Lastimado

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Mis miradas se dispersaban por aquel restaurante, pero todas regresan a aquel chico de cabello café y ojos achinados.

Tonto, ¿no?. Así es como me siento, ni si quiera lo conosco y ya me gusta, no es culpa mía, soy tonto y enamoradizo.

El es lo que yo llamó AEC, es una tontería que se me ocurrió hace unos años, es mi forma de abreviar un "Amor Efímero y Corto", me hizo gracia en su momento y me gustó el término, así que me lo quedé.

Entre más evitaba mirarlo, más quería hacerlo, no quería seguir así pero no quería acercarme a él, pero no quería irme del lugar.

Ni siquiera me había dado cuenta lo miraba fijamente, es una surte que aún no lo haya notado.

Así que trata de desviar la mirada, pero en ese momento volteó a mí, me sentí apenado y avergonzado en cierto aspecto, trato de cuidar lo que piensa la gente de mí.

Se paro de su mesa y se dirigía a la salida del lugar, justo donde yo me encontraba cerca, mis nervios me traicionaban, y un nudo se formaba en mi garganta.

Se paro en seco junto a mí.

Oye, amigo, no quiero sonar atrevido, ¿pero quieres algo de tomar?- me dice tartamudeando y sus abultadas mejillas se tornan un poco carmesí.

No evitó reír y señaló el vaso con té de manzanilla delante de mi. Algunas miradas se posan en nosotros.

Disculpa- dice apenado, mientras se aleja.

Perdón- le digo- no quería hacer eso, lo que quería hacer... Bueno pues... Verás... ¿Quieres sentarte conmigo- digo un poco avergonzado y el suelta una pequeña risa al escuchar lo que dije.

Sí- dice y de sus ojos se ve cierto brillo.

Le sonrió y el me devuelve la sonrisa.

Toma asiento junto a mí y ambos estiramos los brazos.

¿Que te paso?- me pregunta y apunta a mis brazos.

Miro el lugar que apunta y veo una de las tantas cicatrices que tengo en ellas.

Nada- respondo apenado y bajo la cabeza ante su pregunta y tapó la cicatriz con la manga de la camisa.

Por favor, dime- me contesta mientras acariciaba la cicatriz, como intentando quitar un dolor que paso hace años.

Una lágrima pasa por mi mejilla mientras intento sonreír, mis padres no reacciónaron bien ante la confecion de mi sexualidad, ante decirles que tenía novio, que después me abandonó a la deriva, sólo y temeroso.

¿Podemos dejar el tema?- le digo con una sonrisa forzada.

En vez de responder me abraza, me hace sentir protegido, después de tanto tiempo alguien me hace sentir eso.

No se lo que te haya pasado, lo que has sufrido, pero quiero que sepas que podrás contar conmigo, y se que suena tonto de mi parte el decirlo, pero jamás haría algo para herirte- dice y una lágrima escurre por mi mejilla. Lo abrazo fuerte, aferrándome a él, lo encontré y no me gustaría el perderlo.

Te amo- me susurra al oído.

Te amo- le contestó. Hace algún tiempo le hubiera dicho que somos demasiado jóvenes, tontos y estúpidos como para decir eso así, y más aún en tan poco tiempo, como si fuéramos a tirara dinero como si nada, porque lo somos y lo hacemos, a vecez tendemos a derrochar amor a la persona incorrecta. Pero no fue lo que sentí al decírselo a él, fue como si las promesas de amor que le dije a otras personas, fueran en realidad para él. No me importó que medio restaurante nos viera, no importó siempre y cuando sea con él.

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La vida no es siempre perfecta, dulce y rosa.

Pero a veces un poco de eso, no mata a nadie.

Los veo luego y hasta la siguiente te te te te te.

Chao chao.

Adiós.

DRABLES WIGETTILESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora