INFIERNO

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Su puño impacto en mi labio partiéndolo, el sabor de la sangre se esparcía por mi boca.

¡Jodido marica!- gritaba el carcelero mientras pateaba mis costillas- !vamos, levantate¡- exclama y me propina otra patada esta vez en la boca del estómago.

La habitación me daba vueltas y el sabor metálico se hacia más intenso.

!He, que no aguantas nada¡- Grita alejándose de mí.

Se aleja de mí, dejandome tirado.

Cobarde- susurro casi inaudible.

!¿Que dijiste?¡- exclama mi captor al mismo tiempo que se voltea a mí.

!Cobarde ¡- le solté tratando de hacer salir mi voz.

!Miren, aquí vemos a un jodido marica y aparte un estupido masoquista ¡- exclama y se dirije a mí.

Espero el golpe final.

Ya vamonos- le dice su compañía y lo toma del brazo.

No sin antes darle una lección- dice Samuel bruscamente.

Su acompañante le mira dominante y Samuel se calma y sale de la celda.

!Dulces sueños¡- dice irónico antes de retirarse.

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Me veo peor de lo que siento, un ojo morado y el labio partido, la sangre de este manchó mi uniforme.

Aún así me obligan a salir de la celda y me llevan a los trabajos forzados. Paso el día en las máquinas llevando las cosas necesarias, cargándolas, veo a las personas pasar lo mismo, algunas la pasan peor que otras.

Mientras llevó un costal de basura a fuera de la fábrica observó un par de niños espiando a otros jugar, algo que a ellos les fue arrebatado, aquella infancia que no podrán tener.

Las lágrimas amenazan con salir, ¿porque ahora?. A todos aquí nos han quitado algo, libertad, amistades, familia y amores, lo hemos perdido todo, sólo nos queda el infierno antes que el cielo, en mi caso sólo será infierno, el infierno que me condene al amor.

Tú- dice uno de los guardias mientras me señala con su dedo- ven aquí.

Lo sigo sin hablar.

Se te pide- empieza con cierta cortesía, que más que tranquilizar me alerta- tu presencia en la cena de esta noche, así que aseate y viste te para la ocación, no queremos que perturbe la cena por su culpa y apuesto que usted no querrá eso- amenaza en lo último.

Asiento sin podé mirar a su cara.

Y se va sin añadir nada más.

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La cena se sirve con todos los guardias y usan a los prisioneros como meseros, veo muchos rostros conocidos, algunos me miran con alegría, otros con angustia y desprecio.

Es el encanto de este lugar, no hay secretos, no hay lugares seguros, no hay amigos, sólo queda la espera.

Atiendo las mesas, tratando de no mirar a las perdonas que esperan su comida con impaciencia.

Hey, marica- dice uno de los presentes, esa voz, es la misma de anoche- la comida- dice brusco, tratando de sonar aún más de lo que lo hace.

Asiento y me dirijo a su mesa con la cabeza agachada, depósito el plato con poca brusquedad, tratando de no parecer enojado.

Gracias- dice con un tono desafiante.

Me retiró de su mesa y espero que la velada pase rápido.

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Termina la cena y nos mandan a cada quien a su celda.

Camino unos pasos a mi cuarto, en la soledad de la noche, hasta que algo me toma del brazo bruscamente.

Alguien me tapa la boca y me hacerca la suya, el sabor amargo del alcohol me causa náuseas y las ganas de vomitar, así que apartó a mi captor de un empujón que lo hace tambalear.

¿Que demonios haces?- dice aquella figura con la voz tomada.

Me quedó sin aliento por un momento su voz y con la poca luz que me ofrece el lugar apenas hace que lo reconozca.

Trató de alejarme me se abalanza hacia mí.

Te va a gustar- susurra en mi oído provocando repulsión, ira y furia recorran mi cuerpo.

Trato en vano de safarme de su agarre.

Me abofetea la cara con una de sus manos libres.

Más te vale el cooperar- me advierte con un susurro al mismo tiempo en el que me gira.

El espacio se mueve en circulos ante mí, me siento débil ante su peso y me aterra su siguiente movimiento.

Baja mis pantalones hasta mis tobillos y empieza a rozar mi entrada aún con su pantalón puesto.

El vómito amenaza con salí junto con mis lágrimas.

No espera mucho con ese movimiento y lo siguiente que escuchó hace que una oleada de terror me invada, el sonido de la bragueta de su pantalón.

Las lágrimas se escapan de mis ojos, siento la dureza de su miembro cerca de mi entrada.

Entra en mi de una sola estocada, haciendo que de mi salga un grito de dolor, el me tapa la boca amortiguandolo.

Me siento expuesto, asqueado y débil.

Continua con los movimientos bruscos, rápidos y sin cuidado, cada vez más fuerte hasta que estalla dentro de mi. En ese momento sale de mi interior, las rodillas me fallan y me desplomó al suelo.

Se arregla su pantalón y se va, como si nada hubiese pasado, dejandome semi desnudo en el suelo, llorando y gimiendo de dolor.

Me paro del suelo como puedo, me subo el pantalón y voy a mi celda aún con lágrimas en los ojos y el sentimiento de asco.

Llegó con esfuerzos a el y me desplomó una vez más.

Me paso la noche llorando de dolor, el dolor de mi cuerpo y de mi espíritu. Y me reclamó a mi mismo el ser débil, el que parte de mi deseara que eso pasará.

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Se que esta historia es muy romántica ok no. Y no me juzguen es el primer "lemmon" que escribo.

Y se me ocurrió cuando visite el museo del holocausto y dije ¿porque no?.

Bueno el punto es, ¿les parece un trató?.

Si veo que les gusta esta temática, yo prometo el sacar una novela completa dedicada a esto, prometo agregar cosas románticas y lemmon.

Así que voten, comenten, siganme, se agradece.

Gracias por leer y chao chao.

DRABLES WIGETTILESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora