La primera noche.
Este one shot no me pertenece solo que no tenia inspiracion T-T
LEMON.Su corazón se apretó casi dolorosamente, sin embargo ese no era el sentimiento que todo su cuerpo sentía, lo que describía en ese momento su corazón era emoción, expectación, ansiedad y nerviosismo. ¡Oh si! Mucho nerviosismo. Juraba que casi podía oír retumbar aquel músculo fuertemente contra su pecho. Se preguntó si él lo lograría escuchar con aquellas orejas de hanyou.
-Kagome-Dijo su nombre de forma lenta, su voz delataba que se encontraba igual de nervioso que ella. La vio sonreír y se sintió aliviado, ella lo hiso al darse cuenta que estaban en justas condiciones. No era la única ansiosa y con casi un ataque cardiaco. Eso era bueno.
-InuYasha-Se acercó a él cuando lo vio extender su mano hacia ella. Kagome tragó duro. Nada le sucedería, todo sería maravillosa estaba segura.
Hace tan solo unas horas atrás se acababan de casar en una ceremonia tradicional japonesa, por supuesto que sería así, se encontraban en la era Feudal de Japón, ella había decidido después de largos tres años en su época volver quinientos años al pasado solo para estar con él, porque un mundo sin InuYasha no tenía gran sentido, y para InuYasha un mundo sin Kagome no tenía ningún color.
Por eso ahora se encontraban en aquella situación, su primera noche como esposos y ambos inexpertos en el arte amatoria.
Inocentes e inexpertos.
-Te cuidaré-Murmuró InuYasha en su oído cuando la abrazo, su mano acarició la espalda de ella-Te protegeré-Siguió diciendo apretándola más contra su cuerpo. Kagome no encontró mejor respuesta a las palabras de él que buscar la boca masculina de forma desesperada, cuando la encontró se dejó guiar simplemente, ambos movían sus labios de manera torpe, él quizás tenía unos cuantos besos más de experiencia que ella pero nada más.
Sus respiraciones se volvieron aceleradas, tanto que Kagome tuvo que alejar su boca de la de él para poder tomar aire, sus mejillas las sentía arder pero sonrió cuando vio que él también estaba completamente rojo.
-¿Qué te hace gracia?-Preguntó él al momento que distraídamente acariciaba los hombros cubiertos por aquel blanco kimono que ella llevaba.
-Tú rostro, se ve gracioso...-Ahogó una risita cuando él le besó el cuello y mordisqueó ahí-¡InuYasha!-Exclamó sorprendida, la caricia de la boca de él ahí la relajó, le produjo una sensación electrizante que bajo por su columna vertebral y se expandió por su estomago hasta concentrarse en su bajo vientre-Inu...-Suspiró cuando él hiso un camino de besos hasta llegar a la clavícula de ella, corrió con fuerza la tela dejando su hombro expuesto a él.
-Te necesito-Dijo con la voz ronca contra la piel desnuda-Mucho-Casi gimió desesperado, a pesar que se encontraba avergonzado una parte de él, su instinto le estaba incitando a lo que debía hacer... Y solo él sabía cómo necesitaba a Kagome, desde que la conoció siempre se prohibió en pensar en ella de esa forma pero sus sueños húmedos delataban lo que realmente su corazón quería, y luego... tras esos tres largos años de separación no hubo día en que no dejara de pensar en ella, en su rostro, en sus ojos profundos, en su sonrisa tranquilizadora, en su cabello y la forma en que le hacía cosquillas a él cuando rosaba contra sus mejillas cuando la llevaba en la espalda, en su cuerpo... en sus piernas, en sus manos curándole heridas... ¡Demasiado tiempo!
-Yo también-Escuchó que dijo ella con la voz ahogada en un suave gemido, Kagome llevó sus manos a la cabeza de él acariciándole los cabellos mientras él corría más el molesto Kimono para poder llegar a los pechos de ella.