Última parte: Cataclismo y despedida

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And if you're taking a walk through the garden of life
What do you think you'd expect you would see?
Just like a mirror reflecting the moves of your life
And in the river reflections of me (...)
And in a moment the memories are all that remain
And all the wounds are reopening again (...)

Blood Brothers, Iron Maiden


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VIII. Campeón

–Jaque mate. –Dijo Pucci con voz firme al terminar su movimiento y por ende, la partida. Dio miró el tablero desde todos los ángulos y asombrado, sonrió.

–Vaya... eres bueno, novato. ¡Quién lo diría! –Exclamó, poniéndose de pie y estrechando su mano. Un estremecimiento leve recorrió su espalda con este gesto.

Con la sensación de que se conocían de algún lugar lejano, el campeón de la Academia Limantour fue destronado por un nuevo contrincante.

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IX. Odio

–Pero en serio, Jojo... ¡ese Pucci es muy bueno jugando al ajedrez! –Exclamaba Dio, caminando por el pasillo junto a Jonathan, ya camino a su habitación. Había sido un día largo: desde el examen sorpresa de matemáticas, el torneo de ajedrez, entrenamiento para Jonathan...

Sin embargo algo no estaba bien. Ambos se habían detenido en uno de los pasillos que daba al recibidor principal del colegio, viendo un volante en el piso que parecía decir algo como "marica".

La escena que presenciaron enseguida los dejó paralizados y sin aliento. El lobby de la academia estaba tapizado en su totalidad por varias fotocopias de fotografías de ambos, con palabras hirientes escritas con pintura roja –aún fresca –sobre éstas. "Marica", "se la traga", "se la meten", "homosexual"... incluso malas representaciones del miembro viril pintarrajeadas hasta en las paredes.

A Dio no le importaba lo que dijeran de él: realmente había aprendido a cargar con insultos desde su apariencia física, su comportamiento, su alergia al sol, sus calificaciones... su primer impulso fue voltear a ver a Jonathan, don Perfecto, lo llamó Dio alguna vez. Amable, gentil, sonriente. Algo despistado. Destacado en deportes, aceptable en las demás materias.

Jonathan Joestar, estrella del equipo de rugby, su novio y compañero altamente sensible y cariñoso, se había dejado caer de rodillas, temblaba en un sollozo convulso sobre el suelo y tenía lágrimas rebosando de sus ojos verdes.

Dio se arrodilló a su lado y lo rodeó con sus brazos. – ¿¡Por qué tanto odio?! –Lo escuchó gemir de manera dolorosa... y de cierta manera, tenía razón: ellos sólo se amaban sin dañar o perjudicar a nadie, sin restregar su amor... y aunque lo hicieran, el gesto no dañaba a nadie.

Entonces... ¿por qué? Se preguntaba Dio apretando el puño y los dientes, sintiendo cómo el coraje se apoderaba de él.

–Debemos hablar. –Dijo la voz de una persona que puso la mano sobre el hombro del muchacho rubio, quien levantó la vista y se encontró con un hombre rollizo y malencarado.

El Director.

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–Déjeme ver si comprendí... –Decía Dio, tamborileando con sus dedos, muy molesto. – ¿Nos ofenden y nos difaman y encima USTED NOS REGAÑA? ¿POR DEJAR EN MAL EL NOMBRE DE LA ACADEMIA?

–Va contra las normas, Señor Brando. –Decía Limantour. –Lo sabe. Lo saben. ¿Pueden explicarme todo el espectáculo del recibidor, caballeros? ¿O debería decir: damiselas?

Blood BrothersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora