La mirada de Numerius permaneció inmutable mientras colocaba los cubiertos de oro en la mesa, su humor se había vuelto cada vez peor en los últimos días, su mirada inspiraba más terror de lo que ya hacía siempre. No podía evitar pensar en los que había sufrido hacía días en aquella sala, era algo inhumano que nunca le había sucedido, ni siquiera había sido tan golpeado y maltratado en su vida; su espalda todavía estaba en carne viva con una cicatrización demasiado lenta, además de que le dolía aún el simple hecho de caminar.
De repente, un roce fuerte con su vestimenta le hizo arder su espalda, haciendo que por instinto se la tocara mientras liberaba un gruñido en un susurro. Lo que le habían le resultaba ridículo, pero entendía aunque su posición había vuelto a bajar por aquel maldito puesto de esclavo, con sus sueños tirados a la basura. Este deseaba que al volverse el mejor gladiador de todos, lograría que su dueño le brindara la libertad —primero se «casaría» con su pequeño de ojos perfectos— compraría a Tiberius para luego volverlo un liberto, y así que al niño que adoptaran sería un ciudadano con todas las letras, y no tendría que sufrir de la manera que le tocó a ambos. Con lamentación, aquel sueño ya era lejano en demasía, por culpa de aquel inmaduro engreído, que con solo mover un dedo conseguía lo que quería.
Igual debía intentar dejar de lamentarse, tenía que actuar en algo para conseguir que aquel maldito de su padre sintiera lo que es perder algo que amaba, esta vez haría que viese que matar a personas sin razón alguna era un sufrimiento para aquellos que lo querían. Idearía un plan y acabaría con aquel bastardo que tenía de hijo de una vez por todas.
Luego de terminar de poner la mesa, esperó a que el emperador actual y su bastardo a que pasaran por la mesa, seguro debería poner una mejor cara, así no daba tanto miedo como de costumbre a sus «adorados» dueños.
Sus pensamientos fueron interrumpidos cuando las grandes puertas que eran la entrada principal hacia el comedor imperial, vio como se acercaba el emperador, su bastardo y otras dos personas más dando todos pasos similares, con sus rostros altivos y queriendo mostrar autoridad. El noble mayor tenía unas marcas en su rostro que mostraba que los años le estaban ganando, además de que su avance no era muy veloz. El bastardo miraba al asesino con un brillo en los ojos, no podía creer capaz que alguien lograse amar a un ser tan repulsivo que había asesinado a tantas personas.
Los esclavos y jornaleros saludaron a su alteza con una reverencia respetuosa, aunque no parecían felices de estar allí. Cuando les tendieron la silla, ellos se sentaron como si no existieran estas personas.
—¡Es una sorpresa que vinieran este día! —sonrió el mayor de la sala.
—Es lo que pretendíamos hacer —habló el muchacho de ojos grises muy similares a los de Marcus, pero menos brillantes, . La mujer permanecía callada mientras bebía una copa de vino, tal vez ni le importaba lo que estaban hablando.
—¿A qué se debe, entonces?
—Es posible que Marcia esté... embarazada —Volvió a hablar el hombre con alegría.
El bastardo rodó los ojos, provocando una leve risa en Numerius. Era raro que aquel hombre no se mostrara altivo con alguien, pero parecía que no con todos se comportaba de aquella manera.
Los dos hombres de mayor edad estrecharon sus manos, mientras el emperador lo felicitaba con una gran sonrisa, se veía muy feliz, con una mirada relajada que reflejaba sinceridad, seguro eran muy cercanos. Los ojos del asesino se posaron en su bastardo de un momento a otro de la nada, este miraba a otro punto sin darle mucho interés a la situación, parecía molesto a simple vista, y lo más posible era que fuera el principal sentimiento que lo estaba carcomiendo en esos instantes. Numerius frunció el ceño para verlo más fijamente, ¿por qué tendría tanto problema con algo tan simple como tener hijos? Los romanos si no les gustaba con simple verlos los pueden desechar en algún basurero con toda naturalidad, algún tratante de esclavos seguro se lo quedaría.

ESTÁS LEYENDO
Pasión Romana
Ficção Histórica"Una venganza sin cumplir. Un deseo inaguantable. Un amor repulsivo, de dos bandos desiguales." ¡Hola! Mi tercer historia para servirles. Espero que les llegue a gustar esta novela histórica. Aviso, soy una novata con el tema, pero voy a intentar qu...