo. Se vistió con algo de ropa que encontró tirada en el suelo, unos vaqueros sencillos de un azul oscuro algo claro, junto con una camiseta de manga corta roja, unos calcetines blancos cortos y unas convers rojas. Fue hacia la cocina para así desayunar y encenció la televisión que había allí, encima del mármol color blanco grisáceo. La cocina era bonita y moderna, con el suelo de madera, brillante, y con las paredes pintadas de blanco, todos sus muebles eran color crema excepto la despensa que era del mismo color de la madera, un marrón claro amarillento que quedaba bastante bien. Aquel apartamento era suyo pero no siempre estaba ordenado, Kenro era simpático, gracioso, pervertido, insistente y un poco insensible en ocasiones pero no precisamente ordenado y cuidadoso.

En el instituto no tenía demasiados amigos, solamente Matthew, un chico que venía de intercambio muy atlético y demasiado enérgico para su gusto, y Kosuke, su amigo de toda la infancia, lo acompañaban a clase pero a parte de ellos no había nadie más. Ellos dos eran bastante sociales y todos los fines de semana se iban de juerga pero él solo salía de vez en cuando y muy poco por lo que sus amigos no paraban de insistirle. ¡Y qué idiota fue! Si él hubiese sabido que Nimide estaría allí seguramente cada fin de semana hubiese ido a verla, pero en cambio prefirió quedarse en casa junto a la pantalla y el mando de la playa jugando a un shooter (un shooter es un videojuego de disparos por así decirlo, un ejemplo serían el "Call of Duty" o el "Fallout") mientras malgastaba sus horas. Cuando pensó en ello se pegó a la frente con la palma de su mano y con algo de frustración exclamó:

-¡Seré idiota!, ¡no quedé con ella! Espera...-entonces recapacitó recordando que, cada viernes y cada sábado quedaban- ¡esta tarde irán!, ¡claro!- y como un niño de poco menos de diez años esbozó una sonrisa eufórica mientras cogía su teléfono para llamar a Matthew a la vez que encendió su televisión para ver las noticias mientras se hacía el desalluno.

La noche anterior en el chiringuito de la playa habían ido a un rincón alejados del resto, aunque no demasiado, y habían comenzado a hablar sin tapujos ni vergüenza alguna sobre ellos, sus amigos, y diversos temas. La suave brisa del mar junto con el sonido tranquilo de las olas y la luz clara de la luna lo volvieron todo incluso más reconfortable e íntimo para ambos, que incluso llegaron a sonrojarse en un par de intentos atrevidos de Kenro para darle un tímido beso en la mejilla a la chica que lo había cautivado. Al final él consiguió darle lo que se había propuesto y Nimide no se negó en recibirlo. Todo era muy repentino y muy rápido pero, en aquellos instantes, el chico sintió como su corazón cada vez necesitaba más repetir aquel instante.

Mientras una sombra con forma de mujer lo miraba desde la lejanía, en la terraza del edificio cercano, algo entristecida por ver aquello, entonces fue cuando Kenro la miró desde la ventana, algo extrañado, sintiendo escalofríos al ver aquella silueta, por unos segundos sintió culpabilidad mientras contenía su aliento, ¿acaso ella no era como Nimide?

-¡¡KENRO!! -gritó Matth desde el teléfono.

-¡¿Q-qué?! -exclamó con el corazón a mil por hora por su culpa en un tono algo borde.

-¿¡Cómo que qué!? ¡¡Si me has llamado tu, imbécil!!-replicó comenzando a perder la poca paciencia que tenía.

-¡A-ah! ¡Si! ¡Perdón! -se disculpó con una gota en la sien mientras reía con levedad- es sobre Nimide, ¿tienes su número?

-¿La tumba rosa? -preguntó, llamándole así porque apenas había hablado mucho con ella en la fiesta y tenía el pelo de ese color.

- Si ella, es que se le olvidó algo y lo encontré yo y...

-Ajá, que te gusta, ahora te lo doy.

-¡¡N-no he dicho eso!! -replicó con levedad, ¡¿tanto se le había notado?!- Gracias supongo...¿cómo sabes que m-?...

-Se veía a kilómetos- le interrumpió- apunta bien seis...

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⏰ Última actualización: Jun 24, 2016 ⏰

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