Capítulo 18

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Querido diario. Buenas tardes. Realmente buenas, por cierto.
Hace mucho tiempo que no escribo, en realidad hace mucho tiempo que no hago cosas que siempre hacía. No escribo, no llego temprano al instituto y no voy a la residencia. Desde que Alex tiene allí a su abuela no he ido nada, me alegro de que al menos él los visite cada día. Siento que les he fallado.
Recuérdame que vaya a verles hoy mismo.
Bueno, además de eso quería confesarte algo. Estoy con Jorge.
Soy la novia oficial del profesor de educación física. Por supuesto nadie lo sabe, pero es real. Nos queremos de verdad. Al menos yo le quiero. Es tan difícil explicarlo... Sé que me lleva muchos años pero no me importa, no me importa en absoluto. Valoro mucho más su personalidad que su edad. Además es tan guapo, bueno, amable, sensual, dulce, atractivo,... es perfecto. ¿Qué más puedo pedir?
El otro día me llevó a un lago precioso, nos bañamos desnudos pero no hicimos nada.

Cuando estoy con él siento que el mundo es mejor, yo soy mejor. Besarle es tan maravilloso...
Tengo demasiadas ganar de hacer el amor con él, ya hemos tenido sexo hace meses, pero esto será distinto. No es lo mismo tener sexo que hacer el amor. Los sentimientos ahora son verdaderos. Realmente deseo entregarme a él con toda mi alma, y que él se entregue a mi.
Pronto lo haremos pero vamos a esperar un poco porque queremos que sea especial.
Te seguiré contando. Besos.

-¡Elisabeth! Tienes visita.- grita su madre desde abajo.

-Vale. Bajo ahora.- le responde ella en un volumen considerablemente bajo.

Deja el diario en la mesita de noche y baja corriendo las escaleras.

-Hola Eli.

-Ey Guille

-Voy a ir a la residencia ahora. He pensado que quizás querrías venir.

-Justo antes pensé en ello. Claro, subo a coger una chaqueta y bajo. Espera un momento.

Un par de minutos después la joven baja las escaleras rápidamente.

-Vamos entonces.- se sujeta a Guille del brazo y salen en dirección a la residencia.

...
Ambos amigos salen del edificio y ponen rumbo a casa de la joven.

-Se han alegrado mucho de verte.

-Normal, hacía mucho tiempo que no venía. Pensé que no iban ni a recordarme.

-¿Te has fijado en mi abuela?

-Sí, no la he visto tan mal. Para la edad que tiene está bastante bien.

-Tiene días. A veces está bien, como hoy, pero otras está fatal.

-Lo siento. Sabes que me tienes aquí para lo que me necesites.

-Lo sé. Y tú también sabes lo que siento por ti y lo que quiero contigo.

-Ay, Guille. No empieces con eso por favor.-la joven suspira.

-No, Eli. No lo dejo. ¿Nunca vamos hablar de ello?-dice poniéndose más serio.

-Es que... no es algo de lo que quiera hablar.

-Pues yo sí. Y quiero hacerlo ahora. En este momento y lugar.

-¿Mejor sentados no?

-Está bien. Vamos a esa cafetería.- señala un café situado unos metros más allá.

Una vez dentro, se sientan en unos sofás del fondo.
Una joven de coleta con un piercing en el labio se acerca y les pregunta qué van a tomar. Eli pide un capuchino y él un batido de fresa.

¡Oye imbécil!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora