Capítulo 1

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Casi un año había transcurrido luego de que Steve Rogers aceptara salir con tal vez uno de los hombres más codiciados de Nueva York: Anthony Stark. En el transcurso de ese tiempo, el Capitán había experimentado un vaivén de emociones que inició con una sencilla amistad que no pareció ser más hasta que, cierta tarde, el hombre de hierro lo tomó desprevenido y le dio un fugaz beso de despedida que le dejó pensando por varios días. Cuando al fin decidió encarar la situación con el playboy, éste le confesó abiertamente sentir atracción por él, lo que empeoró la confusión en Steve quien sólo atinó a desviar la mirada y a evadir el tema hasta que Tony preguntó abiertamente por los sentimientos de éste. Su respuesta inicial fue que no estaba seguro por el momento, por lo que el castaño le propuso la interesante idea de vivir juntos a fin de conocerse mejor; Steve accedió inicialmente aliviado pero, segundos después, titubeaba a pensar que sería una pésima idea vivir juntos. No obstante, se alegró al comprobar que vivir con una persona como Stark podía llegar a ser toda una experiencia que, lejos de atormentarlo, le animaba día a día hasta que la claridad pareció llegar poco a poco a su corazón. Los bellos lazos de amistad habían empezado a madurar en frescos brotes de amor hacia el multimillonario pero, ¿podría un playboy comprometerse al cien por ciento en una relación amorosa como la que el soldado imaginaba? La respuesta lógica en ese momento parecía ser que, si Tony había tenido la seriedad para confesarle su atracción, estaba dispuesto entonces a responsabilizarse por ello; así que Steve tomó la decisión de ser ahora él quien confesara su atracción hacia Stark. La confesión pareció tener un curioso efecto en Tony, quien curveó sus labios hasta formular una irresistible sonrisa que terminó por cautivar al rubio. Fue en ese momento en el que ambos tuvieron una primera cita formal que hubiese sido maravillosa de no ser porque, poco antes de que la tarde muriera, Steve escuchó a una pareja de ancianos murmurar a espaldas suyas sobre lo desagradable que era ver cómo la moral había decaído al grado de permitir que las mujeres pudieran casarse con mujeres, y los hombres con hombres. Fue entonces que cobró conciencia sobre los inconvenientes que podrían llegar a tener al tener una relación formal, hecho mismo que platicó con Tony por días y días hasta que llegaron a un acuerdo que parecía no terminar de convencer al filántropo pero que aceptaba por consideración a su pareja: si tendrían una relación, los únicos que lo sabrían –por obvias razones- serían los Vengadores, lo que implicaba abstenerse de mostrarse públicamente su afecto. Fue un trato que cerraron sin más, pero que a Tony le costaba trabajo cumplir, lo que implicaba fuertes discusiones con el Capitán América que a ratos parecía preocuparle más las apariencias que la situación actual con Anthony. Las tensiones crecían con el tiempo pese a los buenos momentos que llegaban a pasar estando a solas, no obstante, los demás justicieros siempre estaban dispuestos a ayudarles a reconciliarse.

-¿Un karaoke?- repitió Steve mientras leía apaciblemente el periódico

-Ya sabes: enormes pantallas que te auxilian con las letras de las canciones para que puedas cantarlas ante cientos de personas- explicaba el castaño- Algo así como un concierto, sólo que no tienes el mismo talento que ellos para cantar, ni los fans, ni el dinero... Bueno, tal vez yo lo tenga pensándolo bien

-No creo que sea una buena idea- sentenció el rubio sin más- Habrán cientos de personas que estarán observándonos

-No serán cientos de personas, Capi- se apresuró a explicar- Y no seremos sólo los dos. Irán Clint, Natasha, Thor aunque no acabo de entender por qué razón está aquí... ¡Banner!

Dejando a un lado el periódico, Rogers contempló la suplicante mirada del castaño. Se sentía culpable por prácticamente enclaustrar al moreno.

Can't take my eyes off youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora