XI. lo siento, oliver

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ADAM:

7:30 de la mañana, me desperté y me quedé sentado al borde de la cama por unos minutos. No quería empezar el día y mucho menos volver a ver la cara de mis padres.


Me tomé el mayor tiempo posible y baje a desayunar, mis padres estaban en la cocina y no salieron de ahí en todo el tiempo que estuve .


Subí a mi cuarto y ya estaba decidido, tenía que largarme.


Tomé una vieja maleta que usábamos para irnos de vacaciones antes de que Oliver muriera.


Estaba llena de polvo me tomo tiempo limpiarla, la abrí y no podía creerlo. Tenía ropa de Oliver junto con su sepillo de dientes y una pequeña jabonera que el llevaba a todas partes.


Un día después de la muerte de Oliver se supone que nos iríamos a la casa de mi abuela por unos días.


La noche anterior Oliver me había pedido escribir una carta para el abuelo, quien había muerto hace mucho, por que se suponde que iríamos al sementerio donde lo habían enterrado.


Nunca íbamos a visitar a mis abuelos, sólo fuimos a verlos cuando Oliver nació.
Después de la muerte de mi abuelo mis papás se vieron obligados a visitar a la abuela al menos dos veces al año .


Oliver insistía con escribir la carta lo cual me parecía absurdo. Recuerdo haberle dicho que era un idiota y que no valía la pena hacer semejante estupidez.


En los últimos años las cosas fueron mucho más difíciles para mi por lo que siempre llegaba a casa furioso y muy agotado.


No hablaba con mis padres, por lo que siempre terminaba desquitandome de todo con Oliver.


Ese día Oliver se puso muy triste. Nunca lo había visto tan mal, por más que el era un niño me costaba entender que la muerte del abuelo le había afectado.


Estaba a punto de ponerme a llorar , me seque las primeras lágrimas y me puse en pie.
-ahora no Adam..-dije para mi mismo mientras tomaba la ropa de Oliver

Estaba llevando las cosas de Oliver cuando sentí que algo se había caído. Volví a mi cuarto y vi una carta tirada en el suelo. La levanté y me senté un momento a leerla.

No pude soportarlo, luego de leer la carta me tiré en la cama y comencé a llorar.


Estuve en la cama por un tiempo, hasta que escuche a alguien tocar la puerta.


-Adam habre, tu primo Erik esta al telefono- escuche decir a mi madre.


Me seque la lágrimas y abrí la puerta.

Tomé el teléfono y volví a cerrar


-hola- dije en voz baja

-Adam! Habla Erik, ¿cómo haz estado?


-bien...- contesté muy seco

-me alegra oír eso!, oye, tu madre me hablo sobre lo que paso ayer y llamaba para decirte que puedes quedarte en mi casa si quieres. A no ser que ya hallas encontrado otro lugar.

-No, no tengo otro lugar pero, no quiero molestarte Erik no te preocupes por mi..

-como digas campeon, pero si cambias de opinión recuerda, tengo una llave bajo el tapete de la entrada. No estaré ahí por unos meses así que trata de no romper nada. Puedes quedarte el tiempo que quieras eso lo areglaremos cuando regrese, cuidate mucho Adam, Saluda a tus padres de mi parte! .

Quise responder pero ya había colgado, le di el teléfono a mi madre y volví a mi cuarto.


Puse algo de ropa en la maleta junto con la carta de Oliver.


No tenía más opción baje con la maleta y me despedí de mis padres. Creí que mi madre haría una de sus escenas de despedida como esas que se ven en la televisión cuando el chico se va a la Universidad pero sólo me dio un triste beso en la mejilla.


-cuidate Adam- dijo antes de largarse a llorar.


Mi padre se acercó y me dio un fuerte abrazo


-adiós campeon- dijo con los ojos llorosos.


No podía creerlo, mi padre nunca había llorado frente a nosotros, siempre había estado serio hasta en los momentos más tristes.

Tomé la maleta y me fui


-vamos Adam...No llores- me decía a mi mismo


Por mas fuerte que aparente ser frente a los demas, no puedo negarlo. Fue uno de los momentos más triste de mi vida luego de la muerte de Oliver.


Llegué a casa de Eric y busque la llave bajo el tapete. Al entrar note que el no había estado allí por mucho tiempo. Se veía horrible, las telarañas colgaban por todos lados.

-¡MALDITA SEA ERIK. PODRIAS HABER LIMPIADO! -


Me tomó horas ordenar todo, por primera vez extrañaba a mi madre, por Dios mamá ahora entiendo por que terminabas tan cansada!.


Termine de limpiar y ya había oscurecido , Diablos! Me tomó todo el día.

No me preocupe por cenar, mi mente estaba totalmente ocupada con pensamientos que iban y venían sobre la carta de Oliver . No podía creer que el pensara eso de mi.


Me senté en el sofá y tomé la carta. La leí un par de veces hasta dormirme, me sentía tan miserable y a la misma vez culpable de la muerte de Oliver ...


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