II

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Antes de agradecerle al botón del hotel que nos había subido el equipaje, acomodé la última valija cerca de los armarios de la suite y una vez que se fue, me lancé al sofá que estaba ubicado en la sala de estar mientras me restregaba los ojos intentando no colapsar. No sabía qué estaba haciendo, no sabía cómo iba a terminar, pero quería creer que era lo mejor para nuestras vidas.

Podía escuchar a Olivia y Juliana discutir animadamente acerca de la malla ideal para el primer día de vacaciones, mientras Milo balbuceaba sobre el mar, ya que teníamos una vista privilegiada. Yo quería darme una ducha, ponerme la ropa de baño y bajar a la playa, simplemente oír el mar junto a las risas de mis pequeños, sin peleas ni gritos.

Teníamos una imagen de familia perfecta y hasta yo me lo creía, pero estaba rota y ni un milagro la podía reparar. Todo lo hacía por mis hijos, cada decisión de mi vida se basaba en lo que yo consideraba bienestar para ellos, sobre todo después de los difíciles meses que había vivido durante el 2014.

Definitivamente el 2013 había sido un muy buen año, sobre todo después del nacimiento de Milo, me pude dedicar más a la familia y a mi propia productora. Sin embargo, al año siguiente las cosas cambiaron un poco, Quique Estevanez, productor de grandes éxitos, me venía convocando hacía un tiempo para realizar una nueva novela al mismo estilo de sus espectaculares Amor en Custodia y Dulce Amor, con los mismos protagonistas de ésta última. Por un tema de oportunidades, y sobre todo económicas, no me podía dar el lujo de rechazarlo. Es así cómo un año que proyectaba muy bueno terminó de la forma menos deseaba.

Cuando las grabaciones de Camino Al Amor comenzaron lentamente las cosas en casa se fueron desdibujando, con Juliana estábamos cada vez más expuestos a peleas y claramente nos empezamos a alejar. Por mi parte nunca lo vi como algo totalmente negativo porque estaban mis hijos y eso me convencía de que las cosas se iban a arreglar, pero por otro lado me cuestionaba el hecho de que el año anterior me había dedicado a ellos y nada parecido había ocurrido, aunque también a eso se le sumaba que Milo estaba recién nacido. A mitad de año me enteré de lo peor que ella me pudiese haber hecho, la peor traición después de tanta incondicionalidad: una infidelidad.

Luego de todo el escándalo ocurrido y de que pude controlar a la prensa evitando que se le filtrara, mantuvimos una relación de cordialidad por nuestros hijos y vivimos bajo el mismo techo por un par de meses, tiempo en el que sentía que caía al precipicio. Ella era la mujer de mi vida, la que había aparecido cuando no quería saber del amor y cambió mi perspectiva, por la que había decidido sentar cabeza ya que me había dado lo más lindo de mi vida; mis hijos.

En septiembre mi compañera en la ficción, China Suárez, terminó su contrato con la productora y me ofrecieron seguir con otra protagonista, decidí rechazar y terminar la historia con nuestros personajes juntos, así me dedicaba a rearmar un poco mi vida y dedicarme a mis hijos, que ya no los veía todo el tiempo por estar viviendo en el departamento que un amigo me había prestado en Capital, además tenía un proyecto en Pol-ka que anteriormente había rechazado, pero como se retrasó para el 2015 cuando volvieron a ofrecérmelo decidí aceptar, así que quería empezar a organizar con esa productora cómo se venía el siguiente año, ya que sería mucho más que una novela.

Esos meses separado me di cuenta de que el que yo pensaba que era como soltero no existía más, estaba totalmente enfocado en mis hijos, mi ex mujer no se portó de lo mejor las primeras semanas, así que me tenía encima tomando cuidado de ellos. Era increíble la diferencia de mi persona en 2008 a 2014, no me interesaba salir ni conocer gente nueva, nunca tuve un buen prontuario con las mujeres, siempre fui muy enamoradizo y aunque a veces me entregaba totalmente a las relaciones, sólo con Juliana las cosas habían funcionado bien, quizás fue porque Olivia llegó muy pronto a nuestras vidas, pero la verdad ya no me interesaba la razón, le agradecía haberme transformado en el hombre que era, por más de que aquella separación era lo peor que me había pasado, sobre todo las razones, y que me tenía mal tanto física como psicológicamente.

Recuerdos Adictivos (Mariano Martínez y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora