III

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En el bar del lujoso hotel Riu Palace de Aruba había dos destinos en particular expuestos a definitivamente cruzarse o simplemente rozarse, para después seguir el camino totalmente separados.

Las miradas de él y de ella no podían decir otra cosa más que: "te miro, pero si me miras te dejo de mirar". Un juego de niños que a ella la volvía loca de desesperación, y a él, para desgracia de ella, loco de alegría, y un tanto de burla tal vez. Pero lo que nadie podía negar es que cada uno estaba curioso por el otro.

— El primer meridiano de la Tierra —dijo él luego de un momento y ella prestó atención cerrando el libro—. La primera longitud cero del mundo. La antigua Línea Rosa de París. Bajo la antigua Roslin el Grial con impaciencia espera tu llegada —él hizo una pequeña pausa y ella lo miró—. Adornada por artes de maestros, ella reposa al fin en su morada. Custodios y guardianes de sus puertas serán por siempre el cáliz y la espada —pronunció natural, aunque claramente memorizado mirándola con atención—. Y el manto que la cubre en su descanso no es otro que una cúpula estrellada —finalizó sonriendo y señaló el libro, ella quedó absorta.

— Señorita, aquí está su tequila margarita —interrumpió el mesero y dejó la copa característica con el trago sobre una mesita, ella abrió la boca para agradecer, mas fue interrumpida—. Señor, ¿desea algo? —se dirigió a él con la misma amabilidad.

— Sí, traeme lo mismo que a ella, por favor —le respondió sin dejar de sonreír y el mesero, luego de asentir, se retiró.

— ¿Perdón? —lo volvió a mirar con los ojos entrecerrados e intentando responder las preguntas que saltaban en su mente.

— Te copié el trago —dijo tranquilo e hizo una pausa—. Es que no tengo ganas de pensar —se encogió de hombros bajando la intensidad de su sonrisa.

— No, —carcajeó levemente con un dejo de burla— me arruinaste el final —alzó las cejas acusándolo y él soltó una carcajada.

— ¿Estás segura? —preguntó con un mismo dejo de burla.

— Sí —aseguró totalmente convencida al sentir su tono—. Y encima mal, porque es "bóveda de estrellas", no cúpula —replicó sintiéndose ganadora y él volvió a carcajear.

— Es un detalle —ni siquiera se defendió, ella aprovechó para beber un poco de su trago—. Y no, no te lo arruiné. Primero; se nota que conocés el libro, hasta me corregiste. Segundo; este no es el lugar más apto para leer, —miró a su alrededor— menos un libro de ese tipo.

— Da igual —dijo un tanto irritada, tomó otro sorbo y dejó el trago nuevamente sobre la mesa—. Es un detalle —se burló y él volvió a carcajear, algo que la irritaba más—. Como le dijo Jacques Sauniére a Sophie Neveu: "Debes aprender a respetar la intimidad de los demás." —retrucó con una amplia sonrisa y abrió el libro para seguir leyendo, él simplemente sacudió la cabeza.

— Insisto en que este no es un lugar para que leas —sonrió ampliamente mirándola y ella le devolvió la mirada.

— ¿Y entonces, según vos, para qué es este lugar? —cuestionó con pesadez y se acomodó esperando una respuesta.

— Para escuchar música, beber algo, por ejemplo. No veo que sean factores que ayuden a una buena lectura —ella asintió y volvió a leer, él sentía ganas de reírse a carcajadas, mas no podía hacerlo.

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⏰ Última actualización: Jun 04, 2016 ⏰

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Recuerdos Adictivos (Mariano Martínez y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora