Querido futuro ex-novio

79 5 6
                                    


Querido futuro ex-novio:

Para que entiendas todo esto mejor, te voy a hablar de un trabajo que nos mandaron hacer hace ya como dos meses (y que tú no entregaste) (y que yo no entregué) (y, ¿sabes por qué? Porque estuvimos juntos en aquel bonito lago y se nos pasó la hora) (pero lo más triste es, que ahora, no sé si en esos momentos estabas pensando en tu "amiga"). En él teníamos que hablar de los icebergs. Ninguno hizo el trabajo al llegar a casa, y ninguno pensó nada sobre ellos, porque preferimos estar hasta las tantas hablando por teléfono. Pero ayer estuve pensando (y llorando) (y sí, por ti) y me acordé del iceberg. ¿Por qué? No lo sé. Estaba rememorando los viejos tiempos y poniendo en mi cabeza excusas para perdonarte. Pero por muchos buenos momentos, ninguno de ellos compensa lo que me hiciste. Porque es imperdonable.

En fin, no quiero alargar esto más de lo necesario ni repetirte durante toda esta despedida lo mal que me lo hiciste pasar, porque aún te sigo queriendo, y no quiero que tú sufras. Aunque la verdad es que espero que estés en casa, no te pido que sea llorando, pero sí que al menos sin salir con tu "amiga" (vamos a llamarla así pese a que ya le puedo poner nombre) (pese a que le pude poner nombre antes de que ni tan siquiera te conociera a ti en el colegio), reflexionando, aunque sea solo un poquito, en lo que hiciste. El caso es que estuve pensando en ese aburrido trabajo sobre los icebergs, y me di cuenta de una cosa: la parte que vemos del iceberg es más o menos una novena parte de lo que él es en realidad (o eso dice en nuestro libro). Y me di cuenta de que exactamente eso pasa con mis sentimientos. Pero todo esto te lo voy a explicar mejor. No porque te deba nada, no. Sino porque, curiosamente, quiero hacerlo. No me preguntes por qué. Ni yo misma lo sé.

Por cómo me crió mi madre (una delicia de persona, pero eso tú ya lo sabes, sobre todo por cómo me quitaba el toque de queda para que pudiera estar contigo hasta las tantas y por cómo te ofrecía siempre las galletas de chocolate recién horneadas. Aún recuerdo como me preguntaba, con una radiante sonrisa "¿viene hoy de visita?" y al confirmárselo, dejaba de hacer lo que fuera que se trajera entre manos para hacerte sus famosas galletas de chocolate, porque sabía que morías por ellas. Ella te adoraba. Has hecho más daño del que crees), mi carácter es más bien reservado. No soy tímida, ni mucho menos, y tú lo sabes, pero a muy pocas personas les dejo ver la parte sumergida de mi iceberg. Porque los desconocidos solo ven la parte superior. Y con eso les basta.

El problema viene después. El problema viene cuando las personas bucean en ese mar que me forma, con o sin permiso, y comienzan a ver los afilados picos que se esconden en la parte inferior de mi iceberg, en la parte prohibida, nada que ver con las redondeadas y hasta bellas curvas del superior, y con eso se llevan mi corazón. No un trocito. No la mitad. Ni siquiera las tres cuartas partes, no. Se lo llevan entero. Y ya no hablo de amores, no. Hablo de amigas, amigos, padres, hermanas, abuelos... y de ti. Porque has sido el primero al que le entregué mi corazón de una forma no-amistosa. Y eso me mata por dentro. Porque al ver mis debilidades y aceptarme (o eso pienso yo) tal y como soy, no tachando mis imperfecciones y viéndome fantástica, sino queriéndome con ellas, esas personas (incluida tú) hacen que se lo quiera dar todo.

Y, es que, en ese todo se incluye una pequeña caja rosa con un lazo. Una pequeña caja rosa con un lazo en la que se encuentra mi corazón.

Y podrías pensar: "Eso está bien, a veces se gana, a veces se pierde". Lo malo es cuando tras jugar muchas veces, solo consigues derrotas. Pero esto no viene por ti. Mi parte escondida del iceberg ya estaba muy rota cuando tú me conociste. Esto solo agrava la situación. Porque me costó confiar en ti mucho, y lo sabes. Pero más me costará confiar en la siguiente persona que se intente acercar a mí. Y eso me entristece. Porque igual esa persona es la indicada y no tiene la culpa de nada. Pero no pensemos en el futuro, vamos a seguir:

Cuando la persona abre la caja y ve el corazón, se sorprende, porque nunca antes había pensado que podría haber secretos tan grandes bajo ese mar calmo. Y escuchan. Y esperan. Y guardan. Y sorprenden.

