Billdip.

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Era día de san Valentín todos estaban haciendo ruido en la casa, Julie junto con Guillermo y Valería hacían un chocolate especial para su ser amado cosa que ocasionaba demasiado ruido en la casa.
Mientras que otros atrevidos como Alexandro e Philip planeaban como tomar a su uke de la forma mas tierna y amable que su mente les permitía ya que el verlos les provocaba de sobre manera.
Había otros que se la pasaban encerrados en su cuarto de la cabaña con su pareja dándose el amor que tanto anhelaban entre ellos estaban, Jill, Phill, Angelo, Will y Gleeful.
Pero otros intentaban confesarle a la persona que les gusta sus sentimientos esperando ser aceptados esas personas eran Bipper y Ethan mayormente solo Bipper.
Pero otros sólo estaban sentados en el sofá desparramados como plátanos aplastados en el, ya estaban casados no querían salir a cenar, su esposo rubio tampoco se le daba el romance y a el no le iba muy bien el intentar ser alguien erótico se ponía demasiado nervioso.

-Ya me aburrí cariño- comentó el chico castaño mientras se adentraba mas a ese cómodo sillón.

-¿Y si conseguimos el bebé que tanto quieres he pino?-preguntó el chico con un tono de voz pícaro y tierno.

-Eres un idiota Bill-comento Dipper con una sonrisa alegre y queriendo evitar reírse.

-¿No que no querías? Esa linda sonrisa dice lo contrarió -comento feliz el chico.

-callate Bill...

-ohh vamos pino dame mi regalo de san Valentín- dijo el chico rubio con una sonrisa lasciva.

El menor sonrió pícaro para tomar al mayor de la mano y arrastrarlo hacia su cuarto. Pues si ya todos le darían su regalo de catorce de febrero a su pareja ¿por que el no podía darle a su esposo lo que pedía? Vaya que seria algo entretenido. El rubio tomo al menor al estilo princesa.

-¿A dónde vamos Bill?- pregunto Dipper sonrojado por la forma en que su esposo lo cargaba-¿No es nada malo verdad?- pregunto con voz dudosa el chico.

-¿Desconfias de mi?- pregunto el rubio coqueto.

-No cariño.

-¿sabes que te pasará si desconfias de mi?- pregunto mientras subía las escaleras hacia el segundo piso de la casa.

-Nop- sonrió inocente.

-Te morirás de tanto cojer jajaja- dijo con una risa picara el rubio.

-No gusta...

- jajaja ¿Verdad?

- sip- confesó el chico con un puchero que lo hacia ver mas irresistible de lo que ya era.

-Que lindo puchero... ¿a ese puchero cuanto le cabra de mi pene?- dijo burlón mientras veía sonrojarse al menor y entraba a la habitación.

-¿Ahora es culpa de mis pucheros?-pregunto el castaño aun con el puchero adornando sus lindos y delicados labios.

-Y de esa cara de niño- dijo con una sonrisa pervertida.

-Pero si soy un niño- comento risueño.

-Como dijiste anoche soy un demonio que goza de pervertir a chicos de veinticuatro años que no tiene idea de cuantas ganas tengo de estar dentro de el- comento mientras acostaba al castaño en la cama de forma delicada.

-Tengo veinticinco- confeso el chico con una risa.

El mayor sonrió de forma pervertida para luego besar aquellos rosados y finos labios que lo tentaban hasta el escucharlo hablar era una delicia para el. Los beso, degustando de ese sabor a frambuesas y fresas que solo su linda y tierna boca podría tener.

-Aun así te pevertire pino ya que eres ese chico de veinticinco años que quiero tomar toda la noche- dijo el chico con una sonrisa mientras dejaba besos humendos en aquel blanco y suave cuello.

El menor sonrió de lado con una sonrisa entre tierna y picara le encantaba cuando le seguía el juego.

A veces el amor se expresa con sonrisas y miradas, o simplemente es el hecho que luego de tantos años el juego de sonrisas y palabras que hacen que esa persona sea la indicada no cambien en nada, o simplemente el hecho de que esas risas y besos apasionados que debes en cuando le robas a esa persona sea lo que te mantiene enamorado, pero lo que es realmente lo mejor de estar enamorado es esa mirada cómplice y ese beso que te roba el aliento y lo sigue haciendo desde tantos años.

A veces el amor se expresa con sonrisas y miradas, o simplemente es el hecho que luego de tantos años el juego de sonrisas y palabras que hacen que esa persona sea la indicada no cambien en nada, o simplemente el hecho de que esas risas y besos ap...

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San Valentin Contigo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora