Joey, una joven a punto de graduarse de la universidad con un mundo nuevo delante de ella, debería estar feliz por esto, pero es todo lo contrario, nunca a encontrado en su vida la verdadera felicidad ya que todo lo ha hecho para complacer a sus pad...
Era viernes en la noche y Joey terminaba de darle los últimos toques a su maquillaje y cabello, estaba desesperada por salir de una vez a algún sitio en el cual pudiera sentirse libre por unas horas, perderse entre el humo del cigarrillo y el sabor de alguna bebida alcohólica que se le suba a la cabeza.
Antes de salir se ve en el espejo, su vestido corto y ceñido al cuerpo color negro, cuello tortuga con mangas largas remarcaba cada curva que tenia, y sus tacones altos puntiagudos hacían lucir sus largas piernas, tomo su abrigo de cuero y salió a encontrarse con la noche esperando de ella lo mejor.
Se encontró con algunos compañeros de clase a unas cuadras de su edificio, tomaron un taxi con dirección al centro de la ciudad donde se encontraba la vida nocturna activa.
Llegaron a una nueva discoteca de la que Joey había escuchado hablar toda la semana, al entrar al lugar la música estruendosa y las luces que jugaban por todo el lugar la emocionaron, pensó que lo oscuro y repleto del lugar sería perfecto para darle salida a su lado salvaje, ya todo su grupo estaba con bebidas en mano, brindaron por el inicio de una buena noche y se fueron todos hasta la pista de baile.
Joey no paraba de bailar con alguno de sus compañeros o cualquier persona que se acercara, en realidad ya luego de unas cuantas horas el alcohol estaba empezando a hacerle efecto, y entre cigarrillo y cigarrillo se iba desinhibiendo más y más.
Muchos chicos la veían, ella sabía que la deseaban y le encantaba jugar con eso, se pavoneaba más y más mientras bailaba atrayendo aún más miradas a ella, la noche era perfecta.
Joey no era de las que se acostaba con cualquiera cada noche, pero si se permitía algunos besos y caricias con extraños, estaba preparada para eso esa noche.
Mientras bailaba sensualmente con un chico muy lindo que se había acercado a ella y olvidando por completo a sus compañeros con los que salió esa noche, una de ellas la encuentra en la pista de baile y le dice que ya se marchan, Joey solo negó con la cabeza y dejó que los demás se fueran quedándose ella allí sola.
La noche transcurría entre risas, besos, alcohol y cigarrillos, el chico lindo empezaba a mostrarse más intenso con cada caricia y beso que se daban y Joey estaba muy mareada como para seguir y tener algún tipo de control en esa situación.
Varias veces trato de irse pero el chico no la soltaba tuvo que recurrir a la fuerza para lograr zafarse de él, hasta que finalmente lo consigue y sale rápidamente del lugar y tomó un taxi que la llevara de vuelta a su apartamento.
Todo le daba vueltas, solo quería llegar rápidamente y acostarse, pudo ver en el tablero del taxi que eran cerca de las cinco de la mañana, no se había dado cuenta del tiempo, igual nunca lo hacía, así que no se sorprendió, de pronto el taxi se detiene y Joey se percata que ya estaba a la entrada de su edificio, sacó unos billetes del bolsillo de su chaqueta y se los dio al taxista.
De un golpe abre la puerta del carro y escuchó cómo el taxista le gritó debido a eso, pero ella lo ignoró y alcanzó a decir algunas groserías que no se entendieron muy bien y cerró la puerta con fuerza, el auto aceleró alejándose y Joey se dispuso a caminar hacia la entrada pero lo hacía con cierta dificultad.
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Parado en las escaleras estaba Kai despidiéndose de unos amigos que habían pasado por su casa esa noche, había visto todo desde que el taxi se detuvo en la entrada, cuando vio que era Joey la que se baja del auto algo dentro de él se movió.
Verla llegar sola en ese estado hizo que se preocupara por ella y la vez sintiera un poco de molestia, no era la primera vez que la veía llegar en la madrugada pero nunca la había visto en ese estado, le costaba mantenerse derecha, parecía que se caería en cualquier momento.
Joey con un pie en la escalera colocó su mano en la baranda para apoyarse mientras subía, cuando iba a hacerlo casi se cae y siente como unas manos rodearon su cintura y la sostienen, ella voltea y logra ver entre lo borroso de su mirada unos ojos marrones que la veían con expresión preocupada, "Kai", pensó, no pudo evitar sentirse aliviada.
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