La gente no suele guardar el corazón, mimarle, cuidarle y amarle... no. Suelen explotarle. Ver hasta qué punto puede llegar. Empiezan usando pequeñas tijeras de punta redondeada, típica de los niños pequeños, dañándole poco a poco, viendo cuánto puede aguantar. Cuando ven que el corazón sigue palpitando, ignorando como el iceberg va creciendo poco a poco, sin pararse a pensar en que puede llegar un punto en el que se hunda sin remedio, cambian de herramienta. Látigos, cuchillos, mazos, puñales... ¡nada les basta! Le pegan puñetazos, le cortan, le tiran al suelo, le gritan, le insultan... ¡nunca se cansan! Le ven llorar, suplicar, pedir clemencia, rogar, arrastrarse, ofrecerles una nueva oportunidad... mas nada les afecta. Quieren más y más. Hasta que llega un punto en el que ese corazón, ese pequeño corazón estúpido, ya no late.

Asustados se retractan, ¡lloran, piden perdón! Pero ya nada es suficiente.

A no ser que con paciencia, cariño y cuidados, puedan recuperar ese corazón ya fuerte y sanado. Latiendo aún si cabe con mas furia, retándoles "Vamos, ¡ven! ¡A ver si ahora puedes matarme! ¡A ver si tan siquiera una pequeña brecha me puedes hacer!"

Algunos lo guardan. Mas pocos son.

La mayoría espera un rato, ganándose la confianza de ese pequeño iluso. Y cuando se despista, cuando ya no les reta, le dan el golpe definitivo.

Él no reacciona. No se lo esperaba. Estaba con la guardia baja. Boquea desesperado, sorprendido y asustado.

Oh, si tan siquiera hubiera esperado un poco más... Si tan siquiera no hubiera sonreído tan fácilmente... ¡Cuán estúpido había sido!

El está roto. Totalmente machacado y así es como me lo devuelven. Y así es como el iceberg crece. Y crece. Y crece. Silencioso. Sin dar la más mínima señal. Sin nadie notarlo.

Necesito tiempo para sanar. Necesito tiempo para decir "No es para tanto, ¡estoy bien!" Necesito tiempo para volver a sonreír con el corazón. Necesito tiempo para que las lágrimas se sequen. Necesito tiempo para confiar. Necesito tiempo para volver a ser feliz.

Te entregué mi estúpido y masoquista corazón. Para ti tarde. Para mi pronto.

Lo peor es la elección que tomaste. Lo peor es la forma en la que lo mataste. Lo peor es como le heriste junto con otra persona que, a su vez, poseía al mismo tiempo mi corazón, siendo así el dolor, literalmente, doble. Lo peor es que ese corazón, sin tu saberlo, sigue en alguna pequeña caja rosa en alguna esquina de tu habitación llorando y lastimándose pensando en ti y en excusas para volver a tus manos recompuesto. Lo peor es que te lo cuento. Lo peor es que ya lo sabías. Lo peor es que te da igual. Lo peor es que, aunque no te la de, ya es tarde.

Por mucha rabia que me de decírtelo, me has vuelto a hacer llorar sin tan siquiera intentarlo.

Espero que hayas entendido todo lo que te he querido decir con esta carta.

Espero que, por fin, hayas sido consciente de todo el daño que pueden hacer una simple carta de amor con unas rosas y unos bombones.

Espero que sepas que lo más doloroso es la etiqueta con el destinatario de esa carta.

Espero, con todo mi (ahora destruido) corazón, que comprendas que, al no ser yo ese destinatario, me rompiste.

Pero, definitivamente, espero que comprendas que lo más doloroso es la fecha: un día después de que me entregara total y completamente a ti, un día después de amarte como a nadie antes, un día después de decir "sí".

Con, en contra de mi voluntad, demasiado más cariño del que te mereces de mi parte:

Tu, ahora sí, ex-novia,

Natalia.

(Porque no, ya no soy más "Tali" para ti)

(Ni lo volveré a ser)

(Nunca)

 

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Feb 14, 2016 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Querido futuro ex-novioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora