B.R.O.N.X. [H.S] (Adaptada)

Capítulo 15

"Las personas borrachas nunca mienten"

Brooklyn Reed

—Hey, tú, despierta. — Me repetía una voz molesta una y otra vez, mientras que alguien me movía el brazo, tratando de despertarme de mi sueño tranquilo.

Después de un minuto, yo decidí que no iba a poder dormir de nuevo por lo que bien podría levantarme. Traté de hacer poner mis ojos abiertos, pero una capa de maquillaje corrido me lo impedía. Traté de frotarlos con mis manos y oí un fuerte suspiro seguido de un por fin que viene de la misma persona que me había estado molestando.

Parpadeé un par de veces hasta que mis ojos se acostumbraron a la luz repentina procedente de la ventana. Me apoyé en los codos y miré a mi alrededor, dándome cuenta de que no conocía este lugar.

Entonces mis ojos se posaron sobre una chica que estaba sentada en una cama opuesta a la que yo estaba tirada, supongo que debe haber sido la persona que me había estado empujando un minuto antes. Tenía el pelo castaño claro, casi rubio, pelo ondulado que le llegaba más abajo del pecho. Sus ojos eran de un verde oscuro con motas marrones, me parecían extrañamente familiares.

— ¿Quién eres tú?— Mi voz salió ronca debido lo seca de mi garganta.

La chica tenía una expresión muy molesta en su cara bonita y sólo me hizo sentir más confundida.

—Soy la hermana de Harry, Gemma. — Dijo sin rodeos. Yo ni siquiera sabía que Harry tenía una hermana. Me levanté de la cama, notando que todavía estaba en mi ropa. Mis zapatos estaban colocados ordenadamente a los pies de la cama. Me aclaré la garganta. —Mucho gusto, soy Brooklyn. — Alargué la mano para que ella la tome, entonces me di cuenta de que ella tenía probablemente quince años y los adolescentes no suelen hacer eso.

—Lo sé. Harry me dijo. — Se levantó de la cama y cogió una mochila de su escritorio. —Realmente tienes que ser especial si aun no te ha llevado a la cama. — Ella dijo algo con sinceridad, aunque mantuvo ese tono áspero que tenía conmigo.

—Oh. — Fue todo lo que pude decir. — ¿Crees que podría usar el baño?— Le pregunté con educación, sin saber siquiera en cuya cama había dormido.

Ella se echó a reír, lo más probable por mi elección de palabras, teniendo en cuenta que estaba siendo una especie de elegante. —Por supuesto. La primera puerta a la izquierda. — Ella dijo y con eso desapareció de la habitación y pronto oí la puerta al cerrarse.

Rápidamente me puse mis zapatos y cogí mi bolso, dando gracias a Dios siempre tuve algunas cosas de primera necesidad en el mismo. Encontré el baño sin ningún problema y de inmediato entré cerrando la puerta. Oí algunos ruidos procedentes de otra habitación de la casa, pero no quería tener que encontrarme con una persona que está tan mal como yo seguramente en estos momentos.

Cuando vi mi reflejo en el espejo casi tuve un ataque. Mi cabello era un desastre total que necesitará al menos una botella de acondicionador para ser domado algo que no tenía en este momento—. Mi rostro estaba negro, los rastros de mascara que cubre mis mejillas y mis ojos eran similar a un mapache. Mi ropa estaba arrugada, pero al menos no tenía ninguna mancha visible.

Abrí mi bolso y saqué mi peine. Me cepillé el pelo sin dejar de mi cabeza calva era una tarea difícil, pero me las arreglé para hacer que se vea aceptable atando mis cabellos enredados en un moño. Entonces conseguí mis toallitas quita maquillaje y froté una febrilmente por toda la cara hasta que estaba completamente limpia. Me eché un poco de agua fresca después, para dejarlo aún más limpio. Me lavé los dientes con un cepillo pequeño que siempre tuve conmigo y me enjuagué la boca seca, una sensación fresca al instante. Cogí mi base, el corrector y el rímel y lo apliqué en mi cara para que se viera un poco natural. Me eché un poco de colonia y me mordí los labios decidiendo qué era lo siguiente que tenía que hacer. Salí del baño y seguí los ruidos que me llevaron a la cocina. Harry me estaba dando la espalda, tratando de hacer funcionar la máquina de café.