Capitulo 9

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Como siempre el tiempo pasa muy rápido y ya estaba comenzando clases, otra vez. Me asignaron en la misma clase que Roció según ella éramos como mejores amigas pero había algo de ella que no me agradaba. Ella me hablaba de alguno de sus sueños raros de ser reina del mundo cuando vi entrar a Camila. Sentí que el tiempo se detuvo, no podía creer lo hermosa que era y su emoción al verme fue algo inexplicable para mí. Se sentó al lado mío y empezamos a hablar, fue como estar en nuestro propio mundo. Hacerla reír se convertía en una droga para mí, necesitaba escucharla siempre que pudiera. Nos olvidamos de todo por un momento hasta que Roció llego de la nada y empezó a hablar de cómo iba se iba a cortar el pelo el otro mes. Tengo que admitirlo, me sentía muy celosa, Camila no me había hablado ya que Rocío no la soltaba. Llego la hora del recreo y como seguía teniendo el odio de varias personas de mi grado, fui a buscar a Daniela pero para mi suerte, Rocío se la llevo.

- Hola.- Me dijeron y al voltearme era Fernanda.- Te recuerdas de mí?

- Claro. Como estas? – Pregunte.

- Bien... - Dijo y vio a los lados.- Con quien vas a comer?

- Vine a buscar a Daniela pero se fue.

- Con Roció y Camila?.- Pregunto y asentí.- El trio dinámico está de vuelta.- Dijo mientras suspiraba. Ella notó mi cara de confusión.- El año pasado, ellas siempre se iban a su mundo y me dejaban fuera de él.

- Pues, que te parece si comemos juntas? – Pregunte con una sonrisa.

- Claro.- Dijo y empezamos a caminar.

- Pareces un chihuahua.- Dije mientras me reía.

Y así empezó mi gran amistad con Fernanda. Desde ese día nos volvimos muy unidas. Todo iba bien hasta que por petición de Daniela empezamos a comer con ellas tres. Era realmente incómodo. Ellas estaban en su mundo y Fernanda y yo sobramos en él. Así que cuando teníamos la oportunidad nos íbamos pero Camila empezó a comportarse de una manera muy rara. Si hablaba con Daniela, ella se metía entre nosotras y me empujaba. Si hablaba con Fernanda me alejaba de ella y era peor si me iba con ella porque salía detrás de mí y me hacía cargarla. Su actitud me parecía muy rara y más para Fernanda y Daniela que ellas no sabían que en realidad yo era bisexual. Tenía miedo de decirle porque temía perderlas. Así que quien era en realidad yo, se había vuelto en un gran secreto. Eso me llevo a deprimirme una vez más. Mi vida dentro del colegio se fue volviendo cada vez más dura. Karla ya no me hablaba y creí, en serio creí, que la amistad de casi 9 años que habíamos tenido valía la pena así que empecé a buscarla pero ella siempre me ignoraba y me hacía sentir la peor persona del mundo. "Amigas" de años me empezaron a dar la espalda porque Gaby había terminado con su novio porque ella quedo muy lastimada de lo que yo había hecho y no podía confiar en alguien y exponerse tanto como conmigo. Me dolía verla pasar al lado mío y que tuviera que agachar la cabeza porque me consideraba una especia de monstruo. Las opiniones de los demás fueron haciendo destrozos en mi autoestima. Pasó un mes y había dejado de comer, otra vez. Todo iba mal hasta que mi mama dijo que teníamos un almuerzo familiar y que podía llevar una amiga. Soy tan antisocial que llevare una piedra.- Pensé. Hasta que se me ocurrió llevar a Camila. Ella aceptó. Estaba feliz por estar a solas con ella, como antes. Llegó el tan esperado día y la fui a recoger a su casa. Al llegar al lugar lo primero que hicimos fue alejarnos de todos. Platicamos como antes, estábamos en nuestro mundo. El atardecer de ese día fue hermoso. Colores como rosado, naranja y celeste pintaban el cielo, la luna se empezaba a ver.

- Por qué te gusta tanto el cielo?- Pregunto Camila mientras se acercaba más a mí.

- Porque para mí, cada día y noche tienen algo de especial. Es como la vida, nunca se repite el mismo día, todos tienen algo especial. Sea bueno o malo, nunca se repetirán por eso admiro tanto el cielo, todos los colores que aparecen como de la nada tienen algo diferente que los hace especial.

- Y la luna?- Pregunto y me di cuenta que me miraba fijamente.

- Para mí es como la esperanza. A veces brilla demasiado y es muy grande, otras veces simplemente no la puedes ver pero sabes que ahí está... siempre estará ahí.- Dije y voltee a verla. Se fue acercando a mí y me besó. Sinceramente, amaba tenerla como amiga pero algo de mi quería más. Nos separamos ya que mi mama gritaba mi nombre para que entráramos a comer pastel. Al entrar y ver como mi familia la recibía de bien me hizo pensar en un futuro juntas. Pero las dudas empezaron a invadirme, ¿Podrá mi familia aceptarme? ¿Ella sentirá lo mismo?

Cuando había terminado la reunión familiar, mi mama ofreció a llevarla a su casa así que subimos las tres al carro. Yo iba sentada atrás con Camila, ella se estaba quedando dormida así que la abrace para que quedara más cómoda. Sin darme cuenta, le estaba acariciando el brazo y pude sentir la mirada de mi madre perforando mi cráneo así que me hice la dormida. Al dejarla en su casa me dio un beso muy cerca de los labios y entro a su casa. Yo tenía miedo de entrar al carro porque sabía la charla que iba a recibir. Al entrar, mi mama no dijo nada y solo manejo hasta la casa. Al entrar a mi casa fue cuando empezó la plática. Típica platica de mi madre diciéndome como ella soñaba verme casada con hijos y un esposo que sea temeroso de Dios. Yo solo sonreía ya que sabía perfectamente que mi mama era homofóbica, en realidad, la mayoría de las personas cercanas a mí lo son. Hasta la fecha sigo pensando que es un mal juego el haber nacido en un ambiente tan homofóbico y yo ser bisexual. Desde esa charla, yo empecé a tener miedo, la manera en que mi mama se expresaba sobre los homosexuales era algo odioso. La manera en que ella describía como su Dios castigara a personas como yo, me aterraba. Yo jamás creí eso, una parte de mí siempre sabía que yo me enamoraba de la personalidad de la persona, de lo que uno es por dentro, no si es hombre o mujer. Yo desde esa charla, volví a cortarme.

Lo que no sabía es que yo no era la única que se odiaba. Camila tuvo un cambio repentino, se volvió más cercana a mí pero era más fría. Algo en su actitud no estaba bien, lo podía sentir. Daniela también notaba el cambio y mientras más pasaba el tiempo más se notaba... sentí que se estaba pareciendo a Fátima y eso me aterró. Sabía bien lo que hizo Fátima y temía perder a Camila de la misma forma. Así que tome una actitud sobre protectora con ella pero lo que no sabía es que la mitad de lo que me decía... era verdad.

Al mismo tiempo mi amistad con Fernanda se hizo muy fuerte y cercana. Pasábamos mucho tiempo juntas. La actitud de Camila fue empeorando ahora se enojaba conmigo por todo. Así que para alegrarla un poco, la invite a un picnic con mis amigos más cercanos. Ella estaba increíblemente feliz. El lugar donde fuimos al picnic es uno de mis lugares favoritos. Es un bosque que está al lado de una autopista pero la autopista no es muy transitada así que el silencio es lo mejor de ese lugar. Estábamos todos felices más Camila ya que ella amo el lugar.

- Vamos a caminar...- Susurro en mi oído.- Solas...- Dijo y me dio un beso muy cerca de los labios, se levantó y empezó a caminar.

- Ya vengo.- Dije rápidamente y la seguí.

Trate de seguirla pero iba muy rápido así que la perdí de vista, termine en un lugar al que jamás había llegado pero era hermoso. Había un árbol único ahí, estaba lleno de flores moradas. Me acerque y sentí a alguien abrazarme por detrás y ella dejo un beso en mi cuello. Lo que me hizo sentir muy MUY nerviosa. Al darme la vuelta ella solo ataco mis labios. Eso me tomo desprevenida pero logre seguirle en ritmo. Al separarnos por la falta de aire ella ataco mi cuello lo cual me hizo ponerme más nerviosa así que la detuve poco a poco.

- Perdón...- Dijo con una sonrisa pervertida.- Solo le quiero demostrar al mundo que eres mía.- Dijo y me abrazo. Yo solo le di un beso en la frente y me aleje de ella. Busque una flor y se la di. Ella solo sonrío.- Prométeme que pase lo que pase, siempre estarás cerca mío...

- Siempre.- Dije mientras la miraba a los ojos.

Pero en realidad, algunas promesas están destinadas a no cumplirse. Como dije antes, Camila me ocultaba algo. ¿Por qué temía que yo me alejara de ella? Esa fue la duda que empezó a invadir mi cabeza. ¿Sentirá lo mismo que yo? Después de ese día de picnic, ella se alejó de mí. Sin darme razón alguna, empezó a alejarse de mi vida. La estaba perdiendo o ¿Solo me hizo creer que la tenía?

Continuara...

La Chica Del Asiento De AtrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